Con los resultados de la consulta popular queda claro lo que una gran mayoría de ecuatorianos quiere y, por supuesto, también, lo que quieren quienes no están de acuerdo con los resultados. En cualquier caso, no podemos olvidar ni permitir que se olvide que hay una Constitución vigente que define el tipo de sociedad que se ha construido y que se debe seguir construyendo.
La Constitución es muy clara en definir el tipo de economía que debe primar en Ecuador, no precisamente la que anhela la banca o los sectores neoliberales que ahora querrán apropiarse del voto mayoritario para hacer su lista de pedidos, una vez más, cuando es claro que fueron derrotados en las elecciones del año pasado.
Con la Constitución como cuerpo mandatorio de lo que debe ser Ecuador y con el programa de gobierno que venció en las urnas en 2017, la ruta social y económica es clara: favorecer a las mayorías, profundizar la igualdad y la equidad social, romper con las estructuras que generan y reproducen la injusticia en el país, combatir la elusión y la evasión tributaria, como producir políticas públicas para que los ricos paguen más impuestos, como lo recomiendan las instituciones internacionales, paralelamente, la generación de empleo no solo es responsabilidad del Estado, sino y, sobre todo, es responsabilidad del sector privado que bien supo enriquecerse con la pasada década y que ahora debe demostrar mayor compromiso con Ecuador, invirtiendo en el país; y aquellos que sacaron sus capitales para ponerlos en esa lacra internacional llamada paraísos fiscales, deben retornarlos o ser sancionados.
Ecuador no puede retroceder o avanzar por los caminos de la injusticia e inequidad, peor aun asumiendo un programa de gobierno bancario oligárquico que fue derrotado en las urnas. Ningún credo de economistas ortodoxos puede ser implementado cuando no tienen ningún criterio técnico, histórico o político válido, solo el fracaso repetido donde se ha aplicado ese recetario trasnochado.
Ahora es el momento de que las organizaciones políticas del arco progresista se fortalezcan para encarar las elecciones de marzo de 2019, para derrotar a los poderes locales más retrógrados. Esa será una sociedad que dialogue y construya equidad con justicia social, con un mercado sirviendo a los ecuatorianos y ecuatorianas. (O)
