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El Telégrafo
*Fernando Falconí Calles

La batalla de Alepo

06 de enero de 2017 - 00:00

La guerra civil en Siria se inició en 2011. Los ‘rebeldes’ -con el apoyo de Estados Unidos, Inglaterra, Turquía, Arabia Saudita y otras monarquías árabes, pretendían derrocar al gobierno socialista del presidente Bashar al Assad. Se inició una de las guerras más cruentas de la época contemporánea, con un saldo de más de 400.000 muertos, de acuerdo a cifras de la ONU. Es un verdadero infierno lo que han vivido las víctimas más sensibles: los niños de la ciudad de Alepo. Ellos han experimentado -sin duda alguna- los mayores sufrimientos.

La ciudad de Alepo, ubicada en el norte de Siria, fue la capital económica del país. Yihadistas de diversas tendencias, formados en gran parte por mercenarios extranjeros, mantuvieron en su poder varias centrales eléctricas hidráulicas y térmicas; también se apoderaron de fábricas que fueron desarmadas y trasladadas hacia Turquía. Los verdaderos terroristas se apoderaron de las fuentes de agua y cortaron el suministro a la población civil durante varios años. Los civiles tuvieron que realizar perforaciones para abastecerse de agua subterránea. Dramático.

El uso de coches bomba -en lugares de concentración masiva- fue muy frecuente. El sector oeste de la ciudad fue ocupado por las fuerzas gubernamentales y el sector este por los sublevados. Intercambios incesantes de artillería la convirtieron en una ciudad fantasma. En medio de las ruinas están las niñas y los niños de Alepo, a quienes ya se les secaron las lágrimas de tanto llanto. A ellos la guerra también les dejó el corazón -literalmente- en escombros.

La contraofensiva del Ejército sirio iniciada a finales de 2015, con el apoyo de la aviación rusa, tenía como objetivo poner punto final al asedio. Se retomó la base militar de Kuweiri, situada a 25 kilómetros al noreste de Alepo, alejando a los rebeldes hacia el Eufrates. El Ejército sirio también ha consolidado posiciones en las provincias de Homs y Hama, para permitir un mejor flujo de aprovisionamiento a la población civil de bienes de primera necesidad.

En otras regiones como en el extremo sur de la provincia de Deraa, el Ejército rechaza a los yihadistas que están huyendo hacia Jordania; mientras que la región fronteriza con Turquía, al norte de la provincia de Lattaquia, continúa bajo control gubernamental.

El 12 de diciembre de 2016 la segunda ciudad de Alepo fue liberada por el Ejército; situación que marcó un punto de inflexión en la guerra de Siria. Los terroristas abandonaron la ciudad. De dos millones de habitantes antes de la guerra, pasó a 100.000. Actualmente se inicia un gigantesco esfuerzo para la reconstrucción. Los niños y niñas han vuelto a jugar sin contratiempos, mientras las escuelas son construidas nuevamente. Sin embargo, los traumas de la guerra estarán presentes por algunos años en su angustiado espíritu.

Los terroristas-mercenarios al servicio del neocolonialismo y de las anacrónicas monarquías árabes, están perdiendo la guerra. La ayuda de Rusia, Irán, Líbano y la lucha valiente del Ejército y pueblo sirio, permitieron la victoria. Aquí se cumple -una vez más- aquello de que cuando los pueblos resisten heroicamente, “el imperialismo no es más que un tigre de papel”. (O)

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