Dos representantes de la Asociación de Catalanes Residentes en Ecuador hablan de sus perspectivas en cuanto a la secesión, que justifican desde los ámbitos histórico y cultural más que el electoral.

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Entrevista / Joan Berni / president del Casal Català de Ecuador

“La plurinacionalidad es inviable en España”   

Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo

Las sedes de Casal Català (Asociación de catalanes residentes en Ecuador) están en Quito, Guayaquil y Cuenca. En la capital, la casa cumplió tres décadas en julio, pero la de La Habana (Cuba) funciona desde 1840 al ser una de las ciudades que más migración ha recibido de aquel país de la Península Ibérica.

Hasta el siglo XVIII, a los catalanes les estaba prohibido comerciar con América, y lo que se sacaba del continente durante la conquista iba, sobre todo, para Castilla. La historia como argumento está clara en la mente del arquitecto Joan Berni, representante de los más de 500 residentes asociados en el país.

La interculturalidad es una categoría que en Ecuador llegó a plasmarse en la Constitución Política. ¿Es aplicable en España ante su diversidad latente?

No, por la mentalidad castellana, que tiene su origen en la Francia jacobina del Estado absoluto. Cuando los Borbones llegaron en la Guerra de Sucesión (1701-1714), el rey Felipe V (nieto de Luis XIV) fue absolutista. Esto inculcó una forma de pensar al imperio español que quería anular otros tipos de sociedad o manifestaciones que hubiera. Y se ha mantenido: en cada momento de resurgimiento han venido dictadores que han impedido una mejor convivencia.

Las migraciones más importantes de catalanes a Ecuador se dieron en la segunda mitad del siglo XIX y del XX. ¿A qué se deben ahora?

Siguen siendo empresarios, personas que buscan un nuevo horizonte para sus vidas. El tipo de inmigración actual se debe a la crisis europea, de entre 2008 y 2010. Se trata de profesionales, profesores universitarios o estudiantes de maestría. Su vocación de permanencia es distinta y creo que piensan en retornar, pocos permanecerán aquí.

Sobre el referéndum [ver Subtema], el cantante catalán Joan Manuel Serrat ha dicho que “no iría a votar a unas elecciones que no apelaran a la mayoría de la ciudadanía y que no fueran realmente vinculantes”...

La posición de Serrat siempre ha sido ambigua frente a este tema. Él ha tenido vinculaciones con el Partido Socialista de Catalunya que votó, en el Parlamento, por el derecho a decidir de los catalanes pero, luego, dijo que esa decisión ha de ser acordada con el Gobierno de España. ¿Cómo podemos acordar un referéndum con alguien que se opone o que es ambiguo?

Hay muchos otros artistas catalanes a favor de la independencia.

¿Se ha agotado el diálogo?

Ha sido difícil. En 1714 perdimos nuestros fueros y libertades; hemos intentado durante 28 ocasiones volver a tenerlos, no queremos ser otra cosa que lo que fuimos, un Estado independiente. (O)

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Entrevista / Christian Costa / profesor de Catalán en Quito  

“El franquismo significó intento de etnocidio”  

Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo

Desde inicios de 2015, en el barrio quiteño Monteserrín se enseña la lengua catalana como una forma de dar a conocer la cultura de esa comunidad europea. Uno de los profesores es Christian Costa, quien le muestra a este diario un retrato de Lluís Companys, president de Catalunya que fue fusilado el 15 de octubre de 1940 por el régimen de Francisco Franco (1892-1975) pese a que su elección fue democrática.

Casal Catalá tiene 120 sedes en  el mundo y la lengua, como un castell (torre humana tradicional y festiva), es una forma de preservar la cultura catalana. Por ello, el activista lleva una camiseta con la leyenda ‘Ahora es el momento’ estampada en su idioma nativo.

La identidad pasa por la lengua...

Y debe valorarse porque abre un mundo. Aquí, me parece una gran falencia la minusvaloración de las lenguas indígenas. La situación del catalán, en ese sentido, es mejor, tiene más prestigio allá que el kichwa para los mestizos acá, por ejemplo. Nuestro pueblo ha sobrevivido a través de la valoración de su cultura. Antes que en español, en la Península Ibérica se imprimieron libros en catalán, eso es importante al igual que los diez siglos de historia de nuestro pueblo.

Durante el franquismo (1936-1975) se llegó a prohibir el catalán en espacios públicos. ¿Cómo se ejecutaba eso en Barcelona?

La gente continuaba hablando en catalán, pero hubo casos de detenidos por hacerlo en la calle.

Hubo una represión muy fuerte que se desconoce, pero actuaba más sobre las publicaciones, la educación y los medios. Hubo un intento de etnocidio, de terminar con nuestra cultura.

¿Cuál es la razón principal para anhelar la independencia?

A escala internacional se dice que es por temas económicos, hasta politiqueros, como las ambiciones personales, pero se trata de una reivindicación con una raíz histórica, milenaria en que la cultura importa mucho.

Bajo España, nuestra cultura no se puede desarrollar bien, no es vista como algo a incentivar todavía. España es producto del imperialismo de Castilla, que no se ha visto a sí misma como un Estado plurinacional.

¿Es inviable que se hable catalán en el Congreso de Diputados?

No es posible. Hemos intentado, durante muchos años, de encajar en España, pero hemos visto que para sobrevivir como cultura es mejor tener un Estado propio. Ser buenos vecinos y ya está.

El caso de Catalunya es único: la gente de donde sea se apropia, se integra. Basta sentirse catalán para serlo, esto pasa por la identidad más que por familias, sangre u otra cosa. Es un tema cultural. (O)

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Una reforma constitucional como alternativa 

El Tribunal Constitucional de España anuló, a inicios de julio, las partidas del presupuesto catalán destinadas al referéndum de independencia. Por unanimidad, el organismo declaró inconstitucional la disposición adicional que instaba a la Generalitat (Gobierno catalán) a habilitar genéricamente “los recursos necesarios” para hacer frente “al proceso referendario sobre el futuro político de Cataluña”; y señala que otras tres partidas impugnadas, destinadas específicamente a “procesos electorales y de participación”, serían también nulas si finalmente se usan para organizar el referéndum de secesión, publicó David Vallespín, de diario El País.

El catedrático de Derecho Procesal de la Universitat de Barcelona sostuvo que una Reforma consensuada a la Constitución Española de 1978 significaría una “oportunidad para enfrentar -lo cual no solo es una exigencia derivada de la encrucijada catalana- una modificación profunda del Título VIII del articulado, relativo a la organización territorial del Estado”. La integración política de las nacionalidades; la renovación de los pactos lingüísticos; y la clarificación del reparto de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas serían temas por atender mediante el proceso.

También hace un mes, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, anunció que piensa convocar para el próximo 1 de octubre, sin el aval del Gobierno del Estado español, un referéndum sobre la independencia de Cataluña.

La semana pasada, el Partido Socialista y Ciudadanos (Cs) coincidieron en la urgencia de reformar la Constitución tras casi 40 años de vigencia; “en la necesidad de acomodar el texto fundamental a la nueva realidad, añadiendo, por ejemplo, medidas de regeneración democrática y participación”, según La Vanguardia. El acuerdo con el que se quiere presionar al gobierno de Mariano Rajoy para allanar la reforma constitucional en el Congreso -el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) quiere que se defina antes del referéndum del 1-O, el cual fue su oferta de campaña en 2012 y 2014- aún no se concreta. (I)