El 11 de marzo de 1949, siendo presidente Carlos Prío Socarrás, se produce un hecho que afectó profundamente la dignidad de los patriotas cubanos: un marino estadounidense borracho se orinó sobre la estatua del prócer José Martí, recibiendo los aplausos y felicitaciones de dos de sus compañeros; estos tres maleducados eran tripulantes del barreminas Rodman, que formaba parte del convoy escolta al portaviones Palau, que se encontraba de visita en la capital cubana, considerada por muchos civiles y militares estadounidenses como un gran burdel. Cometida la ofensa, los tres marineros fueron detenidos por la Policía que los liberó pocas horas después.
El periódico Hoy, del Partido Socialista Popular, publicó en primera plana una fotografía de aquel hecho que provocó el rechazo nacional. Al día siguiente, la FEU se sumó a las protestas ante el edificio de la embajada estadounidense. El joven Fidel Castro participó en este acto de defensa de la dignidad nacional. La Policía reprimió duramente a los patriotas. Es una vergüenza -denunció la FEU a la prensa- que la Policía no entregue a los tres marinos yanquis a los tribunales y se dedique a castigar duramente a quienes salieron en defensa del honor nacional. La explicación era sencilla: Prío Socarrás encabezaba un gobierno títere de Estados Unidos.
Batista había usurpado el poder mediante un golpe militar. Fidel consideró que, para derrocar al dictador -en esa coyuntura histórica específica-, no quedaba otra alternativa que la lucha armada. El 26 de julio de 1953 se da el asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, en una acción que constituiría el detonante de la lucha contra el régimen del poco cultivado sargento. La acción no culminó con éxito y los jóvenes fueron condenados a 15 años de prisión. En mayo de 1955 fueron liberados como resultado de una fuerte presión popular. En julio de ese mismo año, los revolucionarios parten hacia México para organizar el retorno.
En efecto, el 2 de diciembre de 1956 desembarcan 82 combatientes en Las Coloradas, costa suroccidental de la antigua provincia de Oriente. El 5 de diciembre, el Ejército sorprendió a los jóvenes combatientes en Alegría de Pío; los pocos sobrevivientes parten para la Sierra Maestra; nace así el Ejército Rebelde. En su condición de Comandante en Jefe, Fidel dirigió las acciones políticas y militares del Movimiento 26 de Julio durante los 25 meses de guerra. El 8 de enero de 1959 entra victorioso en La Habana, junto con la Caravana de la Libertad. No hubo descanso. Tuvo que seguir luchando contra las agresiones externas e internas promovidas por grupos contrarrevolucionarios.
Los logros en salud, educación, cultura, están a la vista. Las misiones internacionalistas cubanas han cumplido destacado papel en más de 40 países de todo el planeta; en tanto que miles de jóvenes se forman gratuitamente en la Escuela Internacional de Ciencias Médicas.
Fidel, promotor incansable de las causas justas en favor de la humanidad, sigue librando la ‘Batalla de las Ideas’ por la paz, la conservación del planeta y el socialismo.
A pesar de los 638 intentos de asesinato perpetrados por los enemigos de la Revolución, Fidel llegó a los 90 años. Es una victoria más, no cabe duda. (O)
