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Tres Historias del Mar cuestiona el rol maternal

Las actrices Carolina Pérez, Carla Yépez y Salomé Velasco la noche del preestreno en el cine Ochoymedio.
Las actrices Carolina Pérez, Carla Yépez y Salomé Velasco la noche del preestreno en el cine Ochoymedio.
Foto: Mario Egas / El Telégrafo
14 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Tres Historias del Mar es el encuentro de tres hermanas sobre quienes aparece la sombra de una madre ausente, en la que fue su casa junto a la playa. La obra fue escrita por la dramaturga peruana Mariana de Althaus, pero llega a las tablas del país bajo la dirección de la actriz y dramaturga Martha Ormaza.

El elenco está compuesto por Carolina Pérez (intérprete de Ananú, la hermana menor), Salomé Velasco Rivera (Vania) y Carla Yépez (Josefina, la mayor). La metáfora de la obra es una escultura a medio hacer que representa a estas mujeres y que fue realizada por Ananú, quien las citó en su casa después de investigarlas. El personaje más complejo es Vania, la directora de una galería de arte que sobresale por su humor sardónico y cuyo padre fue un músico lleno de vicios.

El preestreno fue la noche del pasado 12 de julio, en la sala mayor del cine Ochoymedio (Valladolid y Vizcaya), donde la obra se presentará, de jueves a domingo, hasta el 23 de julio. En una de las escenas, Vania toma la escultura de Ananú y la descalifica llamándola abstracta, en lugar de reafirmarla figurativa, como supone que pretendió su autora.

“El disparate favorito de los artistas pobres es decir que no venderán sus obras, pero tarde o temprano todos terminan vendiendo”, suelta Vania, cuya actuación marca el ritmo de la obra, aunque el libreto no lo disponga así. Se trata más de un efecto de esta versión, quizá determinada por la experiencia de la actriz, que se convierte en una impronta dada la fuerza de su personaje.

Josefina también es el nombre de la madre fallecida, que aparece en forma de ensoñación, interpelando cada tanto a sus hijas, por separado. Las actrices se alternan para la interpretación de esta mujer ausente, que aparece para redefinirlas y contrastar lo que aparentan ser. En esto también destaca el giro que devela Salomé Velasco para Vania, al mostrar el miedo de una niña en los sueños que se presentan ante una mujer que es sarcástica en el día a día.

El cáncer de Josefina, la madre, apenas hace que sus hijas la recuerden con gratitud y la ebriedad, conforme avanza la historia, las desentraña. Es un recurso que se une al diario de la ausente para ir configurando sus recuerdos, unos que las forjaron como mujeres y que asumieron en el sentido contrario de la enseñanza, porque los evadían.

A inicios de 2016, Jesús Cruz Flores escribió en diario Milenio, luego de leer el libreto escrito por De Althaus, que la “confrontación” entre las protagonistas da como resultado el “bosquejo de su psique”.

El mar, en la versión ecuatoriana de la obra, aparece en boca de las intérpretes, pero solo se presenta de forma sonora en el amanecer final. Pese a esto, es una metáfora de los recuerdos en que se sumerge el elenco, “el pasado ahogado en el profundo mar de la memoria”, según una reseña publicada en el sitio web de Ochoymedio, lo cual hace que el espectador que vaya a verla con esperanza de que el mar juegue un papel decisivo −como en Jinetes hacia el mar, de John Millington Synge,   o La dama del mar, de Henrik Ibsen− no encuentre lo que esperaba.

En el escenario, una ventana situada sobre el telón de fondo va a dar a la playa; una puerta oculta el auto de Vania y el de Josefina, desde un costado; una silla apenas alcanza para las tres en la sala; y en una pequeña mesa reposan el álbum de la familia, un diario, las botellas y copas que removerán cerca de una alfombra sobre la cual se tomarán fotografías. La Dirección de arte, escenografía y diseño de luces es obra de Paloma Pierini Ormaza.

Ananú aparece como una escultora descomplicada y joven, Vania  con la elegancia de una galerista, Josefina-hija con traje de oficina y la madre como un fantasma. El diseño de vestuario estuvo a cargo de Andrea Mora Salvador.

Tres Historias del Mar ha sido representada en varios escenarios de Iberoamérica, entre los cuales están el peruano (con dirección de Fernando Saucedo) y el argentino (que dirigió Carlos Ianni). Ormaza reforzó −durante tres meses de ensayos diarios− la ironía de la historia con el humor que atraviesan cuatro naturalezas humanas.

La farsa se torna hilarante y hay coqueteos con el realismo (la frustración del desempleo que aletarga a Josefina, el desencanto proclamado por Vania) y lo fantástico (el retorno de la madre a la infancia de sus hijas a través de sus sueños de adultas).

El domingo la función será a las 18:00, esta noche y mañana a las 20:00. La entrada cuesta $ 12. (I)

Datos

Martha Ormaza Bermeo es actriz de teatro, cine y televisión, dramaturga y directora de teatro. Pertenece al elenco del Teatro Corporación Cultural Patio de Comedias.

Salomé Velasco Rivera es actriz, directora y productora teatral. Fue cofundadora de La Sonámbula Teatro, Ilustres Teatro y Proyecto Pendiente. Formó parte del elenco  Las Presidentas y Un tranvía llamado deseo.

Carla Yépez Caicedo es actriz y fotógrafa. En 2013 fue protagonista en la película Flores Negras y el año pasado incursionó en teatro con El Ascensor (microteatro) y con la obra Las Presidentas, junto a este elenco.

Carolina Pérez Flor es actriz. Incursionó en el teatro con la obra Años 90’s, Nacimos para ser Estrellas y Tres Historias del Mar es su tercera obra. Protagoniza la serie web En4 del canal YouTube Piloto Automático. 

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