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Nuevas voces homenajean a Pipo Martínez Queirolo

Los autores Álex Grijelmo, Gabriela Wiener y Luisa Valenzuela estuvieron en primera fila en la inauguración.
Los autores Álex Grijelmo, Gabriela Wiener y Luisa Valenzuela estuvieron en primera fila en la inauguración.
Foto: Karly Torres / El Telégrafo
07 de septiembre de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Unos susurros se escuchan como eco. Son las voces de los actores que releen la obra del dramaturgo guayaquileño Pipo Martínez Queirolo. La música que suena como soundtrack parece salida de las cavernas. Viene del Pabellón Infantil, dedicado a la historia de la escritura que tiene como destino de registro al libro. El olor a papel inunda todo. Los primeros visitantes del Centro de Convenciones se detienen ante el mural de Segundo Espinel –tal vez ante la nostalgia del antiguo aeropuerto de Guayaquil–, donde desde ayer se realiza la tercera edición de la Feria Internacional del Libro.

Entre los pasillos, la gente y los recién llegados durante el silencio de las primeras horas de la feria son, sobre todo, estudiantes con faldas  cuadriculadas, pantalones azules y zapatos de caucho. Otros, señores en corbatín. Todos se cruzan con diversos títulos literarios, hasta que encuentran uno que motiva el impulso de agarrar el libro con las manos y echarle un ojo. Pero esto no se inaugura sin la llegada del alcalde de la ciudad, Jaime Nebot. 

Una escolta de alumnos vestidos de blanco con zapatos bien lustrados en negro brillante le hacen guardia al Alcalde. Empieza el show: la primera hora de la Feria del Libro es un musical. Suena Latinoamérica, un popurrí compuesto por Luis Padilla que invoca –en primer lugar– la importancia de los libros para el pensamiento. Luego, a propósito de los 20 años de la primera publicación de Harry Potter, la saga de J.K. Rowling, un grupo de bailarines interpreta una escena que abre paso a otros danzantes, pero esta vez de mambo, lambada, cumbia, flamenco, mariachi y hasta tango.

Luisa Valenzuela, Gabriela Wiener y Álex Grijelmo, parte de los 13 escritores internacionales que llegan este año al encuentro literario, aplauden con entusiasmo y se divierten en la primera fila.

El espectáculo cierra solo después de que se baila esa canción que repite el coro del lema que intenta posicionar la Empresa Pública de Turismo del Municipio: ‘Guayaquil es mi destino’. A la hora de los discursos, Gloria Gallardo intenta contar, brevemente, que cuando asumió la dirección de la Empresa de Turismo conversó con la académica Cecilia Ansaldo, actual directora del comité de contenidos de la FIL, sobre lo que necesitaba la ciudad. “Gloria,  a la feria del libro hay que tenerle mucho cuidado, no la hagas enseguida”, le dijo Ansaldo y Gallardo lo repite para justificar que durante dos años, el Municipio de Guayaquil no apoyara ninguna iniciativa de este tipo.

Finalmente, ahora la feria se trabaja con un aporte público y privado, y, también, ha logrado un crecimiento sostenido: en esta edición, como dijo el director de Expoplaza, una de las empresas que participa en la organización, el espacio se duplicó en relación con la primera edición y ahora hay más escritores internacionales y locales. También el show de apertura fue más largo.

El alcalde Jaime Nebot se enfrentó con la dura misión de dar su discurso al último “y decir algo distinto cuando ya lo han dicho todo”, acotó. Su discurso sucede tras la rápida premiación fotográfica al escritor guayaquileño Marcelo Báez Meza como ganador del concurso de novela corta Miguel Donoso Pareja.

“Hay una definición de cultura, de las tantas que hay, que me gusta y es aquella que dice que la cultura es lo que uno recuerda después de haberse olvidado de todo (...) Sin lectura no hay cultura, sin cultura no hay formación y no hay libertad, sin libertad y sin formación no hay instituciones, y sin instituciones no hay país. Ese es el desafío de los ecuatorianos: recuperar las instituciones del país”, dijo el Alcalde en su breve intervención.

Con el cierre de los discursos vino el recorrido protocolario del Alcalde por la feria: fotos, escoltas, saludos, sin la posibilidad de revisar los libros y con un par de pedidos de diálogo pendiente. “Déjeme un papelito para hacerle cita”, le dijo a una señora.

Homenaje a Pipo

Un grupo de actores lee a Pipo Martínez Queirolo vestidos de negro, sobre un estrado con un público que varía de acuerdo con las horas. “Nosotros queremos rescatar siempre la figura de Pipo como uno de los más importantes ecuatorianos. Él dedicó su vida a su gente y al Ecuador”, dijo Marina Salvarezza.

Esto es para saldar una deuda con el dramaturgo, dice el actor Fabio Doja, sobre las nueve obras que leerán durante los 5 días del encuentro literario. (I)

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