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El Telégrafo
Héctor Timerman

*Columnista invitado

Que la sociedad conozca la verdad

21 de octubre de 2017 - 00:00

Por mi esposa, mis hijas, mi nieta, mis hermanos, y por la memoria de mis padres. Por mis amigos. Por los asesinados en el atentado a la AMIA, por sus familiares y por todos los argentinos.

Mi delicado estado de salud tal vez no me permita enfrentar hasta su finalización la investigación por traición a la patria y encubrimiento que lleva adelante el juez Claudio Bonadio. Por eso, solicité hace un tiempo se fije una audiencia en forma inmediata, a fin de poder aclarar los hechos de los que me acusan, en una presentación espontánea. Pero el juez no respondió a mi pedido. Escribo la presente para que toda la sociedad conozca la verdad. El llamado Memorándum con Irán, aprobado por ambas cámaras en el Congreso de la Nación, y por el que se me acusa de haber querido encubrir a los culpables del atentado, tenía un solo objetivo: terminar con la parálisis de casi dos décadas en la causa y encontrar y juzgar a los responsables del más cruel atentado del que hayamos sido víctimas desde el retorno de la democracia.

Sentí, con la firma del memorándum, la profunda emoción de hallar el camino para encontrar y juzgar a los autores del atentado a la AMIA. Es normal que haya desacuerdos en cualquier tema de política internacional, pero nunca me imaginé la reacción que se desataría en este caso. Y, particularmente, el vehemente rechazo de la comunidad judía a la que pertenezco, que me sorprendió y causó un profundo dolor. En Argentina no existe la posibilidad de continuar con un proceso penal si no hay indagatoria de los imputados.

Dado que varios imputados por el atentado a la AMIA residen en Irán, que por legislación nacional no los puede extraditar, todo lo que nos propusimos era lograr que la justicia argentina tuviera la posibilidad de tomarle declaratoria a los imputados en su país. Contra todas las acusaciones sin pruebas, aclaro una vez más que no solicitamos el levantamiento de las alertas rojas. Por el contrario, me comuniqué con el responsable de Interpol para asegurarme de que las alertas rojas se mantendrían vigentes. El fiscal Alberto Nisman, al que se le anunció oficialmente y por escrito la existencia de negociaciones reservadas, respaldó el Memorándum con Irán.    

Poco después de nuestro fallido intento de mover el estancamiento de la causa con una negociación para mandar a la justicia argentina a Irán, el por entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, intentó un camino de negociación. Firmó -junto con Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia y China- un tratado con Irán. En este caso, para detener el acceso de los iraníes a la bomba atómica. A cambio, otorgó el levantamiento de sanciones contra Irán. Nosotros no cedimos nada, quizás por eso nunca logró la aprobación final en Irán.  ¿De qué encubrimiento y traición se me acusa?

Hoy, quienes nos hostigan con una causa sin fundamentos ni pruebas, son, paradójicamente, los responsables y cómplices de estos dolorosos 23 años de silencio y verdadero encubrimiento al atentado a la AMIA. Deseo que un día finalmente haya justicia. Tal vez yo no esté para verla. Deseo que jueces probos y honestos puedan, después de tanto tiempo, dar respuestas a los familiares de las víctimas del atentado de la AMIA y a toda la sociedad. (O)

* Exministro de Relaciones Exteriores y Culto

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