Tras la ratificación del Tratado de París (1898), Puerto Rico quedó bajo control militar de Estados Unidos. En 1948, Luis Muñoz Marín ganó las primeras elecciones en la historia de la isla, gracias a una ley federal que permitió elegir un gobernador. En 1952 Puerto Rico toma el nombre de Estado Libre Asociado (ELA). En buen romance, se trata de una colonia, puesto que el gobernador está sujeto al presidente de Estados Unidos.
La lucha de los patriotas puertorriqueños tiene capítulos de enorme sacrificio. Entre ellos está el denominado ‘Grito de Jayuya’, que fue una insurrección contra el Gobierno de Estados Unidos, que declaró ley marcial y envió a la Guardia Nacional a reprimir las protestas. El pueblo de Jayuya fue atacado por aviones de combate y artillería terrestre. Los principales dirigentes fueron detenidos, entre ellos Pedro Albizu y Blanca Canales, quienes fueron sentenciados a largos años de prisión.
Gracias a la lucha organizada del pueblo de la isla de Vieques, la base militar que había permanecido durante 60 años en esa localidad fue retirada por la Armada de EE.UU. El Partido Independentista Puertorriqueño tuvo una actuación protagónica en ese triunfo.
El 23 de septiembre de 2005, el FBI ubica la residencia donde se encontraba el líder independentista Filiberto Ojeda Ríos. Tras el asalto, este patriota es asesinado; el motivo: luchó toda su vida para que su país dejara de ser colonia y pudiera manejar su propio destino.
Luego de saquear sus recursos naturales, las empresas transnacionales se han retirado de la isla. Hoy, que se encuentra en una grave situación económica, Estados Unidos mira para otro lado.
El Estado Libre Asociado de Puerto Rico está en crisis: su deuda externa alcanza los 73.000 millones de dólares y se ha convertido en impagable. La colonia estadounidense, en cuyo territorio sobreviven actualmente 3,5 millones de habitantes, está atada de manos por falta de liquidez tras ocho años de contracción económica. Cinco millones han emigrado hacia Estados Unidos. No los espera el ‘sueño americano’: los espera el odio racial y la explotación en las grandes ciudades o en las granjas de Florida.
El 6 de noviembre de 2012 se efectuó un plebiscito en la isla. El ELA fue rechazado por la mayoría del pueblo puertorriqueño. Según datos oficiales de la Comisión Estatal de Elecciones, el 54% de votantes decidió dejar de ser una colonia y convertirse en Estado soberano. No obstante el categórico pronunciamiento, las autoridades estadounidenses lo ignoran hasta la presente fecha.
Para algunos dirigentes indígenas que actualmente han decidido unirse a sus opresores históricos, cabe una reflexión: cuando en Ecuador existe un gobierno posneoliberal, ¿conviene que ustedes formen parte de la involución de nuestra patria y la conduzcan hacia el ‘estatus’ de colonia estadounidense? Lo que hoy acontece en Puerto Rico es motivo de angustia, puesto que el ‘tsunami neoliberal’ arrasa con todo. A la tragedia griega hoy se suma la tragedia puertorriqueña. (O)
