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El Telégrafo
Alfredo Vera

La hora del cambio

25 de abril de 2017 - 00:00

Después de una intensa campaña política agresiva y beligerante, finalmente el pueblo ecuatoriano encontrará el camino hacia la paz, la conciliación y la fraternidad, bajo un nuevo liderazgo, el de Lenin Moreno y Jorge Glas.

Ellos, que han vivido en carne propia la situación anómala engendrada por la politiquería barata que, como es del caso, han venido padeciendo el fruto del odio visceral con acusaciones que han carecido por completo de prueba alguna que justifique la agresividad de los adversarios negativos de turno, que han dado mala imagen a las fuerzas sociales del Ecuador.

La enseñanza de lo ocurrido en el pasado, deja una huella imborrable en personas que han cumplido con honor el compromiso de participar en una contienda de esa naturaleza.

Los candidatos de Alianza País han dinamizado un lenguaje convocante extendiendo la mano para abrir el dialogo y la comprensión del momento que vive el País y, es de esperar que quienes se beneficien de esa convocatoria tengan la hombría de bien de acoger con beneplácito el cambio en la conducta de quienes en su momento fueran víctimas de la incomprensión y del fanatismo insano. En su participación en esta prueba que acaba de vivir el Ecuador sus componentes han tenido la sensibilidad de abrir esa mano para estrecharla amigablemente y sin revanchismo alguno dando una demostración que involucra el cambio al que hemos hecho referencia.

En los países de América Latina ha sido, para bien o para mal, según las épocas, una escuela ilustrativa para poner en vigencia una enseñanza noble que enriquece un historial de esta característica. Es muy corto el proceso que sirve de ejemplo a la secuencia aleccionadora de la vida pública en nuestro continente, sin embargo, su devenir en el tiempo ha dado suficientes experiencias, que sirvan de referencia para otros estados de la región.

El binomio que terminó triunfante en los recientes comicios, tendrán clara conciencia de los pasos que van a dar para dignificar el qué hacer en circunstancias paralelas.
Si nuestros gobernantes quieren diseminar una apertura a la comprensión de la problemática económica, social, cultural, de salubridad, productiva y estractivista, el terreno está abonado para una fecunda realización.

En la década precedente, países de nuestro continente han experimentado vivencias de variada índole, tanto como para nutrirse de múltiples manifestaciones.
Estamos en la mitad del mundo y desde allí podemos irradiar a todos los confines de la tierra ejemplos en algunas materias que serán dignas de analizar y valorar.
Esto mismo, constituye un desafío que podrá servir de ejemplo, en lo positivo o en lo negativo, de las vivencias populares. Ha llegado la hora de no desperdiciar una oportunidad que el mismo proceso político nacional nos ha permitido el privilegio de mostrarnos como experiencia ante el mundo.

Nadie, en particular, puede ignorar el desafío que esta realidad nos permite vivir. Seamos dignos de ese noble papel que le toca procesar a los ecuatorianos. Tengamos la grandeza, si es del caso, de servir de campo de experimentación para otras naciones hermanas.    

Después de una intensa campaña política agresiva y beligerante, finalmente el pueblo ecuatoriano encontrará el camino hacia la paz, la conciliación y la fraternidad, bajo un nuevo liderazgo, el de Lenín Moreno y Jorge Glas.

Ellos, que han vivido en carne propia la situación anómala engendrada por la politiquería barata que, como es del caso, han venido padeciendo el fruto del odio visceral con acusaciones que han carecido por completo de prueba alguna que justifique la agresividad de los adversarios negativos de turno, que han dado mala imagen a las fuerzas sociales de Ecuador.

La enseñanza de lo ocurrido en el pasado deja una huella imborrable en personas que han cumplido con honor el compromiso de participar en una contienda de esa naturaleza.

Los candidatos de Alianza PAIS han dinamizado un lenguaje convocante, extendiendo la mano para abrir el diálogo y la comprensión del momento que vive el país, y es de esperar que quienes se beneficien de esa convocatoria tengan la hombría de bien de acoger con beneplácito esta conducta del binomio ganador, que en su momento fueran víctimas de la incomprensión y del fanatismo insano.

En su participación en esta prueba que acaba de vivir Ecuador, sus componentes han tenido la sensibilidad de abrir esa mano para estrecharla amigablemente y sin revanchismo alguno, dando una demostración que involucra el cambio al que hemos hecho referencia.

Para los países de América Latina, Ecuador ha sido, con esta convocatoria, para bien o para mal, una escuela ilustrativa, un ejemplo que pone en vigencia una enseñanza noble que enriquece el espíritu de los habitantes de esta zona. Aunque aún es muy corto el tiempo transcurrido y habrá que ver la respuesta y aporte al proceso de desarrollo, de parte de los detractores convocados, sin duda la iniciativa servirá de ejemplo, de referencia para otros Estados de la región.

Nuestros flamantes nuevos gobernantes quieren diseminar una visión de apertura a la comprensión de la problemática económica, social, cultural, de salubridad, productiva y extractivista. El terreno está abonado para una fecunda realización. La palabra la tiene la oposición. (O)

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