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El Telégrafo
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Entrevista / Cecilia Velasco / escritora quiteña

“Creo que la ironía salva a la humanidad”

“Creo que la ironía salva a la humanidad”
Foto: Archivo / EL TELÉGRAFO
07 de octubre de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

La autora quiteña Cecilia Velasco (1965) relata en El Día de la Gratitud -publicado en Alfaguara- la vida de Jerónimo Onofre, profesor de matemáticas a quien la escritora Gabriela Alemán describe como “una persona ética, un altruista”.

En la historia, Onofre da clases de matemáticas en un instituto de rehabilitación para jóvenes problemáticos: consumidores de marihuana, adolescentes que han descubierto su homosexualidad o personas que andaban en pandillas. El encierro se presenta como un modo de rehabilitación, mientras que Onofre, en su intento de hacer el bien, se enreda en una situación que pone en duda su ‘buena conducta’.

Velasco sostiene que no quería tomar un evento de la realidad local para contar la historia de su novela. Descarta la posibilidad de homologar el instituto El Buen Samaritano, donde residen estos adolescentes y labora Onofre, con los casos de clínicas de deshomosexualización.

Su interés tiene que ver con contar la vida de los jóvenes, los miedos que se enfrentan en la madurez, la plenitud inalcanzable de las relaciones de pareja y, de alguna manera, homenajear al poeta guayaquileño David Ledesma, de quien recibe el nombre uno de sus personajes.  

¿Cómo construye el personaje de Jerónimo Onofre y su contraste con las voces adolescentes de la novela?

Intento que el lector se confronte con lo que dice Jerónimo Onofre, a quien conoce porque ha visto sus acciones a lo largo de las páginas. Esa confrontación me parece interesante. Procuro hacer que cada personaje hable según su historia y me interesa que el lector advierta en las contradicciones en las que los personajes caen, especialmente el protagonista.

De alguna manera hay guiños a un tipo de vida adulta que resulta risible e irónica...

Creo que a los seres humanos nos puede salvar la ironía. Creo que es bueno reírse de uno mismo. A veces creo que me tomo la vida muy en serio. A veces soy muy fruncida, un poco seria. En la novela intenté ser irónica.

El escritor Simón Espinosa (en su crítica a la novela) habla de la ironía y es algo que me hace muy feliz. Sí quería mostrar a un Jerónimo que quiere ser altruista, pero que en un momento dado fracasa. Es un perdedor y esto me interesa, me gusta.

¿Que sea un perdedor?

Siempre he estado convencida de que hay causas y principios que defender. Creo que a veces todos podemos hacerlo un poquito y tenemos que mantener una cierta compostura. Tal vez, el caso de Jerónimo es extremo porque él tiene que claudicar y casi que renegar de todo lo que ha dicho. En la vida real terminamos siendo unas personas un poco trágicas, irónicas, a veces, incluso, un poco sardónicas.

¿Por qué se produce este fracaso, aun cuando existen buenas intenciones como con el protagonista?

Creo que una de las cosas que nos pasa a las personas, sobre todo en una cierta edad, es el temor al futuro. Esa es una de las peores cosas que le puede pasar a alguien. Por este temor se toman acciones para resguardarse. Tal vez esto es más bonito en la juventud, cuando vives con tanta intensidad el presente se vuelve tan maravilloso que basta, o cuando estás enamorado, es tan maravilloso el presente que no piensas en el futuro. Creo que en un momento dado la gente le teme al futuro.

¿Cómo incluye este homenaje a David Ledesma?

Creo que por mi ejercicio docente he estado cerca de personas que tienen un conflicto con su identidad de género. Y he visto que esto puede traer consigo mucho sufrimiento. A mí me parece una de las reivindicaciones modernas más importantes de este siglo, esta de poder reconocerse como homosexual o de no querer reconocerse como nada. Es algo que siempre me ha conmovido mucho y, por otro lado, también en el ejercicio docente a los chicos se les exige más que a las chicas, que sean bien varones, que jueguen fútbol, que no anden escribiendo poesía. He leído un poquito de la biografía de David Ledesma, leí un poco de su poesía y me parece que probablemente para él esta identidad le causaba mucho conflicto y dolor. Quise rendirle un homenaje poniéndole su nombre a un personaje. (I)

El Día de la Gratitud (Alfaguara). En esta novela Velasco indaga más en la vida adulta que en sus trabajos anteriores.

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