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Llegó al país hace 4 años. piensa que Europa se tornó “aburrida”

Gato Muñoz compone con los colores de Ecuador

Gato se inspira en Ecuador para “cantarle a la vida, a los nuevos encuentros, a las pérdidas, a la poesía”.
Gato se inspira en Ecuador para “cantarle a la vida, a los nuevos encuentros, a las pérdidas, a la poesía”.
álvaro pérez / el telégrafo
20 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Gato Muñoz, alter ego del músico y performer madrileño Raúl Teba, es un artista que llegó a Ecuador hace 4 años, luego de haber vivido, por el mismo período, en Argentina. Arribó al país para inspirarse en sus diversos colores y porque sentía que donde pasa la línea imaginaria había un momento importante de ebullición cultural, sobre todo en la música, el cine y el teatro. “Me gusta empezar desde cero en los lugares, tener esa mirada de niño pequeño que quiere descubrir todo”, cuenta el artista de contextura delgada, gestos acentuados y emoción inagotable en las palabras. En Europa, en donde trabajó como actor, percibió que el gran desconocido de América Latina era Ecuador, por lo que empezó a investigar la “movida” cultural y se dejó encantar por el vanguardismo de las propuestas artísticas que encontró, y por la desbordante biodiversidad de la naturaleza.

El artista español, además, vino a esta región porque se estaba aburriendo de Europa, la sentía hermética, uniforme, del mismo color, y con poco riesgo en las manifestaciones sociales y culturales. “Se ha roto toda esa magia de la calle, de estar en el espacio común, compartido”, dice con un aliento un tanto resignado, pero sin perder la confianza de que con la irrupción de una nueva clase política en España las cosas puedan cambiar.

En América Latina produjo 2 discos y trabajó con músicos de la talla de Fernando Lupano, quien fue bajista de Charly García, o Guillermo Arrom, guitarrista de Luis Alberto Spinetta. Su último trabajo, Me fui a volver (2016), lo gestó influenciado por la forma de vida y el lenguaje quiteño. Dice que, a diferencia de sus discos anteriores —Circo Diversión (2011), Quién decidió encontrarse en este lugar (2012) y Eclectomaníaco (2013)—, Me fui a volver es su obra más nostálgica, con historias contadas en formato acústico, sin dejar de lado la esencia teatral que caracteriza a las interpretaciones en el escenario de Gato Muñoz, personaje que nació en 2004 cuando Raúl Teba escribía textos y rimas, e indagaba en el lenguaje artístico hasta encontrar el que mejor exprese su forma de entender y representar el mundo.

Me fui a volver le tomó 4 años de desarrollo, pues en lo que más se demoró fue en encontrar la dramaturgia del álbum (el ambiente, los tonos, la letra), antes de componer la parte melódica. “Cada disco lo trabajo diferente, de la manera más orgánica. Este, en particular, surgió del color de Ecuador, de su gente, de su paisaje, de sus esquinas, de sus oscuridades y claridades. Y de ahí empezó la inspiración dramatúrgica. Si tarda tanto es porque ‘tiro’ mucho texto, además de que es un quiebre en la historia de Gato Muñoz: más melancólico, más acústico, bastante triste”, cuenta el artista, que lanzó su trabajo el 23 de mayo en formato digital, y lo presentará en vivo en septiembre.

La tristeza que reposa en este disco tiene que ver, además de la melancolía propia del Ecuador, de su particular “altura”, con hechos que redefinieron emotivamente la vida de Gato Muñoz: sufrió una separación emocional luego de estar 13 años con su pareja y le afectó la partida de su amigo Juan Antonio Serrano, un fotógrafo que fue asesinado en Cuenca. El primer sencillo, ‘Entré al otoño’, que cuenta con la participación del bailarín contemporáneo Kléver Viera, uno de los pioneros de la danza moderna, está dedicado a la memoria de Juan Antonio.

El disco se produjo, durante 2015, en México por los argentinos Andrés Oddone, Lisandro Sona y Rafa Caivano (Frikstailers). La idea de Gato, según un comunicado, fue “componer un disco sencillo construido a partir de guitarras y voces pero con una producción musical muy cuidada”.

“Musicalmente, Gato Muñoz tiene más de siete vidas. En su cuarto renacer se transforma y expande a través de los sonidos acústicos. Muta y transmuta sus emociones, las acompaña con guitarras, las adereza con una puesta en escena teatral, les echa pimienta con rasgos del coqueto cabaret. En entregas pasadas ha jugado con sonidos primarios provenientes del jazz, el hip hop, la cumbia, el flamenco y la electrónica. Pero su retorno, Me fui a volver, es su disco más relajado hasta la fecha, sin dejar a un lado la puesta en escena”, reseña Fauna, una agencia cultural y comunicacional creada por Ga Robles y Ana Cristina Ramos.

Gato Muñoz. Raúl Teba. El mismo. El otro. Siempre desplazándose para descubrir nuevas texturas sonoras, y también para descubrirse a sí mismo: “ir para volver”. Es un personaje callejero o, más precisamente, un poeta de la calle que se nutre de la gente de abajo, de las cosas de la tierra, de la sencillez y humildad de las personas. “Me gusta la fantasía”, dice, y “por eso cubro mis escenarios con cosas cabareteras, con colores”, con las tonalidades múltiples que halló en Ecuador, una tierra indescifrable. (I)

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