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El Telégrafo
Fander Falconí

La manzana de la evasión

08 de noviembre de 2017 - 00:00

Solo faltaba un comercial de televisión que dijera: ‘¿Cansado del infierno tributario? Nosotros le llevamos al paraíso’. Pero este servicio no se anunciaba en público, sino por recomendaciones. Appleby, bufete de abogados y contadores, entre otros, inventaba empresas falsas para que sus clientes no pagaran impuestos. El despacho Appleby es el eslabón perdido entre los ‘Panama Papers’ y los ‘Paradise Papers’.  

No hace mucho se hablaba en los medios de los ‘Panama Papers’. Este mes, acaban de revelarse los ‘Paradise Papers’, quizá la investigación más exhaustiva del tema (13 millones de documentos que abarcan 70 años). En estos descubrimos famosos depositantes de paraísos fiscales, como un actual presidente latinoamericano, Isabel II, Madonna… miembros de los Legionarios de Cristo en México. Y está el caso estadounidense. A pesar de que Donald Trump usó el lema ‘America First’ (Primero Estados Unidos) en su campaña presidencial, varios de sus cercanos colaboradores y hasta su yerno han depositado enormes sumas de dinero en paraísos fiscales.

En Ecuador, los ‘Panama Papers’ desenmascararon a varios exfuncionarios públicos y a empresarios privados. Los nuevos papeles, ‘Paradise Papers’, parecen apuntar al mundo del fútbol. Lo fuerte, sin embargo, según informan los medios de comunicación, parece que está en una aseguradora suiza, Paralife, que estaría vendiendo en Ecuador y Perú pólizas de vida cuyos reclamos se cobran en paraísos fiscales. Paraíso perfecto: los herederos de los más ricos no pagan impuestos de herencia.

Hay que aclarar que hay otras formas de evasión tributaria: subfacturación de importaciones y empresas fantasmas. Entre 2010 y 2016, el Servicio de Rentas Internas (SRI) reporta que 512 empresas fantasmas han emitido facturas falsas por $ 2.100 millones, provocando un perjuicio al Estado por $ 655 millones. Desde 2016 se recuperaron $370 millones.

La gran estafa que realizan estos evasores al Estado (y en último término al pueblo) puede detenerse o al menos reducirse al máximo. El Estado debe regular la economía, dando espacio y hasta incentivos a los buenos empresarios. Pero nunca debe dejar de regular, porque entonces aparecerán los aprovechadores y la sociedad será la perjudicada. No puede un Estado dejar de invertir en salud y educación, hasta si miramos desde el punto de vista empresarial. Porque la gente sana y educada es la que va a producir y a consumir. Y justo son esas inversiones, salud y educación, las primeras perjudicadas cuando no se cobran impuestos.

La economía es demasiado importante como para dejarla en manos del mercado. La economía no se autorregula. La tendencia a la monopolización de los mercados capitalistas, los efectos sociales y ambientales no deseados de la producción y el consumo, la falta de información provocada por la apropiación del conocimiento y los pactos colusorios entre agentes económicos requieren la intervención del Estado para promover el bienestar colectivo.

Moraleja: Sin regulación, hay más evasión. Y… los evasores no tienen bandera. (O)

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