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Víctor Mendoza Andrade

Los combustibles fósiles y sus consecuencias

18 de abril de 2017 - 00:00

Entre las decisiones indispensables para limitar las consecuencias del calentamiento global del planeta, está la reducción de la dependiente de las industrias y el transporte de los combustibles fósiles.

Son combustibles fósiles el petróleo, el carbón, gas natural y el gas licuado del petróleo, los cuales se originaron hace millones de años a partir de los restos orgánicos enterrados de plantas y animales muertos. Estos combustibles a partir de la llamada “Revolución Industrial”, a inicios del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, adquieren preeminencia en el incipiente desarrollo industrial estableciéndose un nuevo orden económico mediante el empleo del carbón y a partir de 1913, con la invención del motor de combustión la gasolina derivado del petróleo implanta el monopolio para la obtención de la energía utilizada en el transporte. El 80% al 95% de todo el transporte funciona con productos petrolíferos. El 50% al 75% de todo el petróleo se utiliza para el transporte. El 99% de todos los lubricantes se hacen con productos  petrolíferos.

El 99% de nuestra comida está relacionada con el petróleo o con el gas para los fertilizantes, química o labrado y cultivo de la tierra y la distribución de alimentos.

Actualmente se considera “al petróleo como la fuente más importante de energía primaria del planeta y representa el 36,4% de toda la energía, consumiendo más de 1.000 millones de barriles cada 12 días, 30.000 millones de barriles por año equivalente a un yacimiento gigante, un barril de petróleo tiene 159 litros y consumimos cada día 84 millones de barriles o sea 12 mil millones de litros diarios”.

En sustitución de la matriz energética disminuyendo la aplicación de los combustibles fósiles causantes del cambio climático generador del calentamiento global, se adoptó, en la COP3, el “Protocolo de Kioto” (1997). El Tratado obliga a los países más industrializados a reducir las emisiones de seis gases responsables del efecto invernadero sobre los niveles de 1990 entre los años 2008-2012. Este acuerdo no fue ratificado por los principales países industrializados, indicando entre otros argumentos que esto afectaría a la disminución del PIB y puestos de trabajo, perjudicando finalmente a los países subdesarrollados

El cambio climático, la mayor amenaza ambiental a la que se enfrenta el planeta, actualmente es una realidad: los científicos prevén que para este siglo las temperaturas medias globales aumentarán entre 1,4 y 5,8 grados. El nivel del mar subirá, amenazando la inundación de varias ciudades costeras entre las cuales está Guayaquil. Por otra parte se intensificarán los fenómenos meteorológicos extremos con lluvias torrenciales alternadas con largas temporadas de sequía que habrá menos precipitaciones y menos recursos hídricos.

Estas consecuencias son las que actualmente las estamos experimentando y solamente podrán ser atenuados con la intervención en la solución de los países productores de los mayores niveles de contaminación como son los Estados Unidos, a lo que actualmente se opone Trump, como trataremos próximamente. (O)

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