El viernes anterior en Bolivia falleció el cineasta Fernando Martínez, después de estar hospitalizado 5 días por un accidente. Él fue uno de los gestores de la iniciativa Bolivia Lab.

Martínez es un reconocido realizador y gestor cultural. “En 2011 dirigió el largometraje documental ¿Por qué quebró McDonald’s?, acerca de cómo se retiró del país altiplánico la firma transnacional, y sacó adelante hace varios años, primero como productor y luego como director ejecutivo, al Bolivia Lab”, destaca el sitio cinencuentro.com.

La iniciativa ha generado diálogos y contenidos, y ha otorgado diferentes tipos de ayuda (premios monetarios, becas, asesorías legales y de guión, etc.) para el desarrollo de proyectos fílmicos.

Martínez deja inconclusas la cinta Cuando los hombres quedan solos, largometraje de ficción que recién se había terminado de rodar hace dos semanas y cuyo estreno se estimaba en 2014, y la publicación de la colección de libros El cine según Eguino, que realiza entrevistas a cineastas, como Paolo Agazzi, Marcos Loayza, Juan Carlos Valdivia, entre otros.

En este 2013 publicó el segundo tomo de El cine según Eguino, el libro que recoge el testimonio de Antonio Eguino.

Asimismo, junto a otros representantes del sector, Martínez participó como delegado en la discusión y elaboración de la nueva Ley del Cine y el Audiovisual boliviano, que aún espera su promulgación.

McDonald’s y Bolivia
Así como Coca Cola no pudo destronar a Inca Cola en Perú, McDonald’s, la gran cadena estadounidense de comida rápida, no obtuvo ni un ápice del paladar boliviano. Para triunfar, incluso, llegó a incluir la llajwa, una salsa picante que acompaña gran parte de la gastronomía del altiplano, pero no tuvo éxito. Todo esto fue incluido en el documental ¿Por qué quebró McDonald’s?, dirgido por Fernando Martínez.

“La cultura le ganó a una transnacional, al mundo globalizado”, afirmó el cineasta en una conversación que tuvo con la BBC.

Para él, una de las claves del fracaso fue el precio, ya que, explica, el menú más barato costaba entonces 25 pesos bolivianos (más de 3 dólares), mientras que, por ejemplo, en La Paz, en la actualidad se puede conseguir un almuerzo completo en un mercado popular por 7 bolivianos (menos de un dólar).

“Es fácil atribuirlo a la economía, pero detrás están las personas, la sociología y los aspectos culturales”, matizó Martínez al explicar que esos precios tan asequibles se deben a la relación de los bolivianos “cercana a la tierra” que los lleva a comer platos con los productos tradicionales “de sabores intensos y fuertes y de muchas horas en la cocina”.

Telesur registró el hecho así: “Tras la decisión de la empresa de retirar los ocho restaurantes que tiene en el país (31 de julio de 2012), Bolivia será la segunda nación latinoamericana (además de Cuba) que no tendrá McDonald’s y el primer país en el mundo donde la empresa cierra por tener sus números en rojo durante una década”.

“El filme incluye entrevistas a cocineros, historiadores, nutricionistas y sociólogos, además de al que fuera responsable de la franquicia de McDonald’s en Bolivia, Roberto Udler. Todos coinciden en que la explicación no está en el producto en sí, del que muchos de ellos no dudan en destacar su sabor y que es el mismo que en cualquier otro restaurante de la cadena, sino en la mentalidad del consumidor”, expuso el argentino Diario Registrado.