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A la luz de los hechos, un thriller tejido por mujeres

Las coprotagonistas –una ciega y otra, vidente– en escena. La obra se presentará hasta el 21 de diciembre.
Las coprotagonistas –una ciega y otra, vidente– en escena. La obra se presentará hasta el 21 de diciembre.
Fot: cortesía / Elizabeth Pérez
03 de diciembre de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

La calle podría ser llamada 24 de Mayo, junto a la plaza homónima, llena de vendedores ambulantes, como Lucía y Anamaría, que instalan sus puestos cada mañana ante los ojos de los transeúntes.

La una empuña un bastón y usa unas gafas oscuras para mostrar, cuando le conviene, su ceguera mientras oferta cábalas, ‘esencias de la bienaventuranza’. La otra, con vestido largo, gitano, es mesera en una cantina y dice que tiene la habilidad de predecir el futuro.

En una esquina cercana hay un teléfono en el que aparece, de vez en cuando, el croupier ausente, Eugenio (“siempre bien trajeado, / con su bigote muy cuidado, / siempre tan digno en su pobreza”), cómplice  de ambas mujeres, empujadas a un casino por la miseria.

Los idilios, al igual que las trampas, surgen de las necesidades de personajes que prefieren echar su suerte en la ruleta de sus fechorías. El conflicto aparece mientras se teje un fraude para conseguir dinero fácil. Comprar la lotería sería esperar a la suerte y las dilaciones del azar postergarían el pago del arriendo, urgente en el thriller A la luz de los hechos, escrito y dirigido por la dramaturga Martha Ormaza.

El bastón, le contó Valentina de Howitt (la intérprete de Lucía) a este diario, la acompañó durante los últimos 3 meses, junto con una venda, mientras la actriz eliminaba la luz de su imaginario para llevarlo sobre las tablas, convenciendo de su ceguera a los espectadores que llenaron el Patio de Comedias, donde se estrenó la obra el miércoles pasado, en el inicio de su primera temporada, de 4 fechas.

“He decidido hacer trampa” –confesará Anamaría (interpretada por Julia Silva) y le agregará un matiz a la treta, buscando la complicidad de su hermana: “nada grave, voy a hacer la prueba última de mi precognición, en el casino”.

“Pues, ve, haz trampa. Juega los aquí prohibidos juegos de azar, juégate tu vida ¡y, de paso, juégate la mía!... Esencias, esencias para atraer la suerte”, gritará Lucía, como un delirio ciego que rebota en las calles del Centro Histórico, entre hierbas, altares, alquimias y palabras mágicas.

La vidente usará su don en beneficio propio, pese a la moral –flexible- de su hermana ciega. Es que “la caridad comienza por casa”, como decía la abuela de ambas, pero las consecuencias serán fatales, así lo anunciará Lucía. “Yo no puedo ver el presente, tampoco el futuro, pero puedo leer los equívocos y esto, Anamaría, ¡me apesta a desastre!”.

El ritmo de la obra está marcado por el paso de los días –tan quiteños: lúgubres, claros a la vez–, visibles por la iluminación y la músicacompuesta por la miltiinstrumentista Grecia Albán.

“Esencias, esencias del alma que no se venderán por el puto vaticinio de Anamaría...”, quien lleva a Lucía y a Eugenio al desastre anunciado.

Un thriller aderezado con farsa

La directora Martha Ormaza, quien escribió el libreto en 2008, ha dicho que A la luz de los hechos forma parte de una revisión de la existencia acompañada de una “relectura del trabajo dramático”. La también actriz cuenta que decidió montar la obra en el género del suspenso que, “con los pretextos de la acción y la aventura, invita al espectador a mirar las relaciones familiares a través del Realismo Mágico (...) y andino”.

La obra ilumina con humor. La genealogía de Anamaría y Lucía, narrada por ellas, es una muestra de eso. Su padre, miembro de una “respetable familia venida a menos”, fue abandonado por la madre de ambas, quien huyó con el contorsionista de un circo itinerante, dejándolo a la deriva en un barco en el que la tripulación tenía a una suegra delirante tras la vidente-mesera y la ciega vendedora de esencias.

—Siempre me he preguntado cómo será la vida sexual de un contorsionista— soltará, pícara e irreverente, Anamaría.
—Con muchas posibilidades— le sonreirá Lucía.
—Qué cambio hizo mamá: papá era la antítesis del erotismo...
—¿Habrán hecho el amor trimestralmente?
—Sin embargo, para mí, papá tenía el color de la pasión. Era de color rojo, rrrojo en su errre al hablarrr, en su inefable olorrr a trrraje rrraído.
—Tienes rrrazón. Era colorado, se ruborizaba con facilidad...— rematará la hermana que predice -o no tanto- el futuro en una obra teatral que tuvo tras bastidores a media docena de mujeres. (I)

Datos

El estreno del thriller A la luz de los hechos  se dio el miércoles pasado, a las 20:30, en teatro Patio de Comedias (18 de Septiembre E4-26, entre 9 de Octubre y Amazonas).

La directora es Martha Ormaza, quien escribió que “lo que nos une (al colectivo de mujeres tras la obra) es el deseo de plasmar nuestro mundo afectivo femenino en un resultado escénico emocionante”.

Ficha técnica: Las protagonistas son Julia Silva y Valentina De Howitt; la dirección de arte fue de Paloma Pierini (también estuvo a cargo de la iluminación); la música es obra de la multiinstrumentista Grecia Albán; y el vestuario fue diseñado por Marta Forero.

La primera temporada de la obra será de 4 fechas. Restan los miércoles 7, 14 y 21 de diciembre. La entrada cuesta $ 8 y se puede reservar llamando al teléfono: 256 1902.

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