"La memoria reconstruye hechos que nunca ocurrieron"

El festival Teatromuestras, organizado por el Museo Municipal de Guayaquil, empezó ayer con el montaje de Soliloquio épico coral, del colectivo Arawa. La obra, que coquetea con el concepto -y la representación- de ucronía, habla sobre la imposibilidad de poner en escena un texto dramatúrgico.

Hace dos meses, uno de los integrantes de Arawa, Marcelo Leyton, sufrió una crisis de salud que lo tuvo cerca de la muerte. Para celebrar su recuperación, el grupo vuelve a montar esta obra que, cuando por fin pudieron estrenarla (luego de años de intentarlo) en 2010, les permitió decir: “Ya somos un grupo de teatro”.

En Guayaquil, Soliloquio épico coral es una de las pocas obras llevadas a escena a partir de un texto propio. Entre comentarios políticos matizados con gestos muy lúdicos, este montaje juega con las concepciones que tenemos sobre la memoria. Conversamos con su autor, el actor y dramaturgo Aníbal Páez.

¿Cómo surgió Soliloquio?

Desde 2005, en Arawa realizábamos obras para calle y hacíamos [los festivales] Entepola y Entupe, pero evitábamos meternos en la crisis que trae el miedo de crear.

Marcelo [Leyton] propuso un día un texto de Sergio Román Armendáriz, Función para butacas, un ejercicio escénico para sus estudiantes, de los sesenta. Y nos sentimos incapaces de escenificar lo que proponía desde el texto este autor. Eso nos generó otra crisis, por la desconfianza en nosotros mismos.

¿Y cómo terminó todo?

Pedí una semana de separación del grupo y me lancé a escribir el guion sobre cómo no podíamos montar una obra de teatro, boicoteada por nosotros mismos en cada intento. Era nuestra historia de creación. Y a nosotros nos dio la sensación de que ya éramos un grupo de teatro, de gente que se junta para crear una poética, que tiene cosas que decir. Ahí nació Soliloquio, junto con la renovación de la Casa Arawa, que la hicimos nosotros a punta de combo y martillo.

Tenían un conflicto interno sobre el carácter político de la obra. ¿Cómo lo resolvieron?

Desde esa idea de estética que uno tiene, uno se pregunta cómo hacer algo político sin que sea un panfleto. En Román había unos textos propios de los sesenta que nos causaban cierto rechazo, pero también nos llamaban. Soliloquio es una obra política, pero hay un juego que le quita la solemnidad. Y esa es nuestra búsqueda. Un colombiano decía, al asumir el marxismo-leninismo: “Nuestra revolución es con salsa y cumbia”. Y nuestra revolución no es seria, por lo tanto, nuestra izquierda (porque nos consideramos comprometidos socialmente) no puede ser algo amargo, tiene que ser lúdico, juguetón. Ironizando todo el tiempo con la vida, jugando con nuestras penas, volviéndolo un código en el cual reírnos sobre nosotros mismos y a partir de esa risa proponer un pensamiento.

La escena del ring de box, en la que ‘pelean’ por cambiar la historia que cuentan, muestra el proceso de creación de Soliloquio, ¿pero qué más expone?

La ucronía, que se define como la reconstrucción de hechos que nunca han sucedido. Para mí, esa es la definición de la memoria. La memoria no es lo que sucedió, sino lo que uno recuerda, lo que uno inventa y lo que uno quiso. Cuando recuerdas, construyes. El jueguito de esa escena para nosotros fue muy coherente: Puedes volverlo a hacer, pero no puedes cambiarlo. (I)

Datos

Soliloquio épico coral se presentará mañana (20:00) y el domingo (19:00) en La Fábrica (Urdesa, Guayacanes 215 y Alfredo Pareja Diezcanseco). La entrada cuesta $ 10.

En el festival Teatromuestras se presenta hoy (19:00) la obra ¿Quién es usted?, de Colectivo Teatral, dirigida por Fabo Doja. La función es gratuita y se realiza en el Museo Municipal (Sucre, entre Chile y Pedro Carbo).