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El Telégrafo
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Paulina Briones metaforiza el cuerpo y la ciudad

Es docente de la UArtes; además, dirige la editorial Cadáver Exquisito y el centro cultural Casa Morada.
Es docente de la UArtes; además, dirige la editorial Cadáver Exquisito y el centro cultural Casa Morada.
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
27 de septiembre de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

En los últimos siete años María Paulina Briones ha gestionado la sobrevivencia de la Casa Morada, un sitio cultural para libros y talleres de escritura, al que no ha dejado caer y va por su cuarta mudanza (por cambios de ideas y necesidades de espacio). Al mismo tiempo, desde hace tres años, busca y edita autores para su editorial Cadáver Exquisito. Hace dos años es docente de nivelación en la Universidad de las Artes. En medio de todo, siempre lee y escribe, aunque esto último es un trabajo que queda postergado la mayor parte del tiempo.

En Tratado de los bordes o la cercenación del Estero, el poemario con el que ganó el primer lugar del premio de poesía Ismael Pérez Pazmiño, entregado por diario El Universo, la rutina se repite. Escribía en medio de varias tareas. Llevaba apuntes en manuscritos hasta que estos volvían a revisarse, y editaba sus propias ideas para mutarlas cuando fuera necesario y poder transcribirlas en digital. Briones ejerce el trabajo de autoedición y su poemario está cargado de elementos de Guayaquil y de historias paralelas adheridas al texto inconscientemente.

El poemario entregado bajo el seudónimo de Carmilla, “por su unidad temática y recursos estilísticos, denota imágenes lacerantes donde se metaforiza el cuerpo y se enlazan prosa y verso con cierres contundentes”. Así lo señaló en el veredicto el jurado, conformado por  Cecilia Ansaldo, Jorge Dávila Vásquez, Fernando Balseca, Maritza Cino Alvear y Siomara España.

Briones entrelaza en cuatro capítulos historias con las que convivió mientras escribía; para ello utiliza aquella superficie finita que constituye el cuerpo humano como un elemento de fuga para el dolor, como un cuerpo vivo que se cercena y apasiona. El agua –como fluido y geografía– se vuelve a través de la materia una forma de fuga para la memoria.

Cuando Briones trabajaba el texto había iniciado un taller de dramaturgia con Santiago Roldós; en aquel tiempo la Casa Morada estaba en el sur. Empezó su labor narrativa con una serie de cartas de su bisabuela, las cuales su abuela se las entregó cuando tenía 16 años y cuya lectura la había postergado.

En Tratado de los bordes o la cercenación del Estero, ese argumento familiar que se distancia del relato  heredado, se vuelve una historia sobre el cuerpo y el agua de la ciudad.

“Pensaba en cómo trabajar ese material de cartas. Y mientras resolvía esa historia estaba desarrollando el otro texto. La historia de mi bisabuela se fue haciendo en la poesía y no en el texto narrativo. No fue consciente, no lo premedité, pero al final me di cuenta de que era el sentido que tenía el texto”, señala María Paulina.

“¿A dónde va el residuo?, única medida vigente en la memoria, reducto indefinido”, escribió en la primera parte de su poemario. Dice que en el tema de la poesía hay muchas cosas inconscientes que juegan. “Cuando revisaba el texto, y a medida que iba avanzando, era otro el relato que pensé sobre las carnes nobles”.

Extraña, el primer cuento publicado de Briones –al que algunos consideran una novela corta– está cruzado por Guayaquil y mujeres que van por ahí usando “peculiares armas de defensa”, expresa la escritora Solange Rodríguez Pappe.

En este primer trabajo poético, la autora vuelve a la ciudad y, de otra forma, a las armas. “Acá el tema del cuerpo, o si el cuerpo se asemeja o acompaña al estero o las islas, son elementos que se repiten, aunque Extrañas es un texto narrativo. La poesía –dice Briones– no es un género, está en ciertos lugares, a veces menos concentrada y otras más”.

Briones, cuyo trabajo como escritora sobrevive con el ruido de lo cotidiano, considera a la poesía como “una grieta de lo posible para nombrar todo lo inefable”. “No hay otra forma de hacerlo como lo hace la poesía, y hay que ver si lo logra también. Hay varios intentos. La escritura siempre es un descubrimiento, pero así como es una revelación también hay un ocultamiento. Es como ir a ciegas, el espacio que quieres habitar”. (I)

Datos

En 2013, María Paulina Briones publicó el cuento Extrañas, al que varios críticos consideran una novela corta. En 2014 publicó el libro de cuentos El árbol negro, con la editorial Línea Primitiva.

Después de 20 años sin hacer una convocatoria, diario El Universo reabrió el Concurso Nacional de Poesía Ismael Pérez Pazmiño.

El segundo premio del concurso lo ganó Gabriela Ruiz, de Quito, con el poema ‘Inventario-escritura de viajes’. El tercero fue para Patricio Carpio, también de Quito, con ‘La terrena y sideral estancia’.

Las menciones se otorgaron a los autores Diego Zaldumbide por el poemario La música que queda; Cristian Avecillas por Autopsia para Eva, y Walter Jimbo con Silencios de la isla. (I)

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