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El Telégrafo
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El skate usa de rampa las paredes blancas del museo

La muestra está integrada por distintas manifestaciones visuales vinculadas al movimiento skate.
La muestra está integrada por distintas manifestaciones visuales vinculadas al movimiento skate.
Foto: José Morán / El Telégrafo
09 de junio de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

MiguelMontaño, conocido como ‘Poske’, skater y artista visual mexicano, llegó a Guayaquil y la ciudad no le decía nada. Las paredes están blanqueadas. No hay grafitis ni murales que, como en su ciudad de origen, le hablaran de lo que ocurre. En esa ausencia, pensó, que “tal vez esta ciudad o esté muy en equilibrio o habría alguna otra cosa maquillándose”.

‘Poske’ vino porque algunos skaters locales gestionaron la revisión del movimiento como parte del lenguaje de la ciudad y que, la mayor parte del tiempo, parece estar en silencio. Querían montarlo en un museo nacional. Entonces, él, ante la convocatoria, con algunos trabajos a punto de salir encontró la manera de volar a Ecuador para pintar y pegar en las paredes blancas del museo Nahim Isaías, que conserva arte colonial, sus ajolotes, ese animal de oscuros movimientos sobre el que escribió Cortázar. Esta vez los acurios del pez son patinetas, en las que parecen volar en el museo.

Con el sitio desbordado de skaters, estudiantes, invitados y curiosos se inauguró el miércoles en la noche, antes de tiempo, porque la gente llegó temprano a esperar, la muestra ‘Nadie se me baja de la patineta’. El nombre, replanteado a partir de esa alegoría política de Abdalá Bucaram en la década del 90, no parte de la selección de obras específicas para que entren al museo. La curadora MaríaFernanda López se encargó de hacer un trabajo de acompañamiento, para definir la ideología y la apuesta política de la serie a partir de estéticas como el cómic, la fotografía, el lienzo, el audiovisual y la intervención in situ.  

López investiga hace 10 años los movimientos de arte urbano. Empezó en Quito, luego en México, donde estudió, y ahora en Guayaquil, donde dicta clases en la Universidad de las Artes y está por inaugurar la cátedra de esta especialidad. Hace cinco meses empezó el proceso de acompañamiento de los distintos artistas urbanos que existen en la ciudad y cuyos nombres han sido invisibilizados por las restricciones que existen sobre el espacio público para la administración local, así como por propuestas a las que considera más individuales, como la de Daniel Adum con sus murales de cuadros de colores.   

“El movimiento skate es una de las expresiones urbanas que más le ha hecho frente al prohibicionismo en Guayaquil, en cuanto a abuso del espacio público, ellos están siempre en el centro, no solo se han relacionado a la periferia. Muy aparte del skatepark que tiene esta funcionalidad de blanquear la actividad, pero es necesario porque se apropian de la ciudad”, dice López.

José Castro, conocido por los skaters como ‘Pepo’, empezó a patinar en la década del 90 y estuvo detenido un par de veces. Una de ellas terminó en el cuartel de la Policía Metropolitana.Lo golpearon por patinar sobre los pasamanos de una parada de Metrovía y lo llevaron a una celda en la que pasó medio día. Estudiaba diseño gráfico paralelamente, pero su actividad como skater lo ha obligado a vivir viajando. Un día empezó a probar intervenciones con tablas viejas, les dio forma y colores y ahora las cuelga en las paredes.

De acuerdo a López, en la década  que ‘Pepo’ empezó a patinar el movimiento skater se diversificó, dejó de estar anclado en las clases socioeconómicas medio-altas, en donde la mayoría había tenido sus orígenes en el surf. Ahora el movimiento está más relacionado con el punk y, como en todos los momentos, sigue teniendo un movimiento femenino casi nulo. En esta muestra  la única expositora mujer es Andrea Moreira, madre y estudiante de la UArtes que utiliza en la mayor parte de su obra el pulpo, como una metáfora de los riesgos y trucos que hay que usar para aprender a vivir y a patinar.

‘Nadie se me baja de la patineta’ se monta en el museo como una evidencia de un movimiento que está latente y del que se conoce muy poco a pesar del interés que genera. El Municipio de la ciudad, por su parte ha presentado GuayArte, como una plataforma para que artistas “de todas las edades” expongan en las paredes de la ciudad.

La convocatoria aún no tiene una empresa que oficialmente la dirija, sin embargo, parece que se concretará a través de FundaciónSiglo XXIpara la regeneración urbana, según una entrevista en este medio con su gerente Wilfrido Matamoros.

Matamoros comentó entonces que esta propuesta serviría como un remedio al uso del grafiti en las paredes de la ciudad. De acuerdo a López, el gobierno de la ciudad habría tomado contacto con ella hace más de un año pidiéndole una propuesta con presupuestos de ejecución. Lo mismo hicieron con Luis Auz, quien dirigió el Festival de Arte Urbano, Denarte, en Quito.

“Este ha sido un municipio con larga data criminalizador de las prácticas artísticas de la calle y de todo lo que está en la calle. Tiene un discurso político de criminalización con el espacio público y ahora saca GuayArte. Finalmente lo que están haciendo es recoger los términos de referencia para lanzar a compras públicas y no van a trabajar con ninguno de nosotros, sino con los que ellos quieren”, dice López. (I)

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