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El Telégrafo
Juan Montaño Escobar

La madre de Augusto nos importa

05 de octubre de 2016 - 00:00

El futbolista del Barcelona S.C., Damián Díaz, tiró esta violencia a la cara del hermano Augusto Aragón: “negro la concha de tu madre, ladrón hijo de puta”. El entrecomillado proviene del periódico electrónico ecuadorinmediato.com  del sábado 1 de octubre de 2016, aunque se publicó en la columna Fútbol inmediato, el 29 de septiembre de 2016, a las 18:30. La frase está en el informe arbitral de Carlos Orbe. A las comunidades negras y a este jazzman les importan madre e hijo. Correcto, pensamos en el cimarronismo Black Lives Matter (las vidas negras importan) y en la impunidad del agresor verbal que deja vía libre para escalar más agresiones racistas en esa inmensa caldera de emociones que es el fútbol. Que nadie de aquí a La Trinitaria, Playa de Oro y hasta Tombuctú se quede sin opinar. Como dice el maestro Juan García la palabra cimarrona está suelta. ¡Hablemos!

Al abogado de lo peor, Álex de la Torre, presidente de la comisión disciplinaria (¿¡!?) de la FEF deja este terrorífico palo de gallinero: “no se puede tipificar como racismo porque el árbitro es de raza negra”, publicado por diario El Comercio, página electrónica, del 29 de septiembre de 2016, a las 13:26. Se viven tiempos de cambios o buscando un enredo filosófico Casa adentro: son otros tiempos, pero los signos mienten a las comunidades negras. El racismo se adapta al cambio de época, se sofistica, rechaza disculparse en trueque perverso porque el racista de ocasión, Damián Díaz, es una star-system del territorio futbolero. La procacidad convertida en estado de opinión. Aquello explica los insultos a la asambleísta Alexandra Ocles y los inefables Tíos Tom en camiseta amarilla; caramba, que hable la institución del Astillero y exprese su acuerdo (o desacuerdo) con los dichos.

El racismo en su versión más chúcara es uno de los resultados de la mala educación ecuatoriana (las mejoras evidentes aún no alcanzan), Malcolm X pone el tema en cuestión: “Y el simple hecho que uno tenga colegios y universidades no significa que tenga educación”. Se entiende, educación liberadora e intercultural. Los antirracistas somos minoría. Todavía. El vómito blanco de Álex de la Torre o la actitud desafiante de Damián Díaz preocupa y debería preocupar al ministro Augusto Espinosa (acuérdese del programa de Etnoeducación), a la totalidad del magisterio ecuatoriano y al gremio de futbolistas. Así como nos importa Augusto Aragón y su Madre (obligada la mayúscula), estas líneas son una minúscula expresión de solidaridad. Y con la hermana Alexandra Ocles.

Ahora Casa adentro, decisión cimarrona: afición a ese equipo de fútbol o la infinita pampa de dignidad individual y colectiva; la simple elección nos vuelve humanos y en ejercicio pleno de nuestra ciudadanía. Este acto de racismo es la oportunidad para definir eso de ‘negro’ o ‘afro’ en comunidad de intereses políticos, en un nosotros únicos y diversos (mujeres y hombres) o en Black Lives Matter raíz ecuatoriana. (O)

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