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El libro del periodista manuel salazar se publica hoy en el país que vivió la dictadura de pinochet

Schindler ayudó a los perseguidos en Chile (Video)

A diferencia de la historia del alemán, la del Schindler chileno es publicada en un libro que difunde la ayuda que brindó a sus compatriotas. Foto: Tomada de 24horas.cl
A diferencia de la historia del alemán, la del Schindler chileno es publicada en un libro que difunde la ayuda que brindó a sus compatriotas. Foto: Tomada de 24horas.cl
22 de agosto de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura / AFP

Decenas de chilenos perseguidos por la dictadura de Augusto Pinochet trabajaron camuflados en las farmacias de Jorge Schindler, un empresario comunista que, al igual que el alemán Oskar Schindler, expuso su vida para salvar la de otros.

El testimonio del osado empresario es narrado por primera vez en el libro La lista del Schindler chileno, del periodista Manuel Salazar, que se presentará hoy en un centro cultural de Santiago.

Tras el golpe de Pinochet el 11 de septiembre de 1973, Jorge Schindler, un militante del Partido Comunista (PC), decidió no escapar del país y quedarse para ayudar a sus compañeros perseguidos por los organismos de inteligencia de la dictadura.

Su historia y su apellido recuerdan inevitablemente al empresario alemán Oskar Schindler, quien salvó a más de mil judíos del Holocausto empleándolos en sus fábricas, e inspiró un libro y una premiada película dirigida por Steven Spielberg.

Como muchos, con la llegada de la dictadura -que se prolongó hasta 1990-, el Schindler chileno fue despedido de su trabajo en una oficina estatal.

Formó entonces una sociedad con el farmacéutico Ramiro Ríos para abrir una farmacia que luego se transformaría en una red clandestina para darle trabajo a miembros de partidos de izquierda que apoyaron al presidente socialista Salvador Allende, muerto durante el golpe.

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“Fue un asunto que nació por una necesidad de sobrevivencia. Con un farmacéutico decidimos montar una farmacia en la que diéramos trabajo a compañeros. Ayudamos a varios dirigentes comunistas que salvaron sus vidas”, dijo Jorge Schindler, hoy con 75 años.

Schindler abrió 4 farmacias en Santiago y otra en la localidad de Curacaví, donde trabajaron de forma camuflada cerca de 100 disidentes de izquierda entre 1973 y 1978.

Los opositores recibían instrucción para atender a los clientes y pasar desapercibidos de la temida Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía política que Pinochet formó durante su gobierno.

“Algunos no hacían nada, simplemente estaban ahí. Era una pantalla para darles legalidad ante el aparato represor”, explicó Alsino García, uno de los comunistas protegidos que aún hoy dirige una de las farmacias fundadas por Schindler.

En 1978, todavía en dictadura, las farmacias dejaron de ser refugio para izquierdistas. 2 de ellas aún siguen abiertas en Santiago.

Por sus locales pasaron personajes de todo tipo. Entre ellos los expolicías José Muñoz y Quintín Romero, quienes habían sido escoltas del presidente Salvador Allende y resistieron junto al mandatario el bombardeo al palacio de La Moneda el día del golpe.

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