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Clown excéntrico: pensar lo real sin nombrarlo

El actor argentino hizo un libreto cuya interactiva puesta en escena le da un sentido particular a cada función.
El actor argentino hizo un libreto cuya interactiva puesta en escena le da un sentido particular a cada función.
Foto: cortesía del artista
18 de febrero de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Como las caras opuestas de una moneda, el paranoico que tiene un plan para acabar con el sistema se convierte en un galán de telenovelas desconocido que se pregunta ‘¿qué es el amor?’ Roberto y Carloncho son Dr. Jekyll y Mr. Hyde en clave de clown excéntrico, el género que practica Nicolás Cambas, su intérprete de acento porteño.

“Se trata de romper la cuarta pared: el público conforma la obra, es un protagonista con sus opiniones, humor y otras cosas”, explica el artista argentino frente a un lago artificial en un parque de Guápulo. La nariz roja, el gorro frigio, las rayas del traje no están presentes en su obra, estrenada hace 2 años, y a la que califica como experimental.

El protagonista viajó durante 12 años por Latinoamérica y, los dos últimos, dictó talleres en varios países europeos. En Carloncho, sobre las tablas aparecen almohadas, almohadones y almohadazos... “el trabajo del clown tiene que ver con la empatía: trazar un puente con el público que genere un código de pregunta-respuesta”, dice Cambas. “El trabajo del payaso tiene que ver con romper límites, estructuras, fronteras sin violencia, desde lo empático”.

En sus reflexiones brilla una paráfrasis de Oscar Wilde: para decir la verdad sin ser asesinado hay que provocar risas, “Roberto (la base del alter ego) quiere que el sistema se caiga ya, al fin; pero en el otro extremo está el amor, está Carloncho que representa a los medios masivos de comunicación”. Estos elementos ‘desarman’ las ideas de público, el escenario, al actor y al espectador.

El espectador frío no regresará a ver a su lado, luego reirá, se dará cuenta de que se ha formado una comunidad de carcajadas y dará rienda suelta a una locura temporal, placentera, interactiva.

Las primeras versiones de Carloncho duraban una hora y 40 minutos. Ahora no sobrepasan la hora y cuarto. Los públicos que ha tenido fueron peruanos, colombianos y ecuatorianos. “El clown -recuerda su intérprete- apunta a buscar lo trascendental de lo humano, su esencia, la cual es distinta en todos lados. Lo que hay que hacer es atravesar la capa cultural”.

Cuando dio talleres en países de la ex Unión Soviética, el actor tuvo que ir y volver a ‘romper una capa de hielo’ que cubría la cuarta pared en búsqueda de sentidos universales. Pero hubo matices en cada región, en cada nación. En la Sierra ecuatoriana lo aplaudieron entre risas y en el eje cafetero colombiano, hubo quien casi rompe las luces de un teatro a punta de almohadazos.

Sobre las tablas siempre hay improvisación, la cual “tiene que ver con estar abierto a todo sin juicio”, suelta el artista y recuerda que una vez, en Quito, una computadora -parte de la escenografía- cayó al suelo por accidente. “Se rompió en frente mío. Podría ser terrible esa situación pero, en el proceso, no me importó, estaba en otra lógica: hay que mantener la calma en el vacío”.

El vacío le suele sobrevenir al Nicolás Cambas de carne hueso cuando aterriza en Quito -donde viven sus dos hijos- después de las vorágines de las giras que ha hecho por metrópolis como Buenos Aires. Para improvisar un periodo de vida acá, dice, requiere una semana. “La inspiración siempre está más allá de cualquier reacción. Si logras sostener lo racional en el vacío, aparecen las soluciones creativas”.

Carloncho tiene un libreto, claro, pero nunca una función es igual a otra aunque sea en la misma ciudad. Hay una transmisión radial, entrevistas que también le dan otro rostro a los monólogos tradicionales. El exgalán de telenovelas toma el micrófono del programa “Dame un poco de tu amor” a las 03:00 y empieza a dar consejos sentimentales a través de preguntas intimistas.

-¿Por qué el mundo no termina de caerse?

-Todavía tenemos miedo de ver las cosas como son -responde Nicolás-. Cada vez es más evidente que lo que conocemos como realidad es una farsa orquestada y caótica a la vez. Pasa que, masivamente, nos mantenemos dormidos, pensando que nos relacionamos a través de las redes sociales, haciendo cosas por el mundo y la política cuando, en verdad, estamos al frente de pantallas, acostados en casa, cada vez más aislados e individuales. Lo que hace falta es asumir los desafíos del presente con valentía, eso implica una desconexión.

En la casa-teatro Malayerba (plazoleta de la Iglesia del Belén, Sodiro 345 y Seis de Diciembre) habrá 7 funciones, del jueves 16 al domingo 26 de febrero. (I)

Datos

Carloncho, definida como una ‘melotragedia unipersonal semiparanoica con tintes clownescos y aromas a re-volución’, tiene una nueva temporada en el teatro Malayerba.

Quedan 3 funciones, a las 20:00, del 23 al 26 de febrero.

Nicolás Cambas, el autor y actor argentino, tiene 14 años sobre las tablas de las artes escénicas. Ha llegado al público de 15 países en 3 continentes, algunos de los cuales también han recibido sus talleres. Hace 3 meses terminó una gira con ‘Payasos sin fronteras’ en ciudades de Palestina e Israel.

El clown excéntrico en la versión del artista va dirigido a formar una masa crítica pese a que el libreto no contiene referencias a lo real. Se teje más bien una suerte de “acto psicomágico” entre las ideas que los espectadores despliegan sobre el amor en una especie de “ritual colectivo”, lúdico. (I)

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