Publicidad

Ecuador, 28 de Marzo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Rafael Correa, Presidente de la República del Ecuador

El voto facultativo y Colombia

08 de noviembre de 2016 - 00:00

El domingo 2 de octubre, Colombia y América Latina recibieron una terrible noticia: por un muy estrecho margen, el NO vencía al SÍ en el referéndum colombiano para ratificar los acuerdos de paz alcanzados con la guerrilla de las FARC, después de 52 años de guerra y más de 4 años de negociaciones.

Revisando las cifras, 18,43% de los colombianos se manifestó por el NO, 18,27% por el SÍ, y 62,56% no votó. Es decir, de cada 5 colombianos, menos de 1 votó por el NO, pero fue suficiente para rechazar los acuerdos, con apenas una diferencia de 0,16% sobre el total de empadronados.

En definitiva, el ausentismo determinó los resultados. Es muy parecido al Brexit del Reino Unido, cuando los ausentes permitieron que los más politizados decidieran por ellos. Ese es el gran riesgo del voto facultativo.

Esto nos debe llevar a reflexionar seriamente, sobre todo en el caso latinoamericano: ¿es el voto un derecho sin ser también un deber? De considerarse tan solo como derecho, ¿no debería ser un derecho irrenunciable?

Intuitivamente un derecho es algo facultativo, es decir, depende de la autonomía de la voluntad el ejercerlo o no. Entonces, ¿puede existir tal cosa como ‘derecho irrenunciable’? ¿Debe un derecho ser ejercido forzosamente? La respuesta es afirmativa, cuando se tiene que proteger a la parte más débil de una sociedad, como el menor o el trabajador; o cuando se trata de preservar un bien superior como la vida -por eso se prohíbe el suicidio- o como la libertad -por lo que es imposible venderse como esclavo-.

Teóricamente, si votar tiene un costo positivo, ya sea en tiempo, transporte, etc., y el ciudadano –correctamente- asume que su voto solo tiene un impacto extremadamente marginal, la decisión económica ‘racional’ desde el punto de vista individual es no votar. Pero si todos los electores pensaran así, sencillamente no existirían votantes en ninguna elección.

Esta es la llamada ‘falacia de la composición’, es decir, lo que es bueno para las partes, no necesariamente es bueno para el todo, y la suma de supuestas decisiones óptimas individuales no es necesariamente la decisión óptima social.

Donald Trump argumenta que no paga impuestos porque es ‘inteligente’. Por supuesto que individualmente se benefició, pero si todos fueran tan ‘inteligentes’ como él, nadie pagaría impuestos, y todos, empezando por él mismo, estarían en una peor situación.

Si democracia moderna sin elecciones no existe, y si el voto facultativo pone en riesgo la existencia de votantes, conservar la democracia como bien superior justificaría que el derecho al sufragio sea irrenunciable.

Felizmente el ‘homo economicus’ de la economía neoclásica no existe, y básicamente es una ficción para llegar a sus deseadas conclusiones. El ‘homo sapiens’ es un ser gregario, y su conducta se define por principios y valores, como la responsabilidad y el compromiso. La vida, a diferencia de lo que creen ciertos economistas ortodoxos, es bastante más que un balance de pérdidas y ganancias, y por ello en el caso colombiano hubo un 37% que fue voluntariamente a votar.

No obstante lo anterior, es indudable que el costo de votar afecta la decisión de ejercer el voto facultativo, y si estos costos son diferentes entre votantes y regiones, esto puede distorsionar los resultados de una elección. Si votar en la ciudad demora tres minutos y en el campo tres horas, dado el voto voluntario, cualquier propuesta con apoyo urbano tendrá grandes ventajas frente a otra propuesta con apoyo rural.

La mezcla de voto facultativo con diferencias de costos de votar distorsiona los resultados, lo cual no puede ser excluido en el referéndum colombiano.

Considerando a los votantes en el exterior como un departamento, el SÍ gana en 21 de los 34 departamentos, que representan el 59,06% del padrón. La participación en los departamentos donde gana el SÍ es del 35,06%, mientras en los que gana el NO es de 40,86%, lo que nos da la participación total de 37,44%. Pero si ambas regiones hubieran tenido igual participación, esto es 37,44% cada una, el SÍ habría vencido con más de 111.000 votos. Es decir, no solo que el ausentismo fue el gran elector en el referéndum, sino también la diferencia en los niveles de participación por regiones. Probablemente este riesgo no se soluciona con voto obligatorio, pero claramente se reduce.

El voto obligatorio puede justificarse directamente al considerar el sufragio como un deber. En muchas sociedades se ha propuesto el voto facultativo como sinónimo de ‘libertad’, pero la verdadera libertad exige responsabilidad, y al ser parte de un contrato social que incorpora la democracia, todos debemos aceptar restricciones a la autonomía de nuestra voluntad para mantener los fundamentos de dicho contrato.

Se puede argumentar que el no votar es también una forma de voto, al expresar la voluntad del votante de rechazo o indiferencia ante todas las opciones, pero aquello se puede expresar más nítidamente en el voto obligatorio con opciones tales como el voto nulo o blanco, a diferencia de un ausentismo distorsionado por los diferentes costos de votar.

Cabe indicar que en este breve análisis no hemos querido entrar a analizar prácticas inmorales, como el acarreo de votos o pagos para votar, situaciones que pueden ser graves en Latinoamérica, pero que también se minimizan con el voto obligatorio.

Finalmente, podemos también considerar un sistema mixto. Siguiendo el principio general del Derecho Público en el que a mayor importancia de la norma, mayor dificultad para cambiarla -no es lo mismo cambiar un simple reglamento que un principio constitucional-, en el caso particular del Derecho Electoral se podría establecer el voto facultativo u obligatorio, dependiendo de la importancia de la decisión.

No todas las elecciones ni consultas plebiscitarias tienen la misma importancia. California consulta a sus ciudadanos hasta si debería obligarse a los artistas de cine pornográfico a usar preservativos en sus filmaciones. Claramente esto no amerita un voto obligatorio, pero probablemente el fin de un conflicto de 50 años sí lo merecía… (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media