San Francisco es la ciudad más poblada de California y la décimo tercera de Estados Unidos. Está copada por migrantes y el tránsito de personas de distintas identidades. La dinámica de su centro turístico podría asimilarse como el entorno antropológico con el que Marc Augé define a los ‘no lugares’: esos espacios de tránsito, de flujo, dominante en las sociedades ‘sobremodernas’. Allí se desplaza la hegemonía de lo fijo y estable.

El fotógrafo Andy Holst (Guayaquil, 1958) hace un muestreo de la ciudad para captar el tránsito de sus identidades y bosquejar en pequeños fragmentos una ficción de lo que los define, de lo que él imagina mientras los fotografía.

Con su lente de 300 milímetros se mezcla entre la multitud para retratar a 38 personas de las distintas nacionalidades que transitan la ciudad. Las reúne en la muestra ‘Apuntes de viaje’. En cada fotografía es posible distinguir negros, latinos, chinos que podrían estar en cualquier otro lugar del planeta. A ellas integra las actitudes de las personas al habitar el espacio urbano en su centro turístico, la evasión del ruido con audífonos, elementos que los definen a través de su vestuario, su mirada o su sonrisa. Fragmentos que considera aproximaciones subjetivas de lo que piensa la gente, “lo que nos marca como ciudadanos y sujetos de este mundo. Son variaciones de lo que se siente al ver el tránsito de la gente”, dice.

“Oigo, no sé si me libero o me encierro pero ando protegido. Algo me dice el entorno (...) El año me trajo el flamenco -la salsa. El recuerdo de los lugares en el sur, aún más al sur que el canal/más allá del mediterráneo. De por allá vine, de tierra de moros y estos son mis ojos”, dice Holst en dos de sus fragmentos imaginarios bosquejando una identidad de los habitantes del ‘no lugar’.

La reciente muestra de la serie ‘Apuntes de viaje’ que presenta Holst nuevamente en Guayaquil tras uno de sus constantes viajes evade la iconografía del lugar, un objeto constante en sus anteriores trabajos como la que presentó el año pasado en el Museo Nahim Isaías. Esta vez, Holst se enfrasca en la fotografía urbana de los rostros.

“Había dos posibilidades para esta serie: o lo hacía sobre Cerdeña, o era sobre San Francisco. Escogí San Francisco porque me daba la oportunidad de tener los retratos que me daban la oportunidad de escribir textos focalizados en las subjetividades de la gente, la mía en particular y también entre los diferentes grupos étnicos que hay en San Francisco”, dice Holst.

Asume esta escritura como una forma de anclar las diferencias de las personas que retrata de forma imprevista, y al mismo tiempo hacer una reseña del discurso imperante de la era “que es el de la tecnociencia y el capital, que lo toma todo y ha hecho la sociedad algo totalmente distinto”, señala Holst.

Holst apuesta esta vez por los retratos urbanos en digital y su narrativa. Antes de su salida del país, de Guayaquil a Copenhague, se especializaba en fotografía análoga. Con esta experimentaba múltiples exposiciones, técnica en la que se fotografía varias veces con el mismo negativo para crear algo abstracto.

La muestra de la serie ‘Apuntes de viaje’ se inauguró el pasado miércoles en el Museo de Arte Antropológico y Contemporáneo (MAAC), en Guayaquil. Permanecerá abierta hasta el próximo 6 de febrero de este año. (I)