Ecuador, 18 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Entrevista / CONCHA BUIKA / cantante española, residente en Estados Unidos

“Ninguna pena llueve desde el cielo, todas son inventadas por nosotros”

“Ninguna pena llueve desde el cielo, todas son inventadas por nosotros”
Ilustración: Carlos Proaño / El Telégrafo
28 de abril de 2017 - 00:00 - Jéssica Zambrano Alvarado

Concha Buika se creía inútil hasta que se subió a un escenario en los años 90 y descubrió el poder de su voz frente a la gente. Desde entonces, no ha parado. La música la absorbe y es su bandera. Sus padres llegaron a Mallorca, España, a finales de los 70. Huían de Guinea Ecuatorial y del conflicto que dejó la colonia y la represión del nuevo poder. Buika, una afro de cabello enredado y ojos penetrantes, creció en un país más democrático que el de su origen. Se acostumbró a vivir como quiso. No se piensa como inmigrante y cree que carga en su voz y en su cuerpo el calor de todo el continente africano. Con esa fuerza es capaz de cantar flamenco, pasillo, jazz o swing. Por tercera vez llegará al país para presentar en el Teatro Sucre de Quito las canciones de su nuevo EP, lleno de piezas  “muy crudas, muy del alma”, dice Buika con voz grave, desde Miami, a través de una entrevista telefónica.

Después de vivir en Barcelona se asentó en Miami, Estados Unidos, donde terminó su última producción musical. En ese país hay un discurso contra los migrantes que se comparte con el de otros países. ¿Cómo se enfrenta a este ambiente pensando en el viaje que iniciaron sus padres?

Estoy un poquito triste, como todos, por la situación. El mundo siempre tiembla y las personas tienen la capacidad para moverse, el desplazamiento es algo natural. Que las fronteras no lo sean es desolador, más aún sabiendo que nuestra sobrevivencia depende, en gran medida, de que nos juntemos, de que nos hermanemos.

En su música hay canciones muy latinoamericanas, como la interpretación del pasillo ‘Sombras’, de Rosario Sansores, con Luz Casal. Algunas veces, en la tradición local, es difícil aventurarse a usar estos temas para trasladarlos a sonoridades distintas. ¿Cuál es su estrategia?

Nos impusieron las barreras, las divisiones. Nos dijeron “vosotros son diferentes a ellos”, pero ninguna pena llueve desde el cielo, todas son inventadas por nosotros; y en el país que estemos representamos a un mismo ser humano inquieto, extraño, con las mismas penurias, las mismas dificultades. Al final somos lo mismo. Si escucho tu historia encontraré cosas parecidas en la mía. Si tú pierdes la voz yo cantaré por ti, porque seguro he sentido lo mismo. No importa si tú eres de un país y yo de otro, una pena de amor es la misma en cualquier lugar del mundo.

Estas barreras tienen mucho que ver con la manera de afrontar nuestra sexualidad y nuestro cuerpo, ¿cómo comprende su sexualidad y cómo su cuerpo ha influido en su música?

Si tú tienes claro quién eres, todo lo demás es un papel que representas. Yo siempre me he sentido muy a gusto con quien soy y siempre he querido representarme a mí misma, gracias a Dios, o por las razones que sean. No me he visto obligada a ocultarme u ocultar mi manera de ser. Nunca me ha preocupado si me irán a juzgar o no; yo crecí en un país democrático, lo que importaba era si tenías bien el corazón y la cabeza. Hace unos días un hombre me hablaba de un montón de cosas sobre los reptilianos, las estaciones, una serie de cosas en las que creía, pero luego pensé que si el resultado de todo lo que él cree es que viva en paz con sus vecinos, con su familia y está contento, pues está muy bien esa teoría de vida. No importa cuáles sean tus credos si al final todo en lo que crees hace de ti una persona buena; entonces es un buen credo.

Actualmente hay líderes políticos en todo el mundo que manejan un credo en contra de los otros, ¿estos discursos pueden cambiar el pensamiento de los ciudadanos?

Debes tener en cuenta que a los ciudadanos no hay que engañarlos. Nosotros somos los que sostenemos las sociedades. Nada de esto existiría si nosotros no estuviéramos aquí. A veces las personas más inteligentes son las que terminan jodiendo el mundo. Son ellos los que toman las decisiones y nosotros, los que se supone que no somos tan inteligentes, somos los que al final del día trabajamos, pagamos impuestos y con nuestro esfuerzo terminamos solucionando los problemas del día.

Usted ha transitado por distintos países, escuchando diversos ritmos, ¿cómo altera aquello su producción musical?

El mundo de la música ha cambiado mucho tras lo que llamo “la industrialización de nuestros sentimientos”. Al final, lo que escribimos en nuestras canciones es eso y cuando pasan por la máquina de la industria todo se vuelve extraño. Esto ha cambiado mucho. Las cosas son muy distintas, pero nadie en realidad sabe bien cómo son. Son tiempos raros para la música, tal vez para el negocio de la música. Pero una de las cosas más maravillosas que  tenemos es esa capacidad de sobrevivir al desastre y espero que todo esté cambiando para mejor.

¿En qué sentido es raro lo que pasa con la música?

De un artista tú no escuchas todo lo que hace, sino solo lo que se publica y lo que se publica es solo lo que se permite que se publique. Es un negocio extraño porque hablas de un ente que es invisible. En una fábrica de zapatos yo te puedo decir qué cuesta hasta el último componente que utilizo para los zapatos, pero en una canción, ¿qué vale un compás? ¿Qué cuesta una nota? Es todo muy complejo porque la música es mayor. Lo más hermoso del mundo no está siempre en lo que se escucha.

Luego de su trabajo habitual, ¿qué es lo que lee, escucha o mira...?

Antes me comía todos los museos y los libros que podía, pero desde que mi vida es girar, componer, escribir, girar, componer y escribir, no hago nada más. Llegó un momento en el que sentí que necesitaba que me vean, que me miren, que escuchen mis canciones. Durante un tiempo decidí estar lejos de todo, necesitaba sacar todo de mí; me estaba consumiendo tanta información que hubo cosas que no podían salir. Entonces publiqué mis libros, mis fotografías, mis canciones, mi música. Empecé a estudiar otro tipo de conocimientos. A veces no hablamos porque no nos dejamos hablar. Cedemos la palabra al que creemos que tiene razón. Yo me siento pequeña, pero tengo una voz también, además de que poseo el motor de todo, que es el amor. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media