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Un plato de comida para medir la ciudad

A través de dibujos, fotografías, videos, objetos e instalaciones, la artista Elina Juopperi (1975) estudia y documenta sus tránsitos por el mundo.
A través de dibujos, fotografías, videos, objetos e instalaciones, la artista Elina Juopperi (1975) estudia y documenta sus tránsitos por el mundo.
Foto: Marco Salgado / El Telégrafo
20 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

La artista Elina Juopperi (1975), quien es original del norte de Finlandia, vivió en París 17 años, hasta que en 2013 decidió volver a su país natal. En la capital francesa -recuerda con agrado- todo lo hacía a pie: ir al mercado, al museo, a la panadería o a los centros de servicios públicos. Caminar y, a veces, usar el transporte público eran sus medios exclusivos de desplazarse en la ciudad (y de reconocerla). Pero esa experiencia se terminó cuando hace tres años retornó a la capital de Finlandia, Helsinski.

Allí se encontró con una ciudad que poseía un desarrollo urbano acelerado, “construida a la manera de Estados Unidos”. Es decir, en la que requería un carro para desplazarse a cualquier lugar. Después de vivir en París se sintió frustrada con lo que ahora le ofrecía, o más bien le limitaba, el espacio público.  

Pero eso no fue lo único con lo que se topó. También halló una ciudad en la que solo determinados habitantes podían acceder con facilidad al centro de Helsinki, donde se concentran los principales servicios culturales y públicos.

“Solo tienes una buena conexión de transporte con el centro, pero si quieres ir a los suburbios, que es donde vive mi hermana, debes tener carro. Y yo no lo quiero. Y esto es ridículo, porque Finlandia es muy pequeño, bastante desarrollado y por eso tuvieron la opción de crecer de otra manera. Los finlandeses pretenden ser innovadores, pero repiten esquemas que no han funcionado. Somos 5 millones de personas y el crecimiento urbano es reciente, por lo que pudo haberse planificado de otra manera”.

Así que cuando Elina (quien a través de dibujos, fotografías, videos, objetos e instalaciones estudia y documenta el mundo) escuchó sobre la convocatoria de Mapear no es habitar, desarrolló el proyecto ‘La ciudad en un plato’, un recorrido  que inició por barrios suburbanos de Helsinki.

La idea era volver al pensamiento medieval en donde la medida del mundo y de la ciudad era el cuerpo humano. “Intento encontrar un límite en mi cuerpo: medir la energía que este me demanda para saber hasta dónde puede llegar. Ahí pienso en las calorías, en cuánto de lo que consumo va a permitir  transportarme. Luego hago una escala humana del espacio habitable”.

Elina no considera que se necesite una catástrofe, como que se acabe el petróleo, para dejar de usar autos, para que se paralice la ciudad. Su proyecto, que consiste en una performance investigativa en la cual se miden las capacidades humanas relativas al consumo de calorías, es un gesto para devolverle el cuerpo a las calles a través de la caminata.

La artista hizo 2 caminatas en Quito y otras 2 en Helsinki. Dibujó las distancias que caminó y luego tomó fotos cada vez que quemaba 25 calorías. “La distancia que uno puede recorrer tras consumir un almuerzo/cena es estudiada para establecer qué puede ofrecer la urbe al ciudadano con esta cantidad de comida: bibliotecas, parques, naturaleza, escuelas, museos, etc. La distancia de regreso también se toma en cuenta”, dice un comunicado de Arte Actual, que es donde se expone la obra de Elina. (I)

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