Como, según sus propias versiones, los sectores de la oposición, principalmente los presidenciables y la prensa ‘independiente’, con sus periodistas y articulistas, presienten sus derrotas en la jornada electoral de febrero, entre ellos, aisladamente, operan en tres frentes, por detener el crecimiento del binomio Lenín Moreno-Jorge Glas, que con su programa de gobierno transparente y sincronizado con la realidad nacional asegura su victoria en la primera ronda.
Acosados por la ambición y proteger sus intereses, se abre un enfurecido pugilato entre los candidatos de la orilla opuesta, por alcanzar una estelar ubicación y la posible participación en la segunda vuelta; se amplían hasta la exageración las ofertas mágicas, ridículas e inalcanzables, para entusiasmar, según ellos, a los indecisos y un tercer frente, intensificar la campaña sucia, de calumnia y mentiras para intentar lesionar el liderazgo de Rafael Correa; el prestigio, confianza y seriedad de los candidatos de Alianza PAIS y sus aliados y empañar la gran obra social de la Revolución Ciudadana, sin descartar la oculta estrategia de los conatos subversivos.
Recordemos a quienes fingen olvidarse, por conveniencia, de que estamos viviendo una nueva era, la construcción de una patria grande, donde irradie el respeto a sus semejantes; se ofrezcan oportunidades a todos e impere la justicia. La oposición extraviada tiene derecho a recuperarse; pero sin confundir, crítica altiva, propuesta cívica o denuncia fundamentada, con injuria, calumnia o violencia callejera. Todos conocen que en este gobierno el infractor de cualquier nivel es sometido al imperio de la ley.
Es denigrante organizar afrentosas campañas de ofertas mágicas, como eliminar todos los impuestos, crear millones de empleos, suprimir los exámenes de ingreso a la universidad, triplicar los sueldos, vastos planes de vivienda sin cuotas de entrada, reducir las tarifas de energía eléctrica, lanzar al tacho de basura la Ley de Comunicación, implantar la pena de muerte cuando en el mundo los médicos en su graduación juran salvar vidas humanas; entregar armas al pueblo para que se defiendan “como hombres” y cuántas otras promesas quiméricas e inalcanzables. Los presidenciables de la oposición, sin programas definidos y sustentables, destacan el fin del ‘correísmo’ y el retorno, pronto, a la era neoliberal o del atraco. En su desesperación por llegar a la segunda vuelta, polemizan entre ellos, a manera de pugilato, como el caso del inexperto de Fuerza Compromiso Social que invita al candidato de CREO a debatir sobre su propia propuesta para demostrarle que solo busca el beneficio propio y el de su reducido grupo de poder económico.
La oposición se enreda en un callejón sin salida. Se observa con claridad su angustia por inventar estrategias, para que uno de los presidenciables se acerque a la posible segunda ronda. Sin visión de la realidad y sin programas factibles, se arriesga, agresiva, a librar su última batalla electoral, sin ocultar sus malintencionadas acciones desestabilizadoras.
El gobierno de la Revolución Ciudadana, su binomio y otros candidatos exhiben como plataforma la década ganada: reestructuración del Estado, apoyo a los derechos laborales, a la educación, vialidad, vivienda, escuelas del milenio, centrales hidroeléctricas, hospitales y altiva presencia en el contexto internacional. En Alianza PAIS irradian el binomio Lenín Moreno-Jorge Glas y más candidatos de la victoria, con el juramento de continuar y terminar la construcción de la patria nueva, bajo la inspiración de los postulados del socialismo siglo XXI. (O)
