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Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Los rabiosos perdedores y sus nuevas acciones

29 de abril de 2017 - 00:00

La límpida jornada electoral, inútilmente manipulada por la prensa derechista y los servidores del banquero perdedor, que culminó con la victoria del binomio de Alianza PAIS y sus aliados, Lenín Moreno y Jorge Glas, demostró -con el aval de representantes de organismos internacionales- la vigencia en Ecuador de la auténtica democracia.

El Consejo Nacional Electoral, con el conteo y reconteo de votos, respondió a la oposición derrotada, a los asalariados de la campaña del excandidato de CREO y a ciertos articulistas rabiosos, que durante toda la compaña y aun después, difundieron sin pruebas la operación fraude, sin convencer a nadie, ni siquiera a sus propios afligidos seguidores.

Aun así, por allí, un político fracasado, aceptando ahora el triunfo de Lenín, a manera de aliciente, con referencia a G. Lasso, sostiene que este personaje enarbola los principios de libertad, democracia, de respeto a las leyes y a las funciones del Estado y que merece el reconocimiento a su lucha y coraje por mantener esa postura, como invitándolo a seguir en la contienda, pero no analiza la millonaria inversión en la campaña y las ofertas mágicas irrealizables.

¿Qué bandera enarbola el excandidato?, si en el gobierno de la Revolución Ciudadana, desde su instauración, se garantiza el goce del derecho en su multiplicidad y se permite la funcionalidad de los partidos políticos dentro del marco de la ley. El Gobierno es consecuencia de elecciones libres y el Presidente representa la voluntad popular.

Rigen la Constitución aprobada por el pueblo y las funciones del Estado. Es lamentable que ciertos columnistas de la prensa privada tilden de autoritario y abusivo al presidente Rafael Correa, si todos saben que el poder político deviene de la voluntad popular en elecciones libres y democráticas.

Cuando ni siquiera el binomio ganador Lenín y Jorge asume la jefatura del Estado, los contrarios, avergonzados y furiosos por la derrota, ya proyectan estrategias, no solo para deslegitimar el proceso electoral, sino para plantear exigencias a los nuevos gobernantes, como si fuesen los ganadores, sin descartar acciones conspirativas.

Es una verdad que no admite discusión, que en el escenario partidista, la oposición -incluidas la derecha, traidores y ambiciosos de poder y riqueza- carece de líderes solventes y de aceptación popular. Mientras, Rafael seguirá brillando porque piensa y seguirá pensando en la protección de los pobres, olvidados por los regímenes anteriores; por las grandes obras que ha dejado en educación, salud y seguridad social, que otros no lo hicieron en su oportunidad.

Lenín ha dicho con referencia a Rafael: “Honestísimo, muy inteligente, confrontador con la miseria humana, trabajador con un amor extraordinario hacia los más pobres y pésimo cantante”. A manera de mensaje admite que el mandatario saliente deja una vara muy alta, por lo que prometió: “Lo vamos a hacer mejor todavía”.

Es urgente organizar conferencias y reuniones permanentes con el fin de promover la orientación cívica, para que los ecuatorianos entiendan la realidad en que viven, y asuman, si las circunstancias lo exigen, la defensa de la década ganada. (O)

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