Talleres de actuación resaltan el gesto natural

En el rostro de David Valencia se dibujaban líneas de enojo mientras sus compañeros de actuación le decían al oído palabras ofensivas. Este ejercicio es una derivación del método de las acciones físicas del maestro ruso Konstantín Stanislavski, que consiste en provocar al actor durante la ejecución de su papel emociones parecidas a las que experimenta el personaje que está interpretando.

Christian Cabrera, director de Clou Teatro, dirigido para todo público, aplica este método para enseñar a sus alumnos cómo actuar. “He tomado conceptos de Stanislavski para movilizar sentimientos a través de la acción (en este caso textos dichos por los demás) con la intención de que el actor se cargue internamente de una sensación -positiva o negativa- para después expresar un diálogo”.

Cabrera, en noviembre de 2015, tuvo la idea de abrir la Escuela de Formación de Actores (EFA), la cual fue creada con el propósito de “que exista un espacio de formación constante, no solo desde lo teórico, sino, fundamentalmente, desde lo práctico ya que creemos que un actor se forma desde la investigación, la lectura, pero, principalmente, desde el hacer”, afirma Cabrera, cuyos alumnos ya se presentaron este año en el Museo Luis Noboa Naranjo.

Él agrega que, actualmente, existen espacios que brindan talleres de 2 o 3 meses, de tal manera que cuando se terminan el estudiante se va para su casa, sin tener continuidad.

Sobre el método que utiliza para capacitar a los noveles actores, Cabrera implementa en los ensayos técnicas para el entrenamiento corporal del maestro italiano Eugenio Barba y del polaco Jerzy Grotowski; y, en lo que se refiere a la improvisación se basan en el aporte del investigador Keith Johstone. Además se eligen obras que tienen una complejidad importante en cuanto al trabajo de la interpretación. “Escogemos clásicos del teatro universal como Macbeth, Hamlet u Otelo de W. Shakesperare; La Gaviota o El oso de Anton Chejov; Medea y Antígona, de Jean Anouilh; La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, entre otras”.

“Un actor -dice Cabrera-  se hace y se prepara todos los días pues el talento es efímero, es traicionero, la técnica se aprende, se incorpora y no se olvida, queda impregnada en el cuerpo. Queremos formar actores que asuman la construcción de un personaje de obras clásicas y que no solo interpreten a un árbol, piedra, césped o el gay chistoso que se acostumbra a mostrar en nuestro medio”.

Mariella Velasco, de 18 años, es una de sus alumnas y asegura que las técnicas aprendidas durante este año le permitieron vencer los nervios una vez que subió el telón.

Marlón Pantaleón, productor general de los talleres de actuación con la técnica Meisner (la cual busca imprimir la mayor naturalidad a la hora de interpretar un rol), recomienda a los estudiantes revisar la preparación y trayectoria de la persona que impartirá el taller.

Según su criterio, el profesor debe ser un facilitador para que el alumno aprenda a exteriorizar lo que siente, y para que piense dentro y fuera del escenario.

Los actores Lorena Toro y Lalo Santi, quienes tienen una maestría en Escritura Creativas e Interdisciplinar en Teatro y Artes Vivas, en la Universidad Nacional de Colombia,  también proponen un nuevo espacio en un  formato de taller-laboratorio de entrenamiento actoral.

Augusto Enrique, director del grupo Kurombos durante 20 años, que promueve obras infantiles, expresa que si alguien quiere dedicarse a la actuación de forma profesional, debe estar en constante preparación hasta lograr un dominio en escena a nivel oral, emocional y artístico. (I)