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El Telégrafo
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Lucho Silva primero dibujó saxofones

Lucho Silva tenía 84 años y era conocido por mantener un buen estado físico.
Lucho Silva tenía 84 años y era conocido por mantener un buen estado físico.
Foto: Archivo
02 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Cuando era niño, a Luis Eduardo Silva Parra, hijo de un violinista y director de orquesta, le gustaba dibujar saxofones. Tiempo después los tallaba en palo de balsa. Su padre le decía que solo les faltaba sonar. Aunque en esos días aún no sabía tocar el instrumento, aquella afición terminaría marcando su vida para siempre, incluso a pesar de que en esa época —entre finales de la década del treinta e inicios del cuarenta— la costumbre era que los hijos de músicos aprendieran a tocar los mismos instrumentos que sus padres. Fallecido el pasado miércoles 30 de diciembre a causa de un cáncer de hígado que le había sido detectado hace apenas un mes, Lucho Silva será recordado por ser uno de los pioneros del jazz en  Ecuador.

Silva creció en un tiempo en que la televisión aún no se había instalado en todas las casas y las familias se reunían alrededor de la radio para escuchar a concertistas internacionales. Nacido en Guayaquil el 9 de febrero de 1931, incursionó en la música desde muy joven gracias a su padre, Fermín Silva de la Torre, a quien desde los doce años acompañaba a matrimonios y otros trabajos. Al principio Silva tocaba el clarinete, pero no lo entusiasmaba demasiado. Lo suyo era otro instrumento de viento, el saxofón, al que alguna vez llamaría “el instrumento más bello del mundo”. Su primer maestro, Bolívar Claverol, se impresionó cuando lo conoció. “Cuando me llevaron con él, le saqué ocho notas claritas. No me creía que era la primera vez que tocaba”, contaba Silva a EL TELÉGRAFO en una entrevista en 2012 publicada en el suplemento cultural CartóNPiedra. Estudio tres años con él en la escuela musical Santa Cecilia.

Más tarde trabajó como ‘lagartero’ y tocó en los grupos Costa Rica Swing Boys, América, las orquestas Blacio Jr., la Sonora Rubén Lema, De Luxe (donde era flautista y cantante), Los Gatos y la banda Los Hermanos Silva, junto a sus hermanos Fermín y Octavio y sus amigos Miguel Sánchez y Julio Rubira.

Su carrera como solista y como formador de músicos lo llevó a dar  presentaciones internacionales, incluyendo una en Manhattan, donde tocó junto a la leyenda de la guitarra Les Paul, a mediados de la década pasada.

Aunque tenía 84 años, era conocido por su buen estado físico. No había dejado de dar clases en su academia musical Preludio. La música era —decía— su terapia. Una de las cosas por las que los ecuatorianos recuerdan más a Silva es por el tema que compuso a inicios de la década del ochenta para la introducción del programa dominical La Televisión, conducido entonces por el actual secretario del Buen Vivir, Freddy Ehlers.

En agosto de 2012 el Consejo Nacional de la Cultura le entregó el Premio Eugenio Espejo a las actividades artísticas y culturales. Este galardón, al que Silva llamaba “el Premio Nobel que me entregó el presidente Rafael Correa”, lo recibió cuando ya tenía 81 años. Pero para él, el reconocimiento no había llegado tarde. “Tarde es cuando estás muerto”. Tenía esa forma de ver la vida y se la pasaba haciendo bromas. Nunca será tarde para recordar a Lucho Silva. (I)

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