La realidad está sobrevalorada. Sobre todo en Ecuador, país en el que, según Wikipedia, su literatura se caracteriza por ser “esencialmente costumbrista y, en general, ligada a los sucesos exclusivamente nacionales, con narraciones que permiten vislumbrar cómo es y se desenvuelve la vida del ciudadano común y corriente”.

La escritora -ecuatoriana- Solange Rodríguez Pappe desafía este concepto como especialista en el género de lo fantástico y lo extraño.

Con un taller de lectura que recorre la literatura fantástica y la ciencia ficción en Ecuador se ha propuesto divertir y explorar posibilidades alternas en el momento de abordar el conocimiento.

Lo fundamental de esta propuesta es empezar a diversificar la lectura. “Hay múltiples formas de ver la realidad y leer los libros.Pero la gente repite las formas de leer y se piensa que esa es la única forma para hacerlo”, dice Rodríguez.

En ese sentido se alinean las palabras del escritor mexicano Alberto Chimal cuando dice que en un mundo que está tan apegado a la realidad, la literatura fantástica es un acto de rebeldía.

Para el escritor Jorge Luis Borges, toda la literatura era esencialmente fantástica. “La idea de la literatura realista es falsa, ya que el lector sabe que lo que le están contando es una ficción.

Y, además, la literatura empieza por lo fantástico, o, como dijo Paul Valery, el género más antiguo de la literatura es la cosmogonía. (...)La literatura realista es un género reciente y quizá desaparezca”, decía Borges.

De la imaginación se desprenden varios subgéneros: lo fantástico, lo extraño y maravilloso, el monstruo y el doble, la ciencia ficción y las máquinas maravillosas para concluir con el apocalipsis.

En la línea de esta literatura que desencasilla las nociones erróneas de Wikipedia hay muestras de escritores locales, como Juan Montalvo, cuando por influencia de la literatura de vampiros, que estaba en auge en Francia, escribe el relato ‘Gaspar blondin’ en 1858.

También está la literatura de los ecuatorianos Abdón Ubidia, Pablo Palacio, Gabriela Alemán y Santiago Páez. Tal vez, una de las sorpresas de esta propuesta sea el apocalipsis, género en el que se especializa la tallerista.

Según Rodríguez, a América la noción del apocalipsis habría llegado con la conquista española. Pero antes, los indígenas de los Andes tenían una visión de lo que llamaban ‘Pachakutik’ que es la idea del inicio y del final, una definición del género que se asienta en la literatura de la década del 60, con la publicación de Apocalipsis en Solentiname del argentino Julio Cortázar.

En el país, el comunicador Iván Rodrigo Mendizábal es otra de las personas que explora este subgénero. Además, está la literatura de Santiago Páez.

Además de transitar por los autores en los que predomina lo fantástico y sus divisiones, el taller, dictado por Solange Rodríguez en la Librería Casa Morada de Guayaquil, tendrá ejercicios de creación e imaginación.