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Víctor Mendoza Andrade

Sustentabilidad

24 de enero de 2017 - 00:00

El término ‘sustentable’, que califica a la producción de bienes mediante el consumo de los recursos naturales renovables (RNR), tiene la virtud de generar lo que  llaman en publicidad ‘ideas fuerza’, las cuales aglutinan a los diferentes estratos de la escala social solidarizándolas y eliminando sus diferencias o matiz subjetivo con respecto a su significado para alcanzar objetivos particularmente esperados.

Este concepto de ideas fuerza, eficaz en la publicidad, en lo que respecta a la producción sostenible de los RNR, no ha sido utilizado con ética equilibradamente en los intercambios entre los mercados de las transnacionales y las ofertas de los países productores de bienes primarios.

El concepto de la sostenibilidad empieza a gestarse en la década de los 60, por la preocupación manifestada por el sector intelectual mundial ante la depredación de los RNR, el crecimiento exponencial de la población y la producción lineal de alimentos, lo que hacía prever la aparición del fantasma de la hambruna. Los resultados de estas investigaciones con cierta tendencia maltusiana fueron publicados en marzo de 1972 bajo el título ‘Los Límites del crecimiento’.

En 1987, la Comisión Mundial Para el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU presenta el Informe Brundtland (Nuestro Futuro Común) en el cual se define la sustentabilidad como el primer intento de solución para eliminar la confrontación entre desarrollo y el aprovechamiento de los RNR, demostrando que el camino del consumo que la sociedad global había tomado estaba destruyendo el ambiente por un lado y dejando a cada vez más gente en la pobreza y la vulnerabilidad.

Dicho documento estableció que la protección ambiental había dejado de ser una tarea nacional o regional para convertirse en un problema global del planeta.

Todo el mundo debía trabajar para revertir la degradación de los RNR verificada y que no se podía seguir tratando al desarrollo y al ambiente como si fueran cuestiones aisladas, las cuales, en la realidad, son inseparables, por lo cual dejaba de ser un problema exclusivo de los países que no lo tenían. Ya no se trataba de que los ‘pobres’ siguieran el camino de los ‘ricos’. Se define el concepto de desarrollo sostenible (o desarrollo sustentable) como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones, el cual fue incorporado a todos los programas de la ONU y fue ratificado en la reunión denominada Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992.

Allí se legitima el concepto del desarrollo sostenible y los representantes de los países subdesarrollados reivindican su derecho a utilizar los RNR, para alcanzar su desarrollo, modificando la definición original del Informe Brundtland, centrada en la preservación del medio ambiente y hacia la idea de tres pilares que deben conciliarse en una perspectiva de desarrollo sostenible: el progreso económico, la justicia social y la preservación del medio ambiente (continuaremos). (O)

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