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El silencio roto de Echevarría y López reviven al 'huracán' Bolaño

En la imagen figuran de izquierda a derecha Nicanor Parra, Roberto Bolaño e Ignacio Echevarría.
En la imagen figuran de izquierda a derecha Nicanor Parra, Roberto Bolaño e Ignacio Echevarría.
Foto: pezbanana.net
07 de diciembre de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

El reciente salto que la obra del escritor Roberto Bolaño (1953-2003) dio de la editorial Anagrama a Alfaguara; la inminente aparición de una más de sus novelas póstumas, titulada El espíritu de la ciencia ficción -bajo el segundo sello- y la ruptura del silencio de uno de sus amigos (el crítico literario Ignacio Echevarría), su viuda y madre de sus hijos (Carolina López) y su exeditor (Jorge Herralde) han hecho que la figura del chileno protagonice una misteriosa historia real con matices de suspenso que parecen extraídos de una novela policial en la que no falta un idilio.

Por decisión de López, el sello de Random House -propietario de Alfaguara- reeditará, junto con varios libros inéditos, toda la obra del autor de Los detectives salvajes. Echevarría, quien fue designado por el chileno consultor para sus asuntos literarios, contó -en un artículo publicado en el suplemento El Cultural, de diario El Mundo, el 23 de septiembre de 2016- lo que a su entender hay detrás de la decisión de la viuda de Bolaño, cuya ruptura con Herralde, estaría -según el crítico y el editor- relacionada con sus afirmaciones sobre la supuesta relación del chileno con Carmen Pérez de Vega, quien lo habría acompañado durante sus últimos 6 años.

A fines de 2009, este diario publicó una entrevista con Echevarría, quien, por entonces, había sido invitado a la Feria Internacional del Libro de Quito. El periodista Javier López Narváez inició un debate que se ha profundizado con otras voces: le preguntó al crítico literario por qué, en 2004, Anagrama publicó la novela 2666 en un solo libro, si el autor quería que se publique como una saga de 5 partes. Echevarría respondió, sin ambages, que Bolaño “sabía que competía con la muerte, en la finalización de un proyecto muy ambicioso que quizás no le iba a dar tiempo a terminar (debido a la afección hepática que padeció por años)”, además, que “él siempre habló de ‘su novela’, no de ‘sus novelas’. Publicarlo todo fue una decisión bastante evidente y legítima, a pesar de su voluntad expresa”.

En esa entrevista, el amigo del autor de Nocturno de Chile, también dijo: “Estaba (a cargo de la obra de Bolaño), ya no. Lo que pasa es que él me nombró, frente a su viuda, albacea, pero solo de palabra. Yo no tenía poderes jurídicos en la administración de su legado”. Este último fragmento fue citado por López, en el artículo que diario El País, de España, publicó -el 24 de noviembre pasado- con el título ‘La verdad sobre Roberto Bolaño’. Allí, la viuda escribió que “Echevarría y Herralde atribuyen que se les haya apartado de la gestión de la obra de Roberto (Bolaño) al hecho de que, según ellos, conocían una relación sentimental de este con Carmen Pérez de Vega. Lo cual no es cierto en absoluto. Actúan movidos por el despecho, porque, debo decir, que se apartaron ellos mismos”.

El crítico reapareció el 23 de noviembre, también en El País, para decir, bajo el título ‘Desmentido de un presunto albacea’ que nunca ha declarado ser el albacea de Roberto Bolaño. “En el pasaje de la entrevista que me hicieron en Ecuador -escribió Echevarría- y que ella (Carolina López) cita para demostrarlo me limito a explicar al periodista que esa función solo me correspondía de palabra, no legalmente, y que fue Carolina quien, como es sabido, me atribuyó, en nombre de Roberto Bolaño, el papel de asesor”.

A la polémica se suma lo que puede llamarse el ‘tesoro editorial’ que constituye el Archivo Bolaño -situado en Blanes (Girona, España)-: 14.374 páginas que el autor dejó al morir “en varias pilas de papeles”, según una declaración de López en la última Feria del Libro de Guadalajara, y de las que salió El espíritu de la ciencia ficción.

En ese repositorio familiar también estarían 84 libretas, carpetas recicladas, libros de poemas distintos que combinan los mismos versos y casi un millar de cartas, junto con cientos de recortes, revistas y fotos. Todo eso, según la viuda, ya está digitalizado y ha empezado a recibir consultas de varios interesados.

“Para López -escribió el periodista Javier Rodríguez Marcos-, el valor de un material así es que permite seguir el método de trabajo
-notas de escritura, borrador y redacción en limpio- de un autor que tuvo su primer ordenador en 1995, que quiso ser escritor desde los 17 años, empezó a publicar a los 43 y murió a los 50”.

El 29 de noviembre, la viuda de Bolaño declaró -refiriéndose a su familia; a su agente literario, el estadounidense Andrew Wylie; y a Cristóbal Pera, responsable de la división de lengua española de la agencia que gestiona los derechos mundiales de Bolaño-: “Nunca comprometeríamos el prestigio de Roberto publicando cosas no ciertas. Tampoco vamos a decir que El espíritu... vaya a hacerle sombra a una obra como, por ejemplo, 2666. La decisión de publicar algo es de la familia, pero compartida con el agente y el editor, que la respaldan”.

El escritor chileno -calificado, en Guadalajara, por el crítico literario Christopher Domínguez Michael como “el autor más influyente de la literatura latinoamericana del cambio del siglo XX al XXI”- tuvo una época de anonimato, durante la que más escribió, entre los 17 y los 43 años. De hecho, el manuscrito de su última obra póstuma lleva su firma y una fecha -1984-, “lo que no tienen otros originales”, según López.

Bolaño se renueva en las librerías

El traspaso de los derechos de la obra de Bolaño -llevada a cabo por el agente Andrew Wylie en marzo- obliga a Anagrama y a su distribuidora a frenar cualquier comercialización de sus títulos desde 2017.

Los libreros pueden comprar los ejemplares editados por la casa Herralde de los libros del chileno que tuvieran en depósito antes del 30 de diciembre de 2016. A partir de esa fecha las librerías sí podrán seguir vendiendo los libros en Anagrama que ya hayan comprado y sean de su propiedad.

En el caso de Acantilado, sello del ya desaparecido Jaume Vallcorba, que publicó el poemario Tres, el período de venta de ejemplares en depósito se extiende, por cuestiones legales, incluso hasta el 18 de julio de 2017. La próxima suspensión de la comercialización de las obras de Bolaño publicadas en otras editoriales no supondrá su salida de circulación en absoluto, porque la ya iniciada Biblioteca Roberto Bolaño en Alfaguara -de la que es artífice Wylie- promete recuperar en breve (ya hay más de media docena de títulos de nuevo en circulación bajo este sello) la totalidad de la obra del chileno: 21 títulos hasta ahora, más los inéditos póstumos que el archivo del escritor parece tener reservados.

Ya lo decía Echevarría hace 7 años: “Bolaño era un escritor insaciable. Tiene muchísima poesía y fragmentos inéditos y todo ese material habrá de ser evaluado y claro, el que sea o no publicado dependerá en buena medida de la demanda de un público sediento que consuma cualquier cosa (...). Lo que queda por ver o descartar es si él hizo de su propia obra, o fragmentos o borradores. Pero eso no significa que no existan y me consta que los hay, maravillas dentro de todo eso”. (I)

Datos

El Archivo Bolaño estaría compuesto por 14.374 páginas inéditas, de las que saldrán las de El espíritu de la ciencia-ficción, obra que el autor firmó en 1984 y que publica su nuevo sello editorial. El autor también dejó 84 libretas, poemas, cartas y fotografías.

La nueva edición de 2666 (Alfaguara, 2016) suprime la ‘Nota de los herederos del autor’ que figuraba al frente de la publicada por Anagrama, al igual que la ‘Nota a la primera edición’, que iba al final. En lugar de esta incluye un cuadernillo de ‘Apuntes de Roberto Bolaño para la escritura de 2666’, una reproducción fotográfica de 15 páginas de sus cuadernos en las que figuran, en efecto, apuntes, listados y gráficos.

Entre los apuntes, una nota a la primera edición: “Para el final de 2666: ‘Y eso es todo, amigos. Todo lo he hecho, todo lo he vivido. Si tuviera fuerzas, me pondría a llorar. Se despide de ustedes, Arturo Belano’”. (I)

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