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Navia recrea los cuerpos de Pablo Palacio

El actor español, quien reside en Ecuador desde hace 2 años, trabajó esta propuesta para microteatro desde febrero de este año. Su trabajo es fiel al texto original.
El actor español, quien reside en Ecuador desde hace 2 años, trabajó esta propuesta para microteatro desde febrero de este año. Su trabajo es fiel al texto original.
Foto: William Orellana / El Telégrafo
20 de junio de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

El actor español Aaron Navia trabaja desde un cuerpo indefinido. En un espacio pequeño que genera la sensación de encierro, repite, al pie de la letra, las palabras que el lojano Pablo Palacio escribió en Un hombre muerto a puntapiés, el cuento que publicó por primera vez en 1927. La crítica reconoce a esta obra como una de las primeras manifestaciones sobre el cuerpo homosexual en la literatura local.

Navia con una manta blanca y un pantalón japonés al que los nativos llaman hakama interpreta al obrero, al narrador, al comisario y, al mismo tiempo, a Ramírez, el individuo que la policía encontró en las calles Escobedo y García, en estado de postración luego de varios sucesos que el narrador infiere.

“Empecé a imaginarme la desnudez, el cuerpo como un lienzo blanco en escena”, dice Navia. En su interpretación del cuento de Palacio se divide entre un cuerpo masculino y uno femenino. Plantea una serie de acciones performáticas en las que pasa de uno a otro personaje.

La manta blanca y ajustada que lleva sobre la cabeza, además de darle neutralidad para ser todos los personajes del cuento, alude también a aquella parte en la que el narrador reconstruye la imagen del agredido: “Tomé de nuevo la pluma y completé el busto, un magnífico busto que de ser de yeso figuraría sin desentono en alguna Academia”.

Para Navia “al final, lo que hace Pablo Palacio es pensar que los bustos no son solo para los grandes generales de la historia, sino también para quienes están de forma más pequeña en la sociedad”, dice, pensando en otros personajes de la narrativa del lojano. 

Este actor español lleva dos años en el país y el montaje de una de las obras claves de la literatura ecuatoriana responde a varias casualidades. La primera es que este año Pablo Palacio cumple 70 años de muerto. La segunda es que, hace dos años, cuando llegó al país uno de los primeros textos que le recomendaron fue este, y él, que prefiere que los libros lo encuentren, se topó con una versión en las fiestas navideñas pasadas.

Los acontecimientos anteriores hacen clic cuando entre las grabaciones de un programa de televisión local, Navia se encuentra con la historia del escritor y guionista Xavier Hidalgo. En tres días Hidalgo cumplirá 3 años de muerto sin que se aclare su asesinato, tras  haber sido encontrado en la carretera desnudo, con hematomas y las piernas rotas.

“Lo que más me conmovió al leer el texto es que el autor no adopta ningún bando. Te cuenta la barbaridad de un hombre que mira a un niño de 14 años. Al final Octavio Ramírez es una víctima de sus circunstancias. Si él hubiera nacido en otro momento u lugar, nunca hubiera llegado a ese punto. Tal vez. Es increíble cómo construye Palacio sin ningún tipo de carga moral”.

Navia presentará esta obra hasta fin de mes en una de las salas de Microteatro, en el Malecón del Salado. Su propuesta es parte de la inauguración de esta zona teatral para la ciudad. La iluminación tenue fue trabajada por Amaranta Pico y el espacio sonoro es una propuesta de Norberto Bayo. (I)

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