Ecuador, 25 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Oto Higuita

Las tesis de las FARC: del realismo sobre el momento al nuevo partido

23 de julio de 2017 - 00:00

Las tesis por un partido para construir la paz, han reabierto un debate de un hondo significado histórico que venía postergado por más de 50 años, a raíz de la confrontación armada y las consecuencias que ésta produjo en la sociedad.

Uno de los temas centrales de este debate es cómo va ser el tránsito del ejército rebelde al partido político legal, es decir, cómo va ser la continuidad de la lucha bajo un contexto y forma nuevos.

Dentro de los asuntos que plantean las tesis, está la necesidad de avanzar en un conjunto de reformas durante un período de tiempo dado (gobiernos de transición) que ayuden a reconstruir el Estado social de derecho; deslegitimado y en medio de una grave crisis a la que lo han conducido los malos gobiernos que ha tenido Colombia.

El núcleo esencial de ellas se encuentra en los tres últimos capítulos. Porque allí desarrollan un análisis y diagnóstico bastante acertado sobre la situación del país, y además, por el realismo como abordan la situación y el contexto nacional.

La tesis que con mayor nitidez expresa la visión estratégica habla de un partido para la superación del orden social capitalista y la construcción de una nueva sociedad en Colombia, sin duda ha alertado e indispuesto a los grandes capitalistas que han explotado a amplias capas de la población, no solo a la clase trabajadora, sino a millones que ejercen trabajos informales, usufructuado y acumulado la riqueza que producen y la del país.

Por supuesto que también sería un problema para el aliado principal de la clase dominante colombiana, el imperialismo estadounidense. ¿En qué quedaría la dependencia y negación de soberanía plena, las bases militares, la influencia en la selección de los más altos cargos del Estado, el intercambio comercial, la inversión de capitales, la extracción minero energética, el principal aliado contra Venezuela, la fallida lucha antidrogas, el sometimiento a la extradición? Los estrategas gringos buscan fortalecer la presencia, influencia y dominio imperialista en el continente, no lo contrario.

II

La tesis 48 es la que con mayor nitidez expresa la visión estratégica del partido que crearán. Y es la que más preocupa tanto a la clase dominante y su expresión más radical, la extrema derecha, defensora a ultranza del modelo capitalista, la tradición, la familia y la propiedad privada. Es esa proyección estratégica, superación del orden social capitalista, lo que la lleva a meter miedo con el argumento que si la izquierda gana el poder en el 2018, el país caerá en manos de las Farc y el “Castro-Chavismo.”

Afirmación que sobraría tener que refutar, por un lado, porque pretende volver a usar el viejo cuento de que ahí viene el coco del comunismo para mantener cautiva e hipnotizada un amplio sector de la población, mancillando los nombres y la obra  de dos grandes revolucionarios continentales, como Fidel Castro y Hugo Rafael Chávez, quienes tienen un significado profundo para el pueblo cubano y venezolano, respectivamente; y por el otro lado, porque las Farc ya no existen como ejército rebelde, sino como partido legal que es algo muy diferente, aunque es en realidad a ese partido que surja y desafíe su poder como clase dominante a lo que teme.

En los fundamentos de su acción política (tesis 50), afirman que dicha acción política se llevará a cabo desencadenando el poder constituyente desde abajo. Sin embargo, ello pasa por reconocer lo que combatieron toda una vida con las armas: la existencia determinante del Estado liberal burgués.

Aquí es donde sale a flote el realismo de las Farc sobre el contexto actual del país, cuando plantean la necesidad de la profundización, radicalización y ampliación de la democracia, buscando que las decisiones que tomen en el escenario de la acción política tengan una incidencia real en la vida de la población históricamente excluida de las posibilidades de una vida digna, que en Colombia son casi 20 millones de ciudadanos.

Ese realismo, que no es otra cosa que una táctica asentada en la realidad concreta, es el que les permite plantearse acceder a cargos de poder del Estado a través de la participación política electoral abierta. Pero no se quedan simplemente allí, sino que proponen trascenderla en el entendido que el poder social no se limita al poder del Estado, apuntándole a un proceso destituyente abierto que avance hacia uno constituyente creativo. Dejando abierto y sin mucho desarrollo todo el debate sobre la convocatoria a la asamblea nacional constituyente. Al respecto, para los fines de esta discusión, sobre los procesos constituyentes abiertos del continente, valdría la pena estudiar el caso boliviano.

Siguiendo con este enfoque, afirman que se está abriendo paso una fase de transición política para la superación de un estado de cosas históricamente obsoleto, que de esperanzas de vida y futuro. Lo cual solo será posible si no se deja atrás la guerra, la violencia estructural, la estrategia contrainsurgente, el Estado de excepción permanente, así como el neoliberalismo que habilita la acumulación por despojo.

Ahora bien, la transición en que está Colombia pasa no solo por proponer una estrategia de acción política adecuada y realista, sino por contar con la inteligencia, creatividad y audacia para convocar a amplios sectores de la sociedad que trascienda el estrecho y reducido campo de la izquierda. Y este es otro de los grandes retos del presente para las Farc; cómo organizarse políticamente para incidir y contribuir en la transformación estructural de la sociedad.  

Esta pregunta la responden cuando afirman que buscan llegar a los más diversos y amplios sectores de la sociedad desde lo que denominan proyección expansiva del partido. Que consiste en impulsar la creación de la más amplia unidad partiendo del núcleo inicial que conformen, creando primero, y de manera escalonada un Bloque Popular Alternativo (BPA) con la izquierda, que incluye partidos de izquierda y movimiento sociales; y a partir de allí, ir avanzando hacia una Gran convergencia nacional y, luego, hacia una Gran coalición democrática que incluya sectores democráticos y esa gran mayoría apática y desilusionada con la política, abstencionista o que ha votado a los partidos tradicionales. He allí plasmada la ruta para llegar al gobierno de transición.

El propósito con esta fase de construcción de una táctica política para el momento, radica en la necesidad que tienen de tejer un acuerdo político lo más amplio e incluyente posible, para abrirle camino a lo que llaman de manera clara el gobierno de transición, como garantía para la defensa de los acuerdos así como su implementación en los gobiernos posteriores.

Dicha táctica política se sustenta en el reconocimiento de que en Colombia las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales que demanda la sociedad en un período de reformas, no es posible llevarlas a cabo solamente con las fuerzas revolucionarias, es decir, exclusivamente con la izquierda tradicional. Solo es posible lograrlo desde una gran convergencia nacional donde concurran y converjan esa izquierda histórica que se puede nuclear en el BPA, grupos poblacionales, las mujeres, jóvenes, LGTBI, campesinos, pueblos étnicos, afros, indígenas, raizales, etc.

El siguiente paso, en el camino de la proyección expansiva, es apuntarle a una alianza políticatransitoria para enfrentar la principal amenaza a los acuerdos y la implementación: la extrema derecha, el Centro Democrático y su meta de “hacerlos trizas” si retoman el poder presidencial y del Estado en el 2018. A la luz del momento político que está viviendo el país, (56) no debe descartarse que el espectro de la gran convergencia propia del movimiento de movimientos pueda expandirse hacia una gran coalición democrática.

Dicha alianza significa construirpor acuerdo un programa mínimo de gobierno, que tenga como una de sus ejes principales,la implementación de los acuerdos de La Habana, además de otros temas como Verdad y reparación para las Víctimas, Buen vivir para la población, Apertura Democrática, Acuerdo nacional para un ambiente sano, Impulso a un proceso constituyente abierto (59).

EsaGran coalición Democrática, se proponen construirla a partir de acuerdos políticos para enfrenta las elecciones del 2018, y es en ella donde se expresa la idea de gobierno de transición para la construcción de paz y reconciliación nacional. Lo conciben como el gobierno de transición fundamental para consolidar la paz, pero también para sentar las bases de la justicia social.

Ahora bien, las alianzas y acuerdos para un gobierno de esta naturaleza, no están establecidas aún, porque éste obedece a un proceso de reconocimiento, de crear confianzas, de establecer un diálogo fluido y abierto con todas las fuerzas, movimientos, partidos y personalidades que le vean el mismo sentido y significado; que coincidan en su necesidad y en los peligros que para esas mismas fuerzas que han luchado y apostado por los diálogos y la salida política al conflicto armado, estén convencidas de la necesidad de aliarse y unirse en esta coyuntura histórica para derrotar la tendencia política que amenaza el proceso al que se le ha dedicado grandes esfuerzos, sacrificios y vidas.

Sin duda reconocen que en una propuesta de alianzas y convergencia como esa, con base en el realismo y pragmatismo que los caracteriza y que exponen claramente en las tesis, deben estar también sectores de la burguesía, inclusive de derecha que estén por la defensa de lo acordado para no volver más a la guerra.

Por eso aspiran a que la propuesta de gobierno de transición logre sembrarse en los corazones de la mayoría de colombianos y colombianas (60), sin embargo, son conscientes del escepticismo y rechazo general de millones de ciudadanos a la participación electoral, precisamente por las prácticas corruptas, mafiosas, criminales y la ilegitimidad sistemática y constante de las instituciones del Estado cada vez más descompuestas.

A este reconocimiento del momento y contexto que vive el país es a lo que se le puede llamar el realismo de las Farc, es decir, a su capacidad para entender las fuerzas que actúan, los acumulados históricos y las potencialidades de cada uno, incluyendo las suyas.

III
Como actor político y revolucionario que ha sido, siempre sostuvo que el alzamiento armado obedecía a una motivación fundamentalmente política y no a una razón estrictamente militar, las Farc parecen tener claro en qué terreno fangoso y movedizo se van a mover una vez aterricen completamente a la realidad política del país, tal y como lo exponen en las tesis desde un realismo y pragmatismo sorprendente sobre el contexto y momento actual, sin abandonar su meta estratégica. Así no planteen un contexto que hable de su origen e historia, y haya poco desarrollo teórico en las tesis.

Para ayudar a superar el escepticismo, pesimismo y odio que tiene dividida la sociedad, tendrán seguro que andar un difícil y empinado camino, no excepto de peligros y amenazas. Esa es también tarea suya y no la podrán evadir, por el contrario, la tendrán que asumir y cumplir a cabalidad y sin dobleces. Porque lo que hay en el ambiente, artificialmente construido también hay que decirlo, es una sociedad más predispuesta a pasar el incumplimiento del gobierno y el Estado burgués, que el de ellas mismas. De eso parecen conscientes, y tal vez por eso se las ve trabajar con la paciencia del topo, esa que desarrollaron durante la larga resistencia.

Y han tenido que soportar el incumplimiento a los acuerdos, por falta de voluntad política del gobierno, la insuficiente capacidad institucional del Estado, incluida la desidia y obstaculización intencionada de funcionarios públicos, congresistas, fiscales y jueces; en las cárceles bajo condiciones inhumanas de hacinamiento, muertes por falta de atención médica adecuada y pronta, vejaciones, humillaciones y ataques de todo tipo, son sus prisioneras políticas. Quienes a pesar de haberse firmado los acuerdos hace casi 8 meses y decretado la ley de amnistía general que los cobija, y otorgado los indultos, más de 2000 de ellos y ellas continúan bajo esas humillantes condiciones.

No obstante, son los líderes y lideresas sociales asesinados en el transcurso de los diálogos, los que están pagando con sus vidas el odio de los enemigos de la paz, lo que ha generado una profunda preocupación y angustiosos llamados desde las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, ONGs, y diferentes movimientos y organizaciones campesinas y comunitarias que han sido las principales víctimas con las amenazas, desplazamientos y asesinatos de sus voceros y líderes sociales. El informe de las Naciones Unidas sobre asesinatos (59 hasta diciembre del 2016) y ataques a los defensores de Derechos Humanos, es una prueba de esta grave amenaza contra los líderes y lideresas sociales, pero también contra el Acuerdo Final.

Si bien es cierto las tesis están escritas a varias manos, demostrando la pluralidad y diversidad de visiones que existen dentro de las Farc, como si sintieran y conocieran el complejo palpitar humano, rico, variado y contradictorio que es la sociedad colombiana; lo cual no debería verse como una mala señal, sino incluso como un buen comienzo para abrir la discusión más allá de sus propias fuerzas y la izquierda histórica en general; que dialoguen, intercambien e interactúen con aquellos y aquellas interesados no solo en el debate en sí, sino, y tal vez más importante, en las conclusiones a que llegue el congreso. Porque de ese crisol saldrá una propuesta que Colombia debe conocer.    

En el horizonte de dinamismo y cambio de la sociedad colombiana, a la vieja generación que le ha tocado vivir y ser testigo directa del trauma de la guerra los últimos 50 años, le compete esta transición, pues la guerra también es la ausencia de entendimiento entre humanos.

A la nueva generación que será la que le toque asumir el reto histórico de llevar sobre sus hombros, de concebir en sus cabezas y desear en sus corazones el paso de la larga noche de horror, al día de la reconciliación y democratización de la sociedad que le devuelva nuevamente la esperanza y el derecho a la inmensa mayoría a vivir en paz, en el sentido de que lo puedan hacer dignamente. También le compete esta transición.

¿Qué meta diferente desearía la joven generación, qué final diferente desearía la vieja? Estas tesis se pueden ver así también, como un signo de lo nuevo.

Para estar siempre al día con lo último en noticias, suscríbete a nuestro Canal de WhatsApp.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media