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Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

La partidocracia por el milagro de la resurrección

09 de septiembre de 2017 - 00:00

Un sector de la partidocracia sepultada espera el milagro de la resurrección, y el resto sobreviviente, pero en agonía, añorando tiempos pretéritos, con el aliento de la prensa privada, intenta recuperar espacio, cuotas o migajas, mediante el adulo o la acostumbrada audacia. La derechista partidocracia, como gobierno en unos casos y en otro como colaboradora, perdió oportunidades; ahora, a pesar de las derrotas electorales, decide entrar por la puerta de emergencia, en la búsqueda de un puesto para reabrir su negocio. Esos mismos rostros reactivan sus ajetreos y maniobras para ser tomados en cuenta en el supuesto llamado de algún acucioso intermediario.

Ya se encendió, otra vez, la proliferación de agrupaciones partidistas, carentes de ideologías y sentido cívico, para incursionar en el panorama con miras a la justa electoral de 2019. Esos mercaderes, cuando fueron poder, se beneficiaron y se olvidaron de servir al pueblo. Se olvidan de que el líder verdadero actúa coherentemente con su modo de pensar, es un convencido por servir al pueblo, es de formación ética, vasta preparación académica, honradez plena, y como valiente, dispuesto a riesgos de su vida, a luchar por lograr sus objetivos, en beneficio de los que no tienen nada.

Ecuador ha padecido con la presencia y accionar de grupúsculos políticos carentes de ideologías y factibles programas de gobierno, pero eso sí, hábiles en anunciar ofertas mágicas, y hoy, unos de esos audaces salen de sus madrigueras en busca de nuevas oportunidades, otros se mantienen alejados del ruedo, disfrutando de las ganancias de la política como negocio. Ejercitan maniobras para reingresar en la contienda partidista. Allí, unos cuantos que quedan del ex-MPD acostumbrados a manipular a profesores y estudiantes para armar trifulcas callejeras y lograr notoriedad, ahora ya sin fuerza, pretenden volver al dominio del magisterio con su unidad popular, a manera de resurrección, enarbolando griteríos sin sentido, que nadie escucha.

Por sus payasadas, incumplimiento en su programa de gobierno y fallas en la administración, el fundador del PRE perdió la Presidencia y huyó a Panamá y tras 20 años de fuga vuelve al país con la animación de cierta prensa privada que antes le negó su apoyo, ahora con su Fuerza Ecuador y contados amigos de antaño, busca opciones y acomodo para su supervivencia. A manera de recuento, el caso del exmilitar derrotado por sus falsas promesas, nepotismo y hechos de corrupción se agrega a los sobrevivientes, pero grave, sin esperanza de recuperación. Por la traición al pueblo que lo eligió, la era de los Gutiérrez es historia. El eterno candidato regalón, con su Prian, expone tesis de frustrado gobernante y formula acusaciones tardías.

El abrazo fraterno del socialcristianismo y el excandidato perdedor de la bancocracia significó en su momento el compromiso de luchar por el poder, pero en el fondo irradió la decisión de fortalecer la partidocracia, ya en decadencia y casi extinguida. El burgomaestre y el exbanquero no olvidan el acuerdo de librar, en algún momento, la batalla conjunta para defender sus intereses y las de sus aliados.

Por allí todavía retumba la resucitada ID, aliada de la derecha con su exjefe del Comando Conjunto, que no acierta o titubea por donde transitar con sus escasos afiliados; el Avanza con su líder en fuga por dudosos delitos, y tantos grupos más que se infiltran entre los de arriba para ser tomados en cuenta. En un país de régimen democrático, como el nuestro, se acepta la presencia de grupos políticos, listos a participar como herederos de la partidocracia, pero es indispensable considerar requisitos éticos y capacidad intelectual de sus integrantes para contribuir al fortalecimiento de la actividad política y que no se conviertan en penoso estorbo. (O)

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