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Areka teatro narra todas las voces de Violeta Parra en su centenario

Cristina Duque, Johana Jara y Laura Oviedo (centro) conforman el colectivo Areka Teatro, formado en 2008 luego de estar en el Laboratorio Malayerba.
Cristina Duque, Johana Jara y Laura Oviedo (centro) conforman el colectivo Areka Teatro, formado en 2008 luego de estar en el Laboratorio Malayerba.
Fotos: Álvaro Pérez / El Telégrafo
29 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Anoche se estrenó la obra Las Voces de Violeta, en el Teatro Demetrio Aguilera Malta. La pieza escénica y musical es un homenaje a la artista chilena Violeta Parra (1917-1967) y se suma a los eventos varios que se realizan este año, en algunos países, en el marco de su centenario.

La obra es una ‘panorámica’ de la vida de la compositora, investigadora del folclor, artista plástica y poeta, quien fue miembro de una familia de numerosos exponentes del arte, explica Patricio Rivas, autor del libreto y quien se desempeña como Agregado Cultural de la Embajada de Chile en Ecuador.

“Se trata de una creación colectiva, no hay dirección escénica”, dice la actriz Cristina Duque, quien integra el grupo de teatro Areka, del que también son parte David Paredes (estudiante de canto), Johana Jara y Laura Oviedo. El elenco de la obra incluye la intervención musical de la cantautora Karina Clavijo, quien remarca el trabajo de Parra en la etnomusicología además de sus conocidas composiciones.

“Ella buscaba formas de tocar la guitarra que marcaron una época en Hispanoamérica. Sus hallazgos, de estructuras y estéticas, se complementan con su extraordinaria poesía, una obra intelectual, sin duda”, señala Clavijo, quien también es investigadora musical.

En la obra “hay pinceladas de toda su vida y obra”, dice Johana Jara para graficar que la lectura de sus Décimas. Autobiografía en verso fue una de las fuentes para la interpretación de sus personajes, además del libreto cuyo resultado contiene bordados que la actriz elaboró como eco de la actividad que Parra adoptó en la infancia, mientras se sobreponía de una viruela que la recluyó en su casa de Chillán.

Rivas recordó que, entre otros referentes de la lírica, dos mujeres marcan la historia de Chile desde el punto de vista artístico y poético durante el siglo XX: Gabriela Mistral (1889-1957) y Violeta Parra. “Mujeres disidentes, que no fueron sumisas sino que, desde el mundo artístico y creativo, se abrieron paso en la cultura aunque ambas hayan sido tardíamente reconocidas”.

Mistral, quien tuvo un paso por Ecuador que benefició sobre todo a estudiantes, obtuvo el Nobel en 1945 y la mayoría de reconocimientos para Violeta Parra fueron póstumos: se han dado durante el último medio siglo tras la divulgación de investigaciones sobre su labor en varios ámbitos de las artes e, incluso, académicos y sociales.

Un trabajo multidisciplinario

La niña de origen campesino que fue Violeta Parra creció en Chillán, la misma tierra del sur chileno del  poeta Gonzalo Rojas (1916-2011) y del pianista Claudio Arrau (1903-1991), pese a que ella nació en San Carlos, aclara Francisco Vidaurre, comunicador chileno residente en Ecuador. Las Voces... incluye el relato de los orígenes de Violeta y narra, con danza incluida, las travesías artísticas, políticas y humanas que la llevaron a ser una creativa transgresora de su entorno.

Durante cuatro meses, el elenco de Areka trabajó sobre las tablas para representar las facetas de la artista. Duque y Oviedo se encargaron del vestuario de la obra y Jara de los bordados, como una forma adicional de meterse en la historia del personaje. Desde La Odisea y el aparecimiento de Penélope, es conocida la referencia del tejido en cuanto a la urdimbre de relatos.

“Amiga soy de la lluvia / porque es un arpa cantora / de alambres y de bordonas / que tuntunean con furia...”, escribió Parra y el fragmento sirve para justificar que su única ‘espera’ perseguía la trascendencia propia, en varios campos.

El movimiento conocido como Nueva Canción Chilena fue configurado a través de las exploraciones de la compositora alrededor del canto popular. Sus obras y recopilaciones la convirtieron en la principal figura del folclor de su país y, en 2011, la película Violeta se fue a los cielos, de Andrés Wood, llevó la historia de la poeta y música al cine chileno.

“La cueca fue un baile de origen colonial, tradicionalista que Violeta Parra trastocó —a través de su exploración de una raíz ancestral— al hacer una ‘anticueca’, que incluye afinaciones particulares”, le explicó Clavijo a este diario.

El aporte sería el ‘equivalente’, una “vinculación con la antipoesía”, añade Rivas apelando al movimiento literario creado por el centenario Nicanor Parra. El 5 de febrero de 1967, la depresión condujo al suicidio a la artista cuya vida se interpretará en una obra teatral que conjuga danza y teatro. El par de funciones que restan de esta microtemporada se darán hoy, a las 19:30, y mañana, desde las 18:00. (I)

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