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La Insensata pondrá en debate el uso del espacio público en Tumbaco

Cantina incluye a personajes en rol de actores, músicos y cirqueros. El elenco montó la obra a través de talleres en los cuales intercambiaron conocimientos.
Cantina incluye a personajes en rol de actores, músicos y cirqueros. El elenco montó la obra a través de talleres en los cuales intercambiaron conocimientos.
Fotos: Miguel Jiménez / EL TELÉGRAFO
31 de enero de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

La entrada es un camino de césped flanqueado por muros, uno de los cuales es el cerco del conjunto ‘Casas Alpha’. Al girar aparece una puerta de madera pintada de blanco sobre la que han puesto un letrero: “Privado. Familia Bravo”. A través de los barrotes se puede ver la carpa escénica del Espacio Creativo La Insensata, a la que se llega bordeando una casa.

Es el único lugar que puede acoger obras de teatro, danza o talleres sobre estas artes en Tumbaco, la tercera parroquia más grande del Distrito Metropolitano de Quito. Es el sitio donde se presentaba la función de Cantina, hasta el viernes pasado.

La temporada iba a terminar el sábado 27 de enero, pero se suspendió porque los protagonistas de la obra decidieron “evitar” la revisión que ese día haría la Agencia Metropolitana de Control (AMC). “Fue una cuestión de respeto al público impedir que interrumpieran la función”, dice el actor Matías Belmar, quien también ha participado en obras como El país de la canela o La Deliciosa historia del chocolate-, al lado de la carpa donde trabaja todos los días.

Adentro, con telas y trapecios, sobre colchonetas y una cama elástica, media docena de niños están concentrados en sus talleres. Es la tarde de un lunes y, unas horas antes, la carpa acogió las clases que la cantautora Grecia Albán dio a un ensamble vocal.

La productora Carla Calasanz (i) y los artistas Tanya Sánchez y Matías Belmar, conforman la compañía Círculo Artes Escénicas, en La Insensata.

A unos metros, en el porche de la casa donde la artista reside, la actriz Tanya Sánchez enfría su mate y cuenta que el aforo del lugar es de 200 espectadores, pero Cantina no ha llegado a convocar ni la mitad de eso. A veces van 20 o 40 personas. “Es un teatro, no un sitio para concierto, pese a que hacemos música en vivo, acordeón, chelo, bajo, guitarra”, explica la artista, frente a un muro blanco.

‘Casas Alpha’ es la residencia de 14 familias y la administradora del conjunto, Natalia Carrillo, llamó al GAD (Gobierno Autónomo Descentralizado) de Tumbaco el día del estreno de Cantina (12 de enero), indicando que el ruido molestaba a los moradores, una queja que fue recibida por Christian Santander, teniente político de esa parroquia.

El funcionario llegó a las calles Manuel Páez y Joaquín Castro junto con tres policías, esperaron a que la función terminara e hicieron una revisión breve para constatar que no haya irregularidades.

Una semana después, los integrantes de La Insensata les indicaron los documentos que se requieren -licencia única de actividades económicas, LUAE, entre otros requisitos previos- para mantener abierto un espacio como ese, adonde llegaron en diciembre de 2016 y donde la carpa empezó a ser escenario y taller desde abril de 2017.

Cantina ganó los fondos concursables del Ministerio de Cultura y han cumplido 5 de las 6 funciones programadas, confirma Carla Calasanz, productora de Círculo Artes Escénicas. En la obra, el libreto es una base que ayudó a los artistas a armar un concepto pero consiste, sobre todo, en la improvisación.

¿Era inevitable suspender la última función de Cantina?

“Sí. Por el acoso que estamos sufriendo”, dice Belmar, “algo que responde a las múltiples denuncias de nuestros vecinos”. Luego de la revisión por la que pasaron hace 3 semanas, Santander les indicó que los apoyaba y ofreció ser mediador entre los artistas y vecinos, pero los diálogos no se concretaron.

La semana pasada, la AMC, a petición de la dirigencia de ‘Casa Alpha’ fue a hacer “un control”, pero no hubo clausuras, solo una verificación, según el departamento de Comunicación de esta entidad municipal.

“El teniente político nos dijo que no iba a meterse con la cultura y nos permitió trabajar”, cuenta Belmar.

“El viernes, en cambio, unas diez personas buscaron en los basureros y camerinos, algo muy inusual, quizá porque hubo una denuncia que supera lo imaginable. Suspendimos la obra para evitar otra visita inesperada”.

Una veintena de espectadores asistió el viernes, el aporte que pagaron fue voluntario  -$ 10-, al igual que en funciones pasadas, como la de El gran circo de Olga la pulga, una de las piezas más conocidas del colectivo, que presentará Guagüitas, su primera obra de teatro para infantes el 16 y 17 febrero, además de Fuga en la zona roja, del colectivo español El gran ti clop.

Sánchez, Belmar y Calasanz retomarán Cantina con más funciones. Mientras que Carrillo señala que dará su testimonio a este diario el viernes próximo, después de reunirse con los vecinos y el presidente de ‘Casas Alpha’. (I)

→La productora Carla Calasanz (i) y los artistas Tanya Sánchez y Matías Belmar, conforman la compañía Círculo Artes Escénicas, en La Insensata.

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Christian Santander, teniente político de Tumbaco

“Queremos que en la parroquia haya más espacios para la cultura y el arte”

Luego de conocer la actividad de La Insensata, las autoridades de la localidad apoyaron a los artistas.

 Christian Santander -lleva 9 meses al frente del GAD Tumbaco– recibió a este diario en su oficina, junto con el teniente de Policía Christian Araguillín; ambos hicieron un control en La Insensata, el 12 de enero, por pedido de los moradores de ‘Casas Alpha’.

¿Qué había antes en el lugar donde está la carpa ahora?

Aquí hay muchas fiestas clandestinas, ‘caídas’ de personas de parroquias vecinas y hemos trabajado para evitar que se hagan esas actividades sin control. Los inquilinos de turno realizaban esos eventos allí. Eso fue parte del historial de la parroquia, algo que cambió con la carpa escénica.

¿Por qué hicieron una revisión en ese espacio creativo?

Hubo vecinos que denunciaron que se daban eventos de otro tipo en el sitio, pero al ir nos topamos con este centro cultural, donde hay gente con una trayectoria que yo conocía al haber trabajado con el programa ‘Circo Social’, del Patronato San José.

¿Tienen todo en regla?

Todos los papeles, pero los vecinos estaban molestos, los administradores del conjunto me escribían al celular, anunciando que iba a haber ‘un evento’ allí. No era lo que pensaban: acudían unas 20 personas y se escuchaba la música de los instrumentos que empleaban. No sé hasta qué punto sea incómodo que un lugar que cuenta con permisos y hace una labor cultural sea intervenido. Tienen garantías, como la Ley de Cultura, y la Tenencia Política respalda estos espacios artísticos si cumplen con las normas.

Usted ofreció una mediación...

Convocaremos a los involucrados; y a un delegado del Ministerio de Cultura y Patrimonio, otro del núcleo Pichincha de la Casa de la Cultura y al actor Christoph Baumann. (I)

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