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Cien años de soledad cumple medio siglo

Gabriel García Márquez escribió la obra durante un año y medio. Las páginas del manuscrito estuvieron a punto de perderse bajo la lluvia.
Gabriel García Márquez escribió la obra durante un año y medio. Las páginas del manuscrito estuvieron a punto de perderse bajo la lluvia.
Foto: internet
30 de mayo de 2017 - 00:00 - Rafael Croda, corresponsal en Bogotá

Cien años de soledad, la gran novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, cumple hoy su primer medio siglo de vida consolidada, ya, como una obra maestra de la literatura universal.

El acto central de las conmemoraciones en Colombia se realizará en la Casa-Museo ‘Gabriel García Márquez’ en Aracataca, donde nació el escritor.

En ese recinto, el alcalde Pedro Sánchez Rueda hablará sobre el hijo más ilustre de la población del caribe colombiano y un centenar de escolares presenciará una obra de teatro basada en algunos personajes de Cien años de soledad.

García Márquez decía que en ese pueblo donde nació el 6 de marzo de 1927 y en el que vivió hasta los ocho años encontró la materia prima de su deslumbrante obra literaria.

El escritor y sociólogo colombiano Edgar Rey Sinning, un experto en García Márquez, dice a EL TELÉGRAFO que Cien años de soledad sigue siendo una obra “fundamental” en la novelística latinoamericana. “Es, además, un punto de referencia permanente para entender a Latinoamérica en el mundo, y en muchos países y universidades se estudia, se lee, se escribe sobre ella. Se le considera el Quijote de la Mancha del siglo XX y eso es un indicador de que se va a seguir leyendo quizá durante siglos”.

Dice que como lector, escritor y sociólogo del caribe, lo que más valora es la capacidad que tuvo García Márquez para aprender las técnicas literarias de los grandes escritores y ponerla al servicio de la cultura popular enraizada en el caribe.

Gabriel García Márquez, quien murió hace tres años, recordaba los 18 meses que pasó escribiendo ininterrumpidamente Cien años de soledad en México, como una proeza de índole familiar en la que su esposa, Mercedes Barcha, jugó un papel heroico.

“Lo que podía ser motivo de otro libro mejor –aseguraba García Márquez–, sería cómo sobrevivimos Mercedes y yo, con nuestros dos hijos, durante ese tiempo en que no gané ningún centavo por ninguna parte. Ni siquiera sé cómo hizo Mercedes durante esos meses para que no faltara ni un día la comida en la casa”.

Por eso cobró mucho sentido lo que Mercedes comentó un día de principios de agosto de 1966 en las afueras del edificio de correos de la Ciudad de México: “Ahora lo que falta es que la novela sea mala”.

Minutos antes, ella y el escritor terminaban de enviar a Buenos Aires un paquete con la mitad de las 590 cuartillas mecanografiadas de Cien años de soledad. Lo hicieron así porque no les alcanzó el dinero para enviar el texto completo.

García Márquez y Mercedes sabían que la novela no solo no era mala, sino que era muy buena. Ya la habían leído amigos de la pareja como Álvaro Mutis, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, y los tres coincidían en que era lo mejor que se había escrito en lengua castellana en los últimos tiempos.

Y cuando el director literario de la editorial Suramericana, Francisco Porrúa, leyó la novela, decidió hacer un primer tiraje de 8.000 ejemplares, algo inusual en esa época. (I)

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