Ecuador, 16 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

El Teatro Ojo de Agua presenta Troyanas, reflexión sobre la guerra

La Reina, mujer de un combatiente vencido es interpretada por Irene Villacrés, en la Casa Humboldt.
La Reina, mujer de un combatiente vencido es interpretada por Irene Villacrés, en la Casa Humboldt.
Foto: Mario Egas / El Telégrafo
21 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

El colectivo Teatro Ojo de Agua pone en escena una obra sobre la guerra a través de una versión libre de trabajos de Eurípides y Jean Paul Sartre. El elenco está conformado por seis actores, graduados en la escuela de actuación que dirigen Roberto Sánchez Cazar y María Elena López.

En la pieza, las víctimas son hombres y mujeres que pueden surgir en cualquier parte del mundo. El dolor no conoce fronteras. El montaje final tomó unos cuatro meses antes del estreno, la noche de ayer, en la Casa Humboldt. La lectura y análisis de Las Troyanas, de Eurípides y Sartre, inició hace un año.

La adaptación del libreto estuvo a cargo sobre todo de López y, después del último ensayo, Sánchez explicó que el conflicto de la civilización contra la barbarie de la guerra se mantuvo como esencia, pese a que otros referentes de la historia original desaparecen.

“Hablamos de una tierra, como centro, y de otra que sería la barbarie, en la periferia. A veces se mezclan de acuerdo con el lugar en que se sitúe el poder político y los personajes dejaron de tener su nombre original para ser reemplazados por: el general, una loca, el astuto creador del caballo...”, dijo el dramaturgo, sentado en una de las butacas donde estará el público de su obra.

Gabriela Remache, intérprete de un personaje demente, dice que esta adaptación de Troyanas es la obra más compleja en la que ha participado el grupo, y matiza: “por topar un tema como el de la guerra, uno se conflictúa como artista al meterse en el papel dejando una zona de confort y habitando sitios que quizás no eran familiares, pero que son reales”.

El boceto para la escenografía fue una propuesta de Remache y todo se consolidó en las tablas a través de los aportes del elenco. El cambio mayor —de la idea inicial al montaje final— tuvo que ver con la interpretación de textos y una “indagación corporal”, explica Natalia Grandes, otra de las intérpretes y quien fue productora.

“Vimos lo que proponía el cuerpo sobre la obra mediante la exploración, la ritualidad y la improvisación, hasta alcanzar la energía de un coro”, dice la artista. El trabajo grupal, en Troyanas, hace que el lugar mostrado a los espectadores atraviese cada conflicto histórico. David Pilaluisa, parte del elenco, lo explica mejor: “trabajamos en conjunto, buscando un sentir en común que se exprese como el latido del pueblo que está en una lucha, que cae y se levanta unido”. La técnica, dirá Sánchez, tiene que ver con el canto y danza rituales, como la trabajaba el director polaco Jerzy Grotowski. El fin era mostrar el dolor colectivo.

La actriz Irene Villacrés recuerda que el tejido de una gran tela fue el proceso que más tardó mientras se decidían cuáles serían los elementos de la escenografía. Varias prendas fueron cosidas en largas jornadas porque la tela representa a los muertos y el tejido, la historia. La tiñeron y empezaron los ensayos.

El actor colombiano Andrés Martínez, del grupo La Guagua (Pasto), vio las prácticas como habitante de un país asolado por una guerra que ha durado más de medio siglo y le contó a Sánchez que, con el río Magdalena como escenario real, las mujeres se hacen cargo de los asesinados y se aferran a sus cosas, recuerdos que se tienden como la ropa en el hilo esquivo de la memoria.

“La guerra no tiene ningún sentido, ganadores ni perdedores, pero las mujeres suelen hacerse cargo del dolor que provoca”, reflexiona Sánchez, quien recuerda que, en las artes del país, el género femenino destaca por ser mayoría, quizá por eso también son menos los varones en este elenco de Ojo de Agua.

Los actores forman un debate sobre los combates humanos. ¿Cómo definir la aparente debilidad de un género si las mujeres protagonizan la resiliencia de los pueblos?, es uno de los cuestionamientos del colectivo. “Hay lados de la realidad que aún no comprendemos”, dice Pilaluisa.

La guerra en la visión de seis protagonistas teatrales

La actriz Gabriela Remache, quien encarna a una mujer enloquecida, dice que la obra muestra aspectos humanos que comúnmente se tratan de ignorar pero que, al ser objeto de debate, pueden llegar a ser menos frecuentes. “El arte puede generar grandes cambios”, añade la artista.

Aún con el vestuario puesto, Pilaluisa suelta una reflexión que se enmarca en la alteridad: “interpretar una guerra nos hace vernos como individuos ante nuestros semejantes. Vemos cómo somos y la forma en que damos una solución al medio en que nos encontramos, dentro y fuera de nosotros, en situaciones que le pueden pasar a cualquiera”.

Natalia Grandes coincide en que la exploración personal surge de la contemplación del conflicto y se extiende a “las guerras a las que nos enfrentamos, desde las que muestra la televisión ahora, aunque ha existido desde siempre, hasta lo que podemos hacer como humanos”.

Al preguntarle si la guerra es inevitable en la historia humana, connatural a hombres y mujeres, Diana Proaño recuerda que, para preparar la interpretación de su papel, vio fotos de Siria antes y después de los bombardeos que ha sufrido en los últimos años y eso le generó una empatía particular. “Hay que dejar de ser indiferentes frente a estas realidades, aunque estén al otro lado del mundo —dice la actriz—. Sería posible vivir sin guerra si fuéramos menos individualistas y nos preocupáramos más por los demás”.

Irene Villacrés, intérprete de Elena (una excusa para la discordia), recuerda que la historia está poblada de guerras “para las cuales siempre habrá un pretexto. Es complicado saber si podemos vivir sin ellas, pero se puede estar consciente de sus efectos”. Adrián Llumipanta concluirá con una afirmación categórica: “No se puede vivir sin guerra. Esta obra golpea al espectador porque transmite eso, lo más oscuro e inevitable del ser humano”. (F)

Datos

Troyanas estará en las tablas del 20 al 29 de julio. Los jueves y viernes a las 20:00; sábados, 18:00. Las entradas costarán $ 5 cada jueves y $ 10, $ 7 y $ 5 los otros días.

Esta versión es una “reflexión sobre los conflictos armados desde la visión de los ‘vencidos’ en un montaje contemporáneo” que actualiza un tema que no ha perdido vigencia, según María Elena López.

La escena inicial es parte de un texto añadido por Roberto Sánchez (codirector de la obra) y muestra al elenco en una unidad que sirve como metáfora del proceso que siguieron los intérpretes al trabajar en grupo.

El elenco lo conforman Gabriela Remache, David Pilaluisa, Natalia Grandes, Diana Proaño, Irene Villacrés y Adrián Llumipanta. Sánchez y López adaptaron los libretos. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

'Los sueños de Ani' es una obra en la que se interactúa con las personas por medio de los sentidos. Ellos reciben estimulaciones a través de alimentos, olores, colores, sonidos y texturas.

Social media