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El Telégrafo
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"El Cronista de la Ciudad debe ser un historiador"

Según el concejal del movimiento SUMA, Marco Ponce, el alcalde designará a Absalón Rocha como Cronista.
Según el concejal del movimiento SUMA, Marco Ponce, el alcalde designará a Absalón Rocha como Cronista.
Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
12 de enero de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

El último Cronista de la Ciudad, Alfonso Ortiz Crespo, presentó su renuncia a fines del año pasado por pedido del alcalde de Quito, Mauricio Rodas Espinel. El cese de sus funciones se dio luego de haber emitido un informe favorable sobre el nombramiento de una vía y biblioteca como Arturo Jarrín, exlíder del movimiento subversivo Alfaro Vive Carajo (AVC), quien fue ejecutado de forma extrajudicial después de recibir torturas bajo el régimen presidencial de León Febres-Cordero (1984-1988).

La designación de un nuevo cronista está pendiente y el cargo lleva 20 días sin titular. Jorge Núñez Sánchez, quien dirige la Academia Nacional de Historia (ANH), señaló -en entrevista telefónica con este diario- la importancia de que sea un historiador quien se ocupe de esas funciones, “que tenga una formación profesional en este campo o en las ciencias sociales, al menos”.

Las publicaciones e investigación sobre historia son primordiales en el perfil del Cronista de la Ciudad, según Núñez, quien sugiere que también “debe tener una visión generosa de Quito, sin limitarse a la historia religiosa o colonial. Tener esa perspectiva es incluir lo indígena-precolombino, lo republicano en un conjunto vivo que va transformándose”.

El historiador Juan Paz y Miño Cepeda, quien ocupó el puesto mencionado en el período 2011-2014 -durante la Alcaldía de Augusto Barrera Guarderas-, afirma que “el Cronista de Quito debe tener sensibilidad política y social, entre otras cosas, porque le corresponde dar su informe favorable o no para nombrar plazas y calles”.

Cuando Paz y Miño temía cometer un error en esas lides consultaba al alcalde, cuenta a través de un contacto telefónico. “El nombre de Jarrín nunca apareció durante mi gestión -dice-; el de presidentes y vicepresidentes de la historia contemporánea del país, sí, con frecuencia”.

Paz y Miño recuerda que un mandato municipal establece ciertas condiciones para el cargo que desempeñó. Efectivamente, la Ordenanza 026 del Concejo Metropolitano de Quito establece que “El Cronista de la Ciudad será un historiador de reconocido prestigio y con amplia experiencia y capacidad como investigador y escritor. El mismo será nombrado por el Concejo del Distrito Metropolitano de una terna emitida para el efecto para el alcalde” (sic).

Ser un historiador implica -coinciden tanto Núñez como Paz y Miño- que sus colegas, la ANH, el mundo académico y el de las ciencias sociales lo reconozcan como tal. Sobre el cronista, el director de la ANH aclara: “No se trata de un funcionario independiente, que va a estar en el aire, sino de un servidor municipal que deberá tener la perspicacia suficiente para ser  buen asesor del alcalde y del Concejo Municipal, entonces deberá conocer sobre la conservación y el cuidado del tesoro patrimonial de la humanidad que es el Centro Histórico de Quito”.

Al cronista también le corresponderá la dirección del Archivo Metropolitano de Historia. Adicionalmente a eso, Alfonso Ortiz Crespo se desempeñó como asesor de Rodas, del Concejo Metropolitano y de la Comisión de Asuntos Históricos del Municipio.

El visto bueno sobre nomenclatura de calles es el centro del conflicto

En 2010, la Comisión de la Verdad entregó un informe en el cual sugirió al Estado ecuatoriano aprobar una Ley de Víctimas para llevar un proceso de reparación material e inmaterial a todos los afectados por violaciones a derechos humanos.

En esa normativa se establece el retiro de todo monumento y nombre de calles de quienes han perpetrado graves violaciones a derechos, pero estas acciones no se han dado por parte de los organismos que gestionan el espacio público. Núñez cree que, además, “deberían retirarse los nombres de los conquistadores más crueles de Quito, que están consagrados en la nómina de calles de la ciudad, mientras que eminentes personajes, como Juan de Dios Morales, han quedado tras rótulos de calles más conocidos, como La Ronda. Hay varios nombres de la Independencia, de la libertad, de la cultura que no han sido debidamente exaltados ni han recibido todo el honor que merecen”.

Los historiadores consultados concuerdan en que un tema que requiere un pronunciamiento del nuevo Cronista de la Ciudad es la administración del patrimonio del Centro Histórico frente a intervenciones como la del Metro de Quito que tendrá una estación en la zona de San Francisco, donde se asentó el antiguo palacio de Huayna Cápac, el cual dejó vestigios incásicos. (F)  

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