Publicidad

Ecuador, 28 de Marzo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

‘La poesía es lengua calcinada’

‘La poesía es lengua calcinada’
16 de enero de 2014 - 00:00

El poeta contemporáneo más importante de Argentina, Juan Gelman, falleció la tarde del martes a causa de un síndrome mielodisplásico.

Tenía 83 años, la mayoría de ellos dedicados a las letras. Pese a haber empezado la carrera de Química, en varias ocasiones dijo que le interesaba “mucho más la poesía que la descomposición del átomo”.

Así, mientras llevaba adelante su poesía, se dedicaba también al periodismo, al que Gelman entendía como “un género literario que se escribe bien o se escribe mal”, según relata Silvina Friera en la edición de ayer de Página/12, diario fundado en Argentina desde el regreso a la democracia (1983), y donde el poeta colaboró desde el primer número y en el que cubrió el juicio del criminal de guerra nazi Klaus Barbie.

Gelman era un militante, y sus primera incursión en la prensa fue en el semanario Orientación, del Partido Comunista de Argentina (del que ya era miembro en ese entonces), en la década de 1950. Signado por la izquierda, fundó en 1955 el grupo de poetas El pan duro, con José Luis Mangieri, Héctor Negro y Juana Bignozzi.

Para 1956 publicó su primer libro, el poemario Violín y otras cuestiones, que abre con el poema Epitafio,utilizado por Página/12 en su portada del miércoles, dedicada a Gelman por su muerte.

La década de los 60 se pone dura en Argentina. En 1962 publica su libro Gotán, título que quiere decir ‘Tango’ en vesre, una modalidad del lunfardo, el habla popular del Río de la Plata. En Gotán,Gelman se propone introducir el humor y el absurdo como componentes cotidianos del hombre y la mujer del pueblo.

La etapa en que se publicó el libro marca también un distanciamiento entre Gelman y El pan duro. Pese a ser encarcelado en 1963 por pertenecer al Partido Comunista, ya tenía marcadas diferencias con la forma en que este era dirigido, y sus simpatías estaban más bien con el movimiento peronista.

Luego de salir libre, publicó Cólera Buey (1965), libro en el que Gelman consolida un estilo literario en el que lleva siempre el lenguaje al límite.

Fue también por esa época cuando la militancia de Gelman toma otro rumbo. En 1967 se integró al movimiento guerrillero Montoneros, de orientación peronista. Eran los tiempos de la ‘Revolución Argentina’, como se llamaba a sí misma la dictadura militar de ese entonces.

Entre 1969 y 1973, Gelman había publicado Los poemas de Sidney West, Fábulas y Relaciones. El año que salió este último caía la dictadura, e ‘Isabelita’ (María Estela Martínez de Perón) llegó al poder y declaró ilegal a Montoneros, movimiento armado que años antes se había fusionado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), a las que se adscribía el poeta.

Entonces a Gelman se le encomendó salir de viaje en 1975 a denunciar en el extranjero las violaciones a los Derechos Humanos que se cometían en el gobierno de ‘Isabelita’. Gelman seguía fuera de Argentina cuando la junta militar encabezada por Jorge Videla llegó al poder en 1976.

Desde entonces, no pudo volver en 13 años a su país, donde tenía procesos judiciales relacionados con su pertenencia a Montoneros. En algunos de esos, Gelman era acusado de homicidio.

Durante esos 13 años vivió en Francia, Italia, y finalmente en México. Pero además de no poder volver a su país, Gelman tuvo una sequía de 7 años sin publicar, hasta que lanzó el poemario Hechos y relaciones en 1980.

Eran épocas más difíciles aún. Pocos años antes, sus dos hijos (Nora Eva y Marcelo) y su nuera embarazada habían sido víctimas de la dictadura, y pasaron a formar parte de los 30.000 desaparecidos que hasta hoy llora Argentina.

En una de sus columnas en el periódico francés Le Monde, publicada en 1979, Gelman hizo público que se separaba de Montoneros porque no estaba de acuerdo con la verticalidad militar que regía al interior, pero más grave aún: porque repudiaba las negociaciones que se habían entablado con Emilio Massera, miembro de la junta militar. Eso le valió ser acusado de traidor y ser condenado a muerte por los Montoneros.

Pese a que en 1983 acabó la dictadura militar, Gelman no pudo volver a su país hasta 1988. Sin embargo, su destino ya estaba decidido, y tras volver brevemente, prefirió quedarse a vivir en México hasta el final.

Mientras publicaba otros títulos como Hacia el Sur (1982), Com/posiciones (1986), Carta a mi madre (1989) o Salarios del impío (1993), Gelman reclamaba ante la justicia argentina por los cuerpos de sus hijos.

Los restos de Marcelo fueron encontrados en 1990, y 10 años después lograron identificar a su nieta, Andrea, quien vivía con una familia en Uruguay, gracias a la apertura del presidente Jorge Battle.

Una vez verificada la identidad, Andrea adoptó sus apellidos verdaderos. Hoy se llama María Macarena Gelman García.

Juan Gelman empezó a recibir importantes reconocimientos a su carrera a partir de la última década de su vida.

Además del Reina Sofía y el Juan Rulfo (a la poesía Latinoamericana y Caribeña), obtuvo en 2007 el Premio Cervantes, el más importante que se entrega en la literatura en español.

Alguna vez dijo que “la poesía es lengua calcinada y por eso puede hablar de todo: de política, la última hoja caída del otoño, el niño al que le pegó la madre, una piedra en la calle, y hasta puede hablar de amor, cosa que no es tan simple”.

SU ÚLTIMO POEMA

El poema Verdad es fue entregado al cantautor español Joaquín Sabina por el propio Gelman, según publicó el diario El País, de España. Aquí una reproducción:

Cada día /me acerco más a mi esqueleto. /Se está asomando con razón. /Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada, /él siempre preguntándome, sin ver/ cómo era la dicha o la desdicha, / sin quejarse, sin/ distancias efímeras de mí./ Ahora que otea casi/ el aire alrededor,/ qué pensará la clavícula rota,/ joya espléndida, rodillas/ que arrastré sobre piedras/ entre perdones falsos, etcétera. /Esqueleto saqueado, pronto/ no estorbará tu vista ninguna veleidad. Aguantarás el universo desnudo.

EL POETA PASÓ POR EL PAÍS EL AÑO PASADO

El quinto Festival Internacional de Poesía Paralelo Cero invitó al poeta argentino Juan Gelman. Él estuvo de paso por el país desde el 9 de junio pasado. En esa fecha obtuvo múltiples condecoraciones, entre ellas, la que le otorgó el Municipio de Quito.

Por ese mismo tiempo, en una conversación que mantuvo con este DIARIO, expuso algunas posturas sobre la escritura de su prosa y verso, así como los motivos de su activismo en favor de la paz.

“Es una señora difícil de agarrar, casi siempre se escapa”, dijo Gelman sobre la poesía.

Él, dijo en aquel encuentro, que respalda la visión de belleza y poesía de sor Juana Inés de la Cruz: “son una espiral que en cada giro se agranda”. Así dio a entender las posibilidades y dificultades presentes en la escritura porque hay aspectos indescifrables que requieren diferentes puntos de vista para ser decodificados.

Compartió una anécdota: “una vez estuve en Buenos Aires con Mario Benedetti, cada uno leyó un poema de amor. Al final, una jovencita me dijo: ¿Usted escribió ese poema? Sí, respondí, es mío. Ella replicó: ¡Hijodeputa! Señorita, está bien que el poema no la satisfaga pero yo soy una persona decente, seguí. “No, señor, es que mi novio, afirmando que era de su autoría, me conquistó con el mismo poema; no hay que conquistar con poemas ajenos”, me dijo, y se marchó.

Gelman explicó también que el vínculo entre poesía e ideología política es poco claro, y agregó que “en cuanto al compromiso social de la poesía hay que entender que ella obedece a otras leyes, nadie sabe si Shakespeare fue derechista o comunista, esa es su obra; incluso Celine, que denunció a la pobreza en el Viaje al fin de la noche, también es autor de muchos textos racistas y antisemitas”.

Los organizadores de Paralelo Cero presentaron el libro Furia de pájaros, una antología de la obra del escritor argentino, en el Teatro Prometeo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el pasado 11 de junio.

Contenido externo patrocinado