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Gestus: 25 años saltando entre Brecht, Ionesco y “Pipo”

Gestus: 25 años saltando entre Brecht, Ionesco y “Pipo”
07 de junio de 2013 - 00:00

Teatro Ensayo Gestus llega al año de sus bodas de plata (25 años) y lo hace con un repertorio de obras que dan testimonio del paso de la agrupación por este último cuarto de siglo. “Este año no vamos a estrenar nada”, dice Bernardo Menéndez, cubano radicado hace 13  en Guayaquil (desde entonces en Gestus) y que ahora dirige “Breverías de mujeres”, el texto que inaugura en esta temporada de aniversario y que para la agrupación es de memorias.

Las obras que Gestus va a retomar, además de “Breverías”, son “Pervertimento” (José Sánchis Sinisterra), “Gepetto” (Roberto Cossa), “Contigo pan y cebolla” (Héctor Quintero), “QEPD” (José Martínez Queirolo), “Falsa alarma” (Virgilio Piñera), y las obras para niños “Gali Galápagos” (adaptación de Isabella Falco de la obra “Galápagos” de Salvador Lemis) y “Colorín colorado”, con texto de creación colectiva de Gestus.

En 1988 el teatro en la ciudad estaba marcado por la presencia de El Juglar. También estaba el Teatro Experimental Guayaquil, dirigido por Marina Salvarezza, y el Teatro de la Universidad Estatal, cargado de fuertes contenidos políticos.

Virgilio Valero, líder de Gestus, cuenta que la idea de la agrupación, incipiente entonces, era distinta a las alternativas escénicas que existían  en la ciudad.

Por la situación económica del país,  Gestus trabajó con el Teatro Experimental  de Marina SalvarezzaEran once personas, algunas de ellas provenían del TUC (Teatro de la Universidad Católica), que se reunían en 1987 para discutir sobre la conformación de Gestus, nombre inspirado en el término acuñado por Bertolt Brecht. Pero no fue hasta el siguiente año que montaron su primera obra. Así, con una grabadora donada por Henry Raad, empezaron a ocupar espacios abiertos como la glorieta del Parque Centenario, en presentaciones dominicales al aire libre.

Y “Colorín colorado... El teatro ha comenzado”, fue el punto de partida de la agrupación, que durante su primera década mantuvo una constante intención de montar obras de teatro para niños, si bien en los primeros años también trabajaron en obras para público adulto, como “QEPD” y “El más extraño idilio” (Tennessee Williams), dos textos relativamente cortos que se presentaban en una doble función llamada “Dos autores y un público”.

En su segundo año, Gestus montó la obra de creación colectiva “La cándida historia de Pedro Piñón” (1989), a partir de una convocatoria hecha por el Estado a propósito de la campaña de alfabetización.

Pero el final de la década de los 90 se presentaba como una época que iba a marcar cambios importantes para Gestus, al igual que para el resto del país. Gran parte de los recursos económicos con los que contaba el grupo quedó congelado en el Banco del Progreso.

Mientras eso pasaba, Valero viajaba a Cuba para presentar su “Colorín colorado” en un festival para niños. Allí conoció a Menéndez, a través de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uniac).

Menéndez se uniría al grupo desde entonces, donde ha ejercido en varias obras el papel de director, empezando con “Breverías de mujeres”, la obra que precisamente ahora abre las celebraciones por los 25 años de Gestus.

Dada la situación económica del país, Teatro Ensayo Gestus trabajó en conjunto por varios años con el Teatro Experimental Guayaquil, de Marina Salvarezza. Así se conformó la alianza TEG+TEG, con la que montarían obras como “La lección”, de Eugene Ionesco (desde 2001) o “La casa del qué dirán” y “Los que se quedan”, ambas de José Martínez Queirolo, en funciones dobles presentadas como “Queiroleando con Pipo” (desde 2003).

Mientras se afianzaba TEG+TEG, que en 2003 llevó las obras de Martínez Queirolo a Cuba, aparecía ya la figura de un joven dramaturgo, Cristian Cortez, que aportaba a esta alianza con su obra “Noctámbulos”.

Valero considera que esa fue una alianza interesante, tanto a nivel estratégico como artístico. “Creo que demostramos que cuando hay una perspectiva de trabajo, se puede llegar a un buen producto, aunque provenga de diferentes escuelas”.

Si bien desde 2004 Gestus ya volvía a presentar obras de manera independiente, a partir de entonces mantuvieron esporádicamente el trabajo en conjunto con Cortez y con Salvarezza.
En 2008 Gestus montó “No se vale llorar”, una creación dramatúrgica en conjunto con Cortez, y en 2012 TEG+TEG volvía con “Montesco y su señora”, de Martínez Queirolo.

Pero la segunda parte de la década que inició el nuevo siglo deparaba otros cambios para Gestus. La agrupación había mantenido el montaje de obras infantiles hasta entonces, pero poco a poco se iba dedicando cada vez más al teatro para adultos.

En 2007 la actriz Azucena Mora se incorporó a Gestus. Ella, que venía del desaparecido El Juglar, que marcó una época del teatro en la ciudad, “creo que encontró un espacio para continuar”, dice Valero.

Por esas fechas Valero y Mora trabajaban en “El hombre de la casa”, una versión ecuatoriana de la serie inglesa del mismo nombre (The man of the house). Ahí compartían reparto con Xavier Pimentel, Priscila Negrón y Alejandra Paredes.

Y con el montaje de “Contigo, pan y cebolla”, del dramaturgo cubano Héctor Quintero, Mora se unió a Gestus. Valero explica que la invitó porque ya había hecho el papel durante su época en El Juglar. En la obra también participó Paredes.

Hoy Gestus está conformado por Virgilio Valero, Bernardo Menéndez, Azucena Mora, Alfonsina Solines, Milton Gálvez, Miguel Ángel Ochoa y María Sacoto. A ellos se suman dos jóvenes actores, aún estudiantes de Comunicación Escénica de Casa Grande: Jessy Gallardo y Diego Ortega.

Sin embargo, Valero cuenta no menos de 115 personas que durante estos 25 años formaron parte o colaboraron con las creaciones del grupo, que ha tenido entre sus montajes una fuerte presencia de la dramaturgia de José Martínez Queirolo.

Valero, que combina su trabajo en el grupo con la enseñanza teatral universitaria, considera que Martínez Queirolo “retrata muy bien la posibilidad de la sociedad ecuatoriana. Sus obras están llenas de visos de actualidad”, y por eso “en mis clase trato de acercar a los estudiantes a Pipo”. “No hay otro dramaturgo como él en Guayaquil”, dice Valero, quien sin embargo ve en Cristian Cortez a un heredero. “Él tiene un legado directo de Pipo, que se evidencia en sus obras con los planos de farsa que el dramaturgo solía llevar al máximo”.

“BREVERÍAS DE MUJERES”

La obra, dirigida en esta ocasión por Bernardo Menéndez, fue escrita por el dramaturgo español José Sanchis Sinisterra. La puesta en escena  consta de tres fragmentos cortos (un diálogo y dos monólogos) que giran en torno a las nociones sobre y desde la mujer.

Virgilio Valero, que en 1996 cursó un seminario teatral en que fue alumno del propio Sanchis Sinisterra, destaca la dramaturgia de su maestro como una que no se basa en la espectacularidad, sino en la posibilidad del texto. “Su dramaturgia es interesante: Rescata la base del teatro”, dice Valero. También agrega que “los textos están abiertos a la posibilidad interpretativa del actor y del director”.

De hecho, esa posibilidad interpretativa alcanza al espectador, que   es conducido a “convertirse en una pieza indispensablemente activa en la percepción del hecho teatral”, según manifiesta el actor guayaquileño.

Los fragmentos de la obra son “Mal dormir”, que narra el reencuentro de dos hermanas (Alfonsina Solines y María Sacoto) que, mientras limpian la casa, asean también los recuerdos de la familia.

En “Retrato de mujer con sombras”, Valero interpreta a una mujer que le revela sus angustias a su padre. El papel originalmente era de la actriz Azucena Mora, quien no podrá participar en este montaje por una intervención quirúrgica.

Aquello llevó al director de Gestus a plantear el personaje desde el punto de vista GLBTI. En 1999 el papel de “Retrato de mujer con sombras” fue interpretado por la actriz  María Fernanda Gutiérrez.

Y el papel del monólogo de “Casi todas locas” está a cargo de Miguel Ángel Ochoa, quien interpreta a un hombre que tras sufrir un accidente doméstico conversa con un amigo y con el transcurrir de la obra se revelan las intenciones de ambos. Todo esto se verá en un fragmento narrado de una manera, según lo que considera Virgilio Valero, “totalmente machista”.

La obra de Gestus “Breverías de mujeres” se presentará hoy y mañana a las 20:00. El evento se llevará a cabo en la Sala José Martínez Queirolo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), Núcleo del Guayas, ubicada en 9 de Octubre y Pedro Moncayo.

El valor de las entradas para las funciones es de $ 5. El precio de los pases para las personas con habilidades especiales y de la tercera edad es de $ 3.

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