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El caos de Luis Felipe Noé dejó su irradiación en Guayaquil

Noé teoriza y fundamenta su obra sobre el caos, desde allí no caben nacionalismos, solo ensayos.  Fue parte de la llamada Nueva Figuración Argentina.
Noé teoriza y fundamenta su obra sobre el caos, desde allí no caben nacionalismos, solo ensayos. Fue parte de la llamada Nueva Figuración Argentina.
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
05 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

No es un rockstar pero le basta decir ‘¡Qué tal!’ al micrófono para que su audiencia ría en coro y empiece a desplazar sillas hacia los espacios vacíos, donde hacen falta para sentarse a escuchar con atención. Las escaleras, junto al vidrio transparente que la divide, en la sala de lectura Miguel Donoso Pareja de la UArtes, se vuelven localidades para atender a Luis Felipe Noé (1933),  considerado el artista vivo más importante de Argentina y una de las figuras más icónicas de la pintura.

Noé no puede empezar su diálogo por otro punto que no sea el caos. Para presentarse, habla de sus progenitores, graficados con lápiz en diapositivas digitales. Su padre, antes de que naciera, había publicado dos antologías de la poesía argentina. Cuando él nació, Pedro Justo era presidente del país y lo sería por casi una década, a la que la historia recuerda como ‘infame’ por la corrupción. Tres años después de su nacimiento se inició la Guerra Civil española. “Desde pequeño, en un hogar culto, oí hablar que el mundo se movía y se estrellaba, por eso, en cierto modo, desde el origen de mi conciencia el caos es mi tema”.

Noé no hubiera sido el pintor que es sin haber vivido en una Argentina politizada desde Buenos Aires. Aunque sus padres, por una tradición liberal, relacionaron al peronismo con el fascismo, él se fascinó con las manifestaciones peronistas como espectáculos estéticos, o antiestéticos, si se quiere.

Para Noé, el caos no es desorden sino el verdadero orden de las cosas en estado permanente de movilidad. “El concepto de orden no sirve porque es estático y parcial.

Asumir el caos en el campo de la imagen es entender la dinámica abstracta sin excluir la concreción individual”.

En medio de un centenar de estudiantes y artistas de varias generaciones -lo que fue el grupo Artefactoría en el 80-, Noé dio cuenta de cómo se cuestiona una y otra vez sobre su obra, sobre la pintura y cómo trata de reinventarse en cada acto, gesto o creación. Para él, su trabajo es un ensayo permanente.

Desde su primera publicación Antiestética, que en 2016 cumple 50 años, indaga un planteamiento sobre la estética perturbadora creativa, en relación a lo establecido.

Para Xavier Patiño, docente de la UArtes y uno de los promotores de la visita de Noé a Guayaquil, el argentino “tiene una capacidad de trabajo importante en la actualidad y una forma de replantearse cada día la pintura. A pesar de sus 83 años tiene una pintura fresca,  joven y eso hace poderoso su trabajo, su teoría sobre el caos, aquello de que si no fuera caos sería muerte y haber podido encontrar un orden dentro de eso es admirable”.

Para Saidel Brito, el discurso de Noé en un medio que busca renovarse fue conmovedor.

Patiño agrega que “la pintura tiene la particularidad de sintetizar en un espacio un momento histórico o un pensamiento. El artista que llega a tener esa capacidad en un solo cuadro es el verdadero artista. Noé es un hombre que puede contar una historia en un pedazo de tela y eso es fundamental”. (I)

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