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El documental Siguiente round generó expectativas

La exposición brindó a cerca de 400 asistentes todos los detalles de la filmación y algunas anécdotas durante el rodaje.
La exposición brindó a cerca de 400 asistentes todos los detalles de la filmación y algunas anécdotas durante el rodaje.
Foto: Alexis Crow
06 de julio de 2017 - 00:00 - Alexis Crow, estudiante de la ULVR

En la Isla Trinitaria, uno de los barrios más complicados de Guayaquil, existe el semillero de boxeadores Trinibox, cuyo  instructor, Yecson el ‘Destructor’ Preciado, descubre y entrena a jóvenes que buscan en esta actividad una oportunidad para progresar.

Este semillero se mantuvo en el anonimato, pero debido al documental Siguiente round, de Ernesto Yitux, se dio a conocer la labor del ‘Destructor’, así como la participación de sus muchachos en torneos en todo el país. 

El sábado 24 de junio se realizó la clausura de la exposición de fotos. Ahí se resaltó la imagen de diferentes sectores de Guayaquil, entre barrios populares y galerías como Studio N, Casas Colectivas (Gómez Rendón y José Mascote), 44 KO (La 44 y Rosendo Avilés), colegio Ciudad de Pedreguer, colegio Batalla de Jambelí (Flor de Bastión), Comité de Mujeres y Pablo Neruda.

Eran aproximadamente las 18:15 y el ambiente estaba fresco. El Museo Nahim Isaías está a dos cuadras del río Guayas, de donde emana la brisa fresca.

La gente llegaba poco a poco. Al ingreso era necesario registrarse para recibir una postal de la actividad  y un ticket para participar en la rifa de  un cuadro con una fotografía del documental.

Luego se iniciaron las presentaciones artísticas de Jackson Jickson y A2H, cantantes de hip-hop, con sus temas sobre los problemas que aquejan a la Trinitaria.

Se proyectaron escenas de la película.  Aproximadamente 400 personas observaban las imágenes de los entrenamientos y las peleas. También se presentó el grupo de marimba Afromestizo Candente, cuyo nombre evoca el éxtasis que generan.

Se escuchó una marimba acompañada de percusión potente que hacía mover a los danzantes de manera enérgica. Los bailadores llevaban vestimentas típicas afroecuatorianas: los hombres llevaban pantalones amarillos y camisa blanca con estampados naranja, sombrero de paja y pañuelo; y las mujeres lucían vestidos multicolores. (I) 

 

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