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El Telégrafo
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El 15 de enero de 2007 se creó la cartera de Estado mediante decreto

Los actores culturales esperan continuidad en la gestión de la Ley

Los actores culturales esperan continuidad en la gestión de la Ley
Foto: Mario Egas / El Telégrafo
05 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Guillaume Long, el séptimo ministro de Cultura y Patrimonio que tiene el país -desde la creación de esa cartera de Estado, hace nueve años— le puso fecha a la aprobación a una deuda constitucional.

“En 2016 ya habrá Ley de Cultura”, dijo cada vez que le fue posible hacerlo públicamente sobre la normativa que se salió del plazo establecido en la Constitución de Montecristi, aprobada en 2008. Este año la ley, finalmente, entraría a segundo debate en la Asamblea Nacional, tratada por una comisión tripartita integrada por representantes del Ministerio de Cultura, la Asamblea Nacional y la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE).

Desde la expectativa de la aprobación de la ley se inició la aproximación entre los sectores que integran el trabajo en materia de cultura en el país y la Función Legislativa a través de la gestión del Ministerio. Sin embargo, a días de cumplirse un año de la gestión de Long en esta cartera de Estado, el presidente Rafael Correa dispuso su cambio a la Cancillería, en reemplazo de Ricardo Patiño.   

Ana Rodríguez, quien integró como viceministra el equipo de trabajo de Long desde sus inicios, quedó a cargo de la cartera de Estado, pero se esperaría su continuidad. “Su capacidad garantiza continuidad en proceso de ley”, dijo Long en su cuenta de Twitter.  

Ana Rodríguez sería la octava Ministra de Cultura. Su gestión está avalada por el trabajo que realizó en la dirección de la Fundación Museos de la Ciudad, en Quito, donde gestionó un incremento del presupuesto municipal para el sector.

La productora y directora de cine Gabriela Calvache destaca este aspecto, considerando que “en Cultura se necesita un tema de gestión dentro de lo económico. Espero que el gobierno ratifique la función de Ana Rodríguez en el cargo de ministra porque ha venido trabajando con la Ley desde el viceministerio y podría trabajar con todos los sectores interesados para que finalmente se concrete su aprobación”.

Calvache resalta que “Rodríguez ha dicho que el Estado tiene una deuda con el sector porque se han impulsado muchas cosas, excepto esta ley (de cultura), que es bien importante, como la cultura de cualquier país, y una vez ratificada en el cargo debe permanecer porque solo cuando alguien está un tiempo determinado puede trabajar con profundidad”.

La crítica literaria y gestora, Cecilia Ansaldo, coincide con Calvache respecto a la expectativa de que la gestión de una persona en este Ministerio pueda ser más prolongada. “Naturalmente, el Ministerio de Cultura se ve afectado por el cambio. En cualquier espacio donde hay que marcar directrices hay que dar un tiempo propicio para que esas ideas se canalicen. Hay que darle tiempo a un equipo, porque una sola persona no hace mucho y los cambios se trabajan en equipo y eso necesita solidez”, sostiene Ansaldo.

La crítica guayaquileña sostiene que una de las deudas de este Ministerio de Cultura, además de la gestión para la aprobación de la Ley, es “una política de coordinación de esfuerzos de la gestión cultural en el país porque la gestión cultural tiene muchas caras y no solo institucionales, sino también privadas. El sector tiene muchas iniciativas solitarias, esforzadas, sin financiamiento, pero que están allí moviendo a una comunidad en su entorno. Todo eso podría constituir una enorme red que alguien tiene que ordenar, canalizar, aproximar y eso no se ha hecho”, resaltó Ansaldo.

Por su parte, el presidente de la Casa de la Cultura, Raúl Pérez Torres, cree en la necesidad de la permanencia de quien dirija el Ministerio, al considerar que con cada nuevo actor, tras el mando, se “echa al tarro de basura lo que se ha dicho y programado, y eso es lo que ha pasado siempre en el país”, dijo.          

“Han sido ocho cambios desde su creación y creo que habría que reflexionar sobre la necesidad de mantener un Ministerio de Cultura en esas condiciones. Desde la Casa de la Cultura hemos tenido muchas confrontaciones con los ministros de paso y solo hemos pedido que se respete un aspecto histórico: la autonomía de la Casa de la Cultura dentro de las políticas del sistema nacional de cultura, la matriz, que afirma su carácter nacional, y que  puedan elegirse democráticamente sus autoridades”, dijo Pérez Torres.

El sector queda bajo la expectativa de que se pueda sostener la gestión de Long, principalmente en lo que se refiere a la ley, para que la Asamblea Nacional analice este cuerpo legal que -según se ha dicho- permitirá organizar, potenciar y fomentar la gestión artística, la formación de públicos, la memoria social y el patrimonio material e inmaterial que tiene el país. (I)

DATOS

La Constitución de Montecristi, aprobada en 2008, establece que el Sistema Nacional de Cultura está integrado por todas las instituciones en el ámbito cultural que reciben fondos públicos y por los colectivos de personas que vinculen al sistema. Además, según la norma, el Estado ejercería su rectoría a través del órgano competente.

El 15 de enero de 2007, el presidente Rafael Correa creó, por decreto, el Ministerio de Cultura y declaró como política de Estado el desarrollo cultural del país. En 2013, mediante decreto se suprimió el Ministerio Coordinador de Patrimonio y se entregó sus atribuciones al Ministerio de Cultura.

En enero, la Asamblea Nacional presentó su hoja de ruta. En ella se incluyó la aprobación de 36 leyes. Una de estas sería la Ley de Cultura que se tramita desde 2010.  
La Ley plantearía diversos aspectos en materia de derechos y ordenaría el Sistema Nacional de Cultura, establecido en la Constitución.

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