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La autogestión puso en escena El Cascanueces

La Compañía Juvenil de Ballet sella el final de la coreografía del Vals de las Flores, uno de los números del clásico musicalizado con un tema de Tchaikovsky.
La Compañía Juvenil de Ballet sella el final de la coreografía del Vals de las Flores, uno de los números del clásico musicalizado con un tema de Tchaikovsky.
Foto: cortesía
26 de diciembre de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Promover la cultura del ballet a partir de la realización de espectáculos de calidad es la consigna personal de Pamela Hidalgo, directora de Pam Danza Teatro.

Se trata de un emprendimiento que no deja de ser un desafío por su alto valor económico, cubierto con autogestión para realizar las puestas en escena y el proceso que conlleva educar a un público que aprecie y disfrute de producciones de calidad.

Ballet junto al lago

Hidalgo, maestra certificada por el Royal Academy of Dance, única acreditada en  Ecuador, inició el año pasado el programa Ballet junto al lago, de su autoría, en el centro comercial Plaza Lagos Town Center con el apoyo de un auspiciante cultural que confió en su criterio y propuesta escénicos.

La obra que se interpretó al aire libre por tercera ocasión -el pasado 20 de diciembre- fue el clásico El Cascanueces. “Nosotros tomamos la versión del coreógrafo George Balanchine, quien invitó a Macaulay Culkin a participar en El Cascanueces junto a la compañía del New York City Ballet”, detalla la balletista con 26 años de experiencia artística.

Cuenta que, admirada por  esta versión, realizó el primer montaje en Guayaquil hace 10 años -en el Teatro Centro de Arte- basándose en la coreografía de Balanchine y utilizando la réplica de ese vestuario de lujo. “Lo que yo he tratado de lograr en la ciudad es que este clásico se presente todos los años en diciembre y se convierta en una tradición”, explica.

El Cascanueces como tradición

La obra que se desarrolla en dos actos está inspirada en el cuento El Cascanueces y el Rey de los Ratones, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann,  con la coreografía original de Marius Petipa y la composición musical de Pyotr Llyich Tchaikovsky.

El relato comienza en la celebración de Nochebuena en casa de la familia Stahlbaum, cuando los pequeños Clarita y su hermano Fritz reciben de su padrino, el magistrado Drosselmeyer,  un cascanueces  de juguete. Cuando todos se van a dormir, ella descubre entre los regalos un muñeco  con la función de partir nueces con la boca.

Un mago se le presentará a la niña para advertirle que será testigo de una guerra entre el Cascanueces y los ratones. El presagio se cumple y  el Cascanueces vence al rey ratón, luego de lo cual se convertirá en un príncipe. De esta forma él llevará a Clarita al país de las golosinas donde los recibirá el hada de azúcar. Junto a ella celebrarán a lo grande entre copos de nieve y personajes fantásticos, como la mamá ganso, las polichinelas y demás figuras que representarán a algunos países en distintas coreografías.

“En esta ocasión, al tratarse de un escenario al aire libre, tuvimos que reemplazar la escenografía usual de los teatros”, señala Hidalgo sobre este montaje al que le añadió el árbol de Navidad, el reloj de la sala y un cañón usado en la batalla entre los soldados y los ratones para el primer acto. En el segundo, un trineo y una torta fueron los elementos adicionales, pero siempre resaltando los trajes de lujo de los bailarines.

El elenco principal lo conformó Sofía Risquez en el papel de Clarita; Gilberto Au, quien caracterizó al padrino/mago Drosselmeyer; Víctor Mera en el rol del soldadito y Cascanueces; y Orianna Ottati que interpretó el hada de azúcar.

“Un rol importante lo juega la compañía juvenil de ballet con 16 bailarinas que aparecen en todas las coreografías del segundo acto. La protagonista Sofía Risquez fue escogida por sus dotes de actuación, además de la magia de su mirada al interpretar el personaje”, manifiesta la artista.

Más de 600 butacas se apostaron frente a la escenografía, aparte de los comensales en los restaurantes que pudieron apreciar esta pieza.

“En nuestra tercera edición logramos cautivar al público con un espectáculo gratuito de nivel y calidad. Los que no alcanzaron (a tener) asientos y se mantuvieron de pie por dos horas que duró la obra significaron mucho para nosotros”, indica Hidalgo, fundadora de Pam Danza Teatro, que ha funcionado durante más de 26 años. (I) et

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