Me sorprendieron las declaraciones, en rueda de prensa, de Juan Fernando Velasco y un grupo de músicos y cantantes (Fausto Miño, Douglas Bastidas, Fernando Pacheco, Renato Zamora, entre otros), quienes afirmaron que con el veto parcial del presidente Correa al artículo 573 del Código Ingenius “la industria (sic) de la música desaparecerá”. Nada más falso. La industria de la música no solo que no desaparecerá, sino que -por el contrario- se consolidará y aumentará, pues el Código garantiza precisamente esos derechos autorales.
Pero, ¿qué contiene el veto parcial al artículo 573? Como dice el propio Juan Fernando: “En el texto original, aprobado por la Asamblea Nacional, se decía que ‘previamente’ se cancelarán los valores correspondientes al uso de derechos de las canciones en cualquier espectáculo público”. El veto eliminó la obligación de cancelar previamente. Y los artistas sostienen que, por tanto, esos pagos ya no se podrán recuperarse. Lo cual también es falso.
La Sociedad de Autores y Compositores de Ecuador, (Sayce) es -¿era?- la única entidad que gestiona esos cobros. Para esto, Sayce acudía a los conciertos a solicitar esos pagos. En caso de no hacerlo, a través de la Intendencia de Policía prohibía su realización.
Sayce es una entidad privada con fines de lucro y con un historial más bien sombrío. Y a pesar de que ha mejorado, continúa siendo muy ineficiente, con gastos administrativos excesivamente altos y con pérdidas anuales de casi medio millón de dólares, de acuerdo a sus propios balances.
Tampoco es cierto que Sayce sea la administradora del 99% de las canciones que se ‘entonan’ en los conciertos. Ni de lejos. Y tampoco es cierto que todos los músicos, autores y compositores sean socios de Sayce. Es más, la mayoría no son socios y ni les interesa serlo.
El veto parcial generará -porque se elimina una traba- que los empresarios y productores organicen más conciertos. Y si hay más conciertos, habrá mas ingresos para los artistas nacionales. Es más, con la aprobación de la nueva Ley Orgánica de Cultura, los municipios tienen ahora la obligación de destinar el 50% de su presupuesto para espectáculos a la contratación de artistas nacionales. El no pagarse previamente no quiere decir que no se cobre luego. Juan Fernando -además- señaló que “el Presidente está mal asesorado”. Y lo que es peor: “El Presidente seguramente no sabe lo que le han hecho firmar”. Tamaño despropósito. Tantas reuniones con el Jefe de Estado y no le alcanzó para conocerlo. Además, los cantantes olvidan que el Presidente es colegislador y tiene todo el derecho para vetar parcial o totalmente una ley. Además, si hay alguna ‘imprecisión’ se puede resolver en el respectivo reglamento.
El veto presidencial no vulnera ningún derecho de los autores y artistas ecuatorianos. Lo que se elimina es un privilegio, el de Sayce. Los autores podrán ahora cobrar, incluso, con pleno derecho, tarifas más altas que la tabla impuesta por Sayce. Y podrán cobrar el monto total de los recursos que legítimamente les corresponde. Y no solo en Ecuador sino también en el extranjero. Un ejemplo muy decidor; en 2015 Sayce recaudó en el exterior $ 55.000 y pagó a autores extranjeros mas de $ 1’600.000.
Así, no solo que no desaparecerá la industria de la música, sino que se vigorizará con más conciertos, más espectáculos, más shows. Y no solo de pop, sino de todos los otros géneros musicales. Así que ¡Viva la música!, como decía Andrés Caicedo. (O)
