En mayo pasado, Jaime Nebot, quien ha sido alcalde de Guayaquil por 17 años y estaría en su último período, anunció un proyecto de arte urbano al que llamó Guayarte. Este plantea distintas estrategias para que artistas y gente vinculada al arte urbano pinten las paredes de la ciudad en lugares y con parámetros establecidos por la autoridad municipal.

En su anuncio, Guayarte intervino el gris de las paredes de la ciudad en zonas como Pascuales, cerca de Cerro Colorado, en las escalinatas de Las Peñas; en Puerto Hondo, Bastión Popular y Chongón.

En estos casos las propuestas son naturalistas, vinculadas a los sectores en los que se ubican con mensajes como: “Si me enseñas con amor, aprendo”.

Como parte de esta primera fase de Guayarte este fin de semana se realizará el primer Festival de Arte Urbano. Esta propuesta, a través de una convocatoria pública, seleccionó a 25 artistas urbanos para intervenir con sus propuestas la calle S, que se encuentra entre la Terminal Terrestre y el aeropuerto de la ciudad.

→En la segunda faceta de este plan se contempla abrir dos circuitos de arte urbano: en el barrio Orellana y en la Plaza Carlos Armando Romero Rodas. Foto: cortesía

Del 20 al 26 de noviembre, como parte del festival, artistas nacionales, como el quiteño Apitatán e internacionales, como el francés Mantra, pintarán las fachadas laterales de, al menos, 3 edificios de la ciudad ubicados en el centro regenerado. Entre estos se encuentran el Banco Nacional de Fomento y un edificio de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. “Estamos abriendo los mejores sitios de la ciudad, las zonas regeneradas, para el arte urbano”, dijo el concejal Josué Sánchez.

En la segunda faceta de este plan se contempla abrir 2 circuitos de arte urbano: el primero, en el barrio Orellana y el segundo, en la Plaza Carlos Armando Romero Rodas. El concejal Sánchez promueve una ordenanza, cuya aprobación sería en estos días, a través de la cual se declarará zona para arte urbano el barrio Orellana. Con ello, los artistas podrán plantear a los propietarios de las casas de las 42 manzanas de la zona intervenirlas con su trabajo.

La ordenanza excluye la posibilidad de pintar escenas implícitas de sexo y violencia. “Obviamente las propuestas deben ser en el marco del respeto”, indicó Sánchez.

Según el concejal, la idea es conformar un circuito cultural en una zona en la que se concentra el tráfico de los estudiantes de la Universidad de Guayaquil y la Católica.

Sánchez considera que este es un plan integral de arte urbano que “abre espacios y  paredes para que ahora los jóvenes artistas tengan la oportunidad que antes quizás se sentía que no había”.

No considera que esta sea una reivindicación con acciones de censura, como ocurrió con la propuesta de Litro x Mate, del artista Daniel Adum, cuando luego de pintar una serie de cuadritos de colores como réplica al marcado gris de la ciudad, enfrentó una demanda del Municipio, además de ser agredido por gente del Cabildo, registró este diario en 2011.

“Si usted sacaba un permiso lo podía hacer, lamentablemente había un distanciamiento por desconocimiento, tal vez. Ahora los concursos serán permanentes y anuales, la intervención en fachadas de estructuras laterales será bianual y seguiremos abriendo espacios para que los jóvenes muestren su talento”, expresó Sánchez.

Para la quiteña María Fernanda López Jaramillo, investigadora y docente de la cátedra de Arte Urbano en la Universidad de las Artes, Adum, en su momento, pudo cambiar la política municipal e integrar a gente que desde las periferias de la ciudad ha persistido en imponer esta estética en sus paredes. “Pero no lo hizo”, indicó López.

Esta docente que investiga los procesos de arte callejero, skateboard, entre otras manifestaciones, fue convocada para integrar Guayarte y así establecer las bases del festival y asesorar a la alcaldía en el tema. Considera que el Municipio abre una puerta en la ciudad que no se sabe a dónde va a dar. “Hay un montón de fallas y falta de transparencia en los procesos de esta administración, pero si habrá un replanteo del arte urbano que ha sido medular, habrá que ver hasta dónde se puede dialogar, es momento de decir: bueno, hay que poner el cuerpo”, remarcó.

La docente considera que Guayarte “no es la punta del iceberg, es una parte de un todo. Las fichas se han movido de acuerdo a la efervescencia del movimiento de arte urbano, hay una deuda histórica de esta ciudad con ellos”.

López cree que los únicos responsables de que no existan más manifestaciones de arte urbano en el centro de la urbe son los integrantes de este colectivo, quienes han querido permanecer en la periferia. No obstante, la investigadora piensa que ahora hay la posibilidad de que se expandan las propuestas.

A pesar de que una de las propuestas de Guayarte está enfocada en el turismo, para López, Guayaquil nunca será una ciudad turística, pues carga con el peso de su estigmatización como un lugar peligroso, un punto en el que concuerda Sánchez. Él agrega que, a diario, llegan cientos de solicitudes de cerramientos de parque por petición de la gente, porque “los parques abiertos se convierten en fumaderos, pero este es parte del proceso para cambiar la ciudad”.  (I) 

Debate

El dilema del turismo

→El arquitecto urbanista John Dun cree que declarar un lugar turístico es imponerle un estigma. El Barrio Orellana, construido en los 60 para una clase obrera, actualmente carga con problemas como la congestión vehicular, entre otros

25 artistas fueron seleccionados para intervenir  la calle S, entre el terminal terrestre y el aeropuerto.

John Dun reflexiona:

→”El turismo, más que visitar objetos, tiene que ver con actividades y, para  esto, debe haber un plan. No servirá de mucho si haces un plan de gestión turística y no resuelves otros problemas pendientes”.