ProjectMad, un documental sobre la lucha de una migrante española

Cuando era niña y todo empezó, María Luisa rehuía el espejo. Miraba a la otra, a su imagen, como a una extraña y se alejaba con dolor. Poco a poco fue aceptándola. Un día fijó sus ojos claros en los ojos claros de la otra. Levantó sus manos doloridas y la otra también lo hizo. Le sonrió. La otra le devolvió la sonrisa. Desde entonces, y eso ocurrió más de 40 años, tiene una nueva amiga. La nueva amiga de María Luisa se llama María Luisa.

Según la convención médica, sufre artrosis reumatoide, una enfermedad crónica y dolorosa que ataca las articulaciones. Comienza de manera lenta, con leves síntomas de rigidez y fatiga, pero con el tiempo bloquea el movimiento de las muñecas, rodillas, pies y tobillos. Los dedos de las manos se deforman. La mayoría de los casos, entre el 0,5% y 1% de la población mundial la padece, requiere tratamiento de por vida con medicinas, fisioterapia, ejercicio, educación, incluso cirugía. Viven encerrados en un cuerpo que se desfigura y, a veces, provocan una muerte prematura.

El director de cine colombiano Famor Botero hizo un documental sobre la vida de María Luisa. En la producción participa la periodista ecuatoriana Erika von Berliner, quien logró que la cinta se exhiba en 4 ciudades españolas -Madrid, Barcelona, Sevilla y Coruña- durante marzo, en conferencias de especialistas y en asociaciones de afectados. Pronto viajará a Argentina, luego a Colombia, Perú y, posiblemente, Ecuador, donde es reclamada por expertos médicos. El proyecto cinematográfico se llama ProjectMad. “Esta historia me llenó de sentimientos y de compromiso. Es el relato real de todas sus experiencias como niña, como mujer y más como migrante española a EE.UU. en busca de su sueño americano. Es emocionante, pero también esperanzadora, ya que esta mujer se casó con un reputado médico y es hoy una exitosa doctora pediatra”, explica Erika.

María Luisa Ferro Rodríguez, hoy María Miller, nació hace 56 años en Pontevedra, en la tierra celta de Galicia que baña el océano Atlántico. El puerto de salida hacia América para miles de españoles quebrados por el hambre y la sed que provocó la dictadura. A México. A Colombia. También a Ecuador. Ella se fue a Venezuela. Se perdió en el continente con 17 años y acabó en EE.UU. La exiliada forzosa vivió este destino como una liberación. Sus manos comenzaron a darle problemas. Sufría artrosis reumatoide, una enfermedad crónica que amenazaba con dejarla en silla de ruedas. Y ella lo expresaba, sin quejarse, mirando cómo partían los barcos agarrada a la pierna del abuelo. “¿Qué hay al otro lado del mar, abuelo?”, repetía la niña María Luisa.

Solo en su casa conocían el secreto de aquella mirada. Con los suyos, con su abuelo, tenía mil maneras de saltar aquel muro insalvable que la separaba del mundo. Para su familia, la niña no sufría artrosis reumatoide. María era María.

Le gustaban los animales, el mar, la salsa de tomate y los vestidos nuevos. Era capaz de tirarle a un cerdo del rabo, de pasar por debajo de los caballos, de acariciar el morro de una vaca. Pero lo que llamaba su atención era ver a los barcos zarpar hacia el horizonte. Agarrada a la mano de su abuelo, miraba hechizada, sin quitar ojo, el humo de las chimeneas. Y luego dormirse en el regazo. Luchaba todas las mañanas contra el dolor.

Al caer la tarde escuchaba los buques partir. Un día se enroló en uno y su vida cambió para siempre. Lo que queda hoy de aquella niña es su amiga del espejo, María Miller, la médica pediatra a la que la sonrisa y los sueños de la infancia le permitieron saltar el muro de la artrosis reumatoide. El director Botero cuenta su historia al completo. (I)