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El Telégrafo
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En el quichua ecuatoriano contemporáneo se suele utilizar la frase ‘allpa chukchuy’ para referirse a un sismo

Las culturas andinas desarrollaron su propia forma de hablar sobre el terremoto

En Imbabura se suele usar la frase ‘allpa mama chukchuy’ para decir que ‘tembló la madre tierra’.
En Imbabura se suele usar la frase ‘allpa mama chukchuy’ para decir que ‘tembló la madre tierra’.
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17 de mayo de 2016 - 00:00 - Simeon Floyd. Investigador de Lenguas Indígenas

De alguna manera, los países andinos deben su existencia al choque lento de las grandes placas tectónicas que ha ayudado a formar la costa del Pacífico y las cordilleras andinas del occidente de Sudamérica. Desde que poblaron la región, los pueblos andinos han sobrevivido a miles de terremotos, causados por estas mismas fuerzas geológicas. A través de esa historia, las culturas andinas han desarrollado sus propias maneras de hablar sobre fenómenos naturales y que valen la pena revisar tras el terremoto ocurrido el pasado 16 de abril.

Se puede evidenciar una larga relación cultural con los temblores en las culturas preincas de Ecuador, representadas por idiomas como el cha’palaa, del pueblo Chachi de la provincia de Esmeraldas. En este idioma, ‘terremoto’ se expresa con una palabra corta, ‘kala’, a diferencia de lo que ocurre con el castellano, en que la palabra ‘terremoto’ es una combinación de otras dos de origen latín: ‘tierra’ y ‘mover’.

De forma similar, en inglés ‘earthquake’ se forma con las palabras de origen germánicas ‘tierra’ y ‘temblar.’ En cambio, en cha’palaa, la palabra ‘kala’ tiene una sola raíz y no está compuesta ni de ‘tierra’ (tu) ni de ‘temblar’ (buji o pi’shi). El hecho de que esta lengua haya desarrollado un término específico para ‘terremoto’, tan antiguo que no podemos definir su origen, es testimonio de una larga relación con eventos sísmicos desde tiempos preincas.

Durante ese período llegaron varios elementos culturales de los Andes del sur al territorio que algún día sería Ecuador, como el idioma quechua, del cual nacieron las diferentes formas de quichua hablados hoy en el país. Para los incas, los terremotos estaban relacionados con una deidad llamada Pachacámac, que llegó a ser uno de los dioses más importantes en su religión (hoy en día es posible visitar su templo en las afueras de Lima).

Su nombre se compone de 2 partes: ‘pacha’, un término con varias traducciones que incluyen ‘mundo’, ‘universo’ y ‘tiempo’; y ‘camac,‘ que viene del verbo ‘cuidar’. Pero si Pachacámac significa literalmente ‘Cuidador de la Tierra’, se observa que en los primeros documentos escritos en quechua, en el siglo XVI, el mismo ser es conocido con un segundo título: ‘Pacha Kuyuchiq’, nombre que se traduce como ‘El que hace mover la Tierra’. Esta fuente explicaba que los terremotos se producían cuando Pachacámac, o Pacha Kuyuchiq, despertaba de su reposo y movía la cara, un poco, de un lado a otro. Contaban, también, que si él llegaba a mover su cuerpo entero hubiera provocado el fin del mundo.

En el quichua ecuatoriano contemporáneo no se escucha con frecuencia la frase ‘pacha kuyuy’ (para decir terremoto), que aparece en los documentos antiguos peruanos, sino ‘allpa chukchuy’. Mientras ‘pacha’ significa ‘tierra’ en términos del globo terrestre, ‘allpa’ se refiere a ‘tierra’ en el sentido del suelo bajo nuestros pies. Y mientras ‘kuyuy’ significa ‘mover’, ‘chukchuy’ es más cercana al término ‘temblar’. Incluso al pronunciar la palabra ‘chukchuy’ se forma una suerte de onomatope relacionada al temblor: ‘chukchuy chukchuy chukchuy’.

Cuando hablaba recientemente sobre terremotos con amigos de la provincia de Imbabura, observé que usaron la expresión ‘allpa mama chukchuy’, adicionando la palabra ‘mama’, para expresar que ‘tembló la madre tierra’.

Esta frase tiene un simbolismo que no se siente cuando se usa, a secas, la palabra ‘terremoto’, pues al decir ‘allpa mama chukchuy’ se genera un sentimiento de ser ‘guaguas pequeños y frágiles relativos a nuestra madre’.

Los terremotos han tenido un papel significante en la historia andina, con conexiones a la lengua, la religión y los simbolismos culturales. Ahora que hemos vivido un nuevo evento sísmico de grandes magnitudes, este nos recuerda que los pueblos andinos lo han sobrevivido, en parte usando sus recursos culturales milenarios para entender lo sucedido. Como en la historia del dios Pachacámac, las grandes fuerzas de la tierra tienen un doble aspecto: nos cuida y, a la vez, nos hace temblar. (O)

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